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"El proceso de integración en el barrio y con los vecinos de Amara está dando su frutos".

"El proceso de integración en el barrio y con los vecinos de Amara está dando su frutos".Foto: ruben plaza

Donostia. Lo suyo es pura vocación social. Pottoko habla con entusiasmo sobre la labor que desempeñan en el Aterpe, así como sobre el trabajo conjunto con los vecinos de Amara para evitar conflictos y favorecer la convivencia y la integración de las personas que atienden en el centro.

¿Qué balance hace ahora que se cumplen casi dos años del traslado del Aterpe de la Parte Vieja a Amara?

El balance es muy positivo. Sin duda, el traslado supuso una mejora de las instalaciones y los participantes que acuden al Aterpe agradecen ser atendidos en un lugar digno. Se ha elevado el número de personas que vienen al servicio de comidas, pero afortunadamente los ingresos que proceden de las donaciones privadas no se han reducido.

La nueva ubicación no estuvo exenta de polémica. ¿Los vecinos siguen mostrando su rechazo a tener el centro cerca de su casa?

A nivel de vecinos, está habiendo un proceso conjunto de integración que está dando sus frutos. De hecho, tengo que destacar que tenemos voluntarios del barrio y algunos vecinos aportan alimentos. Creo que hemos hecho ver que no solo nos preocupan las personas que atendemos dentro del Aterpe, sino también de la situación que se genera fuera. En ese sentido, hacemos anualmente una jornada de puertas abiertas para que los vecinos y los donostiarras en general conozcan cómo trabajamos, cuál es la labor que desarrollan los voluntarios y también escuchamos sus críticas constructivas.

Hace un mes vecinos de la Parte Vieja comenzaron a recoger firmas en contra de la apertura de un comedor social. Proyecto que aún está sin definir. ¿Qué se puede hacer para evitar estas reacciones y alarmismos?

Si hay algo que me cabrea son los problemas con los vecinos y los comentarios descalificativos. Lo que se debe impulsar es una educación en valores, tanto en las escuelas como en la sociedad. Es importante que aprendamos a empatizar con el sufrimiento de los demás, porque todos podemos pasar por situaciones difíciles. Nadie está libre.

Y menos ahora que se está viendo las orejas al lobo con la crisis...

Es cierto. La crisis está golpeando fuerte, pero tengo que decir que a raíz de la crisis está acercándose más gente interesada en colaborar. La gente está cada vez más sensibilizada, quizá porque hay más conciencia de que el problema no está tan lejos como uno creía. Pero, insisto, no estamos en una crisis de voluntariado.

Hábleme de su trayectoria personal. ¿De dónde le viene esa sensibilidad social y espíritu solidario?

Es una inquietud casi innata. Siempre he sido voluntario. Desde la infancia, recuerdo que ya vendíamos pan para recaudar dinero y poner películas para los chavales del barrio. Ya en mi época de estudiante me formé en Maestría Industrial, conseguí un trabajo en una buena empresa, pero no me sentía realizado y lo dejé. Necesitaba algo que me hiciera sentir satisfecho y en paz. Y lo encontré en el trabajo social. Me formé en Madrid y estuve trabajando varios años en Bilbao, en las Cortes.

¿Qué es lo mejor y lo peor que destacaría de los más de 20 años que lleva trabajando en el Aterpe?

Lo peor es ser espectador del proceso degenerativo de personas que acuden al Aterpe. Y lo mejor, el día a día, compartir y lograr objetivos de forma conjunta. Porque la persona que viene aquí, tiene que ser la protagonista de su propio recorrido personal

¿Si volviera a nacer cambiaría algo de su vida o qué le gustaría hacer?

Ojalá estas estructuras no tuvieran que exitir. Yo no creo que tengan que existir los pobres. No creo en un sistema de pobres y ricos. Pero respondiendo, creo que me vería haciendo algo en lo que me sintiera útil. Y de cambiar algo, siempre he dado mucha importancia al trabajo y quizá otras parcelas de mi vida las he descuidado un poco. Creo que cambiaría algo en ese sentido.

¿Qué sueño le gustaría cumplir?

Me gustaría vivir otras experiencias humanas que me enriquezcan, viajar. No descarto hacer trabajo social en Latinoamérica, pero no de momento. Mi filosofía de vida es "vive coherentemente en pro de una sociedad más justa".