Donostia. El Gobierno Vasco se comprometió ayer a estudiar el proyecto presentado en 2010 para reformar el puerto donostiarra. Los arrantzales mantuvieron una reunión con los nuevos responsables del Ejecutivo autonómico, para reclamarles que retomen el plan comprometido que, sin embargo, no llegó a ejecutarse.
Precisamente al hecho de que el proyecto se haya quedado en un cajón achacan los arrantzales el cierre forzoso de la cofradía, que el 31 de diciembre tuvo que echar el cerrojo ante una situación económica insostenible. Con el proyecto de reforma, en cambio, los arran-tzales consideran que los ocho barcos donostiarras y 50 profesionales del sector pueden tener garantizada su continuidad.
El proyecto en cuestión plantea una inversión de cinco millones de euros por parte del Gobierno Vasco que se destinarían a algunos cambios en las dársenas y, sobre todo, a reformar el edificio del Portaviones, que se convertiría en una especie de centro de interpretación de la pesca. Así, tanto los donostiarras como los turistas podrían acceder a él y conocer la realidad de los arrantzales. Incluso, se plantea que puedan acudir a las subastas de pescado.
Compaginando la actividad pesquera y estos nuevos ingresos que podrían provenir del turismo, la cofradía del puerto donostiarra cree que es posible garantizar el futuro del sector. Por eso denuncia que, después de comprometerse a ejecutar el plan, los anteriores responsables del Gobierno Vasco lo dejaran morir en un cajón.
De ahí que, tras las elecciones y el cambio de Gobierno, pidieran una reunión urgente con los nuevos mandatarios de Lakua, con el fin de pedirles que retomen el proyecto. La cofradía confía en que su cierre sea temporal y, si se reactiva el proyecto, pueda volver a funcionar.
De momento, tras el encuentro de ayer con el viceconsejero de Agricultura y Desarrollo Rural, Bittor Oroz, lograron su compromiso para volver a reunirse también con los nuevos responsables de Puertos y estudiar el proyecto. "Nos han dicho que están dispuestos a trabajar", confirmó ayer Iñaki Arbide, de la Cofradía donostiarra.
Mientras, los ocho barcos, con ayuda de la Federación Guipuzcoana de Cofradías, continúan faenando y mantienen su base en la ciudad, aunque deben acudir a otros puertos para vender sus capturas.
A lo largo de estos días la cofradía y los arrantzales han recibido muestras de apoyo y de solidaridad por parte de muchos vecinos y colectivos de la Parte Vieja. También el Ayuntamiento donostiarra ha reclamado al Gobierno Vasco que actúe para impedir que el sector pesquero desaparezca de la ciudad.