La firma alemana First Class prometía un espectáculo creativo, pasional y que hiciera aflorar los sentimientos del público. Parece que lo consiguió gracias, sobre todo, al color que en algún momento llegó a iluminar hasta el último rincón de la bahía. Verde, rosa, lila, rojo y azul fueron algunos de los tonos que utilizaron los germanos, que comenzaron en el negocio de los fuegos artificiales hace tan solo ocho años. A pesar de su juventud, lograron atrapar a los espectadores donostiarras con un consistente comienzo, con bellas formas y un ritmo germánico. Tal vez, la traca final fue algo corta y muchos de los asistentes se quedaron con ganas de más. Foto: iker azurmendi
Los fuegos de hoy
La casa valenciana Caballer Fx tratará de impactar para volver a conseguir la Concha de Oro que ya logró en 2011