LOS patos de Cristina Enea temen a las gaviotas, dado el repentino interés que han despertado en ellas las crías de ave del parque. Y es que los pájaros carroñeros se están convirtiendo en habituales por los jardines de Egia y ya no es raro verlas perseguir polluelos por los alrededores del estanque.

"El año pasado, solo diez de cada 100 sobrevivieron", afirma Joseba Gurutz de Vicente, miembro de la asociación Haritzalde. Según cuenta, esta es una tendencia que "muy posiblemente" se repita este año también, ya que cada vez son más las gaviotas que se adentran en los entramados del parque en busca de alimento.

"Hace unos años, solo una pareja de gaviotas se acercaba, pero ahora son muchas", rememora De Vicente y añade que, de un tiempo a esta parte, no es inusual "pasar junto al estanque y verlas al otro lado de la orilla". Por lo visto, este comportamiento no es habitual en dichas aves carroñeras, pues acostumbran a ser huidizas y a mantenerse lejos del hombre. "Se han vuelto más tolerantes, se están acostumbrando a nosotros", afirma el biólogo y agrega que, además, es un animal que en los últimos tiempos está cambiando considerablemente sus hábitos: "Es un ave carroñera, pero ahora ha empezado, incluso, a cazar palomas". Si bien es cierto que "de cada 30 intentos, atrapa una pieza", parece haber comenzado a desarrollar unas habilidades de captura desconocidas hasta el momento.

Causas diversas

San Marcos, tala de árboles y reconstrucción del estanque

Y lo cierto es que lo de perseguir patitos no está ayudando a limpiar el buen nombre del pájaro costero. Odiado y repudiado por muchos, no son pocos los que, últimamente, han podido comprobar que las gaviotas no entienden de edad cuando tienen hambre. Aunque algunas voces apuntan al cierre del vertedero de San Marcos, que tuvo lugar en octubre de 2008, como principal causa de que busquen nuevos modos de alimentación que incluyen patos recién nacidos, desde Haritzalde no están convencidos de que ésa sea la verdadera causa.

"Puede ser que tenga algo que ver el cierre de San Marcos, pero creo que está más relacionado con la cantidad de árboles que se han cortado en Cristina Enea en los últimos años", apunta de Vicente. Según cuenta, la gaviota es un ave que no suele adentrarse en lugares frondosos, "porque les tiene miedo". Como consecuencia, la cantidad de ejemplares retirados por el Ayuntamiento con el objetivo de embellecer más el paisaje de sus jardines y de mejorar los caminos del parque habría tenido consecuencia directa en la supervivencia de los polluelos, facilitando la entrada de estos pájaros al parque y posibilitando la caza de crías en sus los primeros días de vida.

Otra de las razones por las que se inclina de Vicente es la reconstrucción del estanque. "El viejo tenía más recovecos", recuerda el miembro de Haritzalde, y asegura que "desde que en 2006 lo restauraran, los patitos han quedado más expuestos".

Desde Haritzalde, Joseba Gurutz de Vicente, ha querido romper una lanza en favor de las poco queridas gaviotas: "Tienen muy mala fama, pero, al final, nosotros somos los que se la ponemos". "No nos gusta ver cómo se cazan polluelos pequeños y bonitos", explica el biólogo, aunque no teme afirmar que "es algo totalmente necesario".

Según la asociación naturalista, por muy duras que resulten las cifras, "las gaviotas están contribuyendo a mantener controlada la población de patos" y, de no ser por ellas, habría mucha mayor cantidad de gansos en las inmediaciones del parque y parte del Urumea. Si esto se hiciera realidad, los que "correrían grave peligro serían los anfibios de las aguas donde acostumbran a estar, que bastante riesgo ya corren de por sí en Cristina Enea".