Al pasar por el paseo de Zorroaga o por la avenida de Barcelona ya se vislumbran los primeros árboles que rodearán el nuevo espacio verde de Riberas de Loiola. La primera fase de las obras del Jardín de la Memoria está a punto de concluir, y ya se distinguen los espacios y formas que tendrá el nuevo pulmón verde. Sólo falta, precisamente, ese verde del césped que, junto con el blanco de las plantas, dará color al nuevo espacio.

Aunque en un principio el proyecto de este Jardín de la Memoria abarcaba 3,4 hectáreas de terreno y sobrepasaba las vías del ferrocarril, finalmente, a la espera de lo que suceda con su cubrimiento, el Ayuntamiento decidió ejecutar, al menos, esta primera fase del parque. Se extiende, concretamente, en el espacio situado entre la nueva iglesia de Iesu (también se inaugurará esta primavera), el paseo de Zorroaga, el límite que marca el ferrocarril y la avenida de Barcelona. Son 2,2 hectáreas de terreno que han sido diseñadas por Lur Paisajistak.

Ya se han construido, por ejemplo, las pistas deportivas en la zona más cercana a Zorroaga, una demanda de los vecinos para contar con un espacio deportivo público en el barrio. También se ha levantado una pasarela en la zona más cercana a la iglesia para salvar el desnivel entre la entrada al templo y el piso inferior, donde se abrirá un Super Amara. Estos dos elementos se añadieron al proyecto inicial del parque que, por lo demás, mantiene las principales características definidas por Lur Paisajistak desde un inicio.

Para empezar, los colores verde y blanco serán su seña de identidad y, para eso, se tendrá el cuenta el calendario de floración de las plantas para intentar que haya todo el año flores blancas que combinen con el césped y la vegetación verde.

Además, ya se han formado las lomas del perímetro que contarán con plantación más densa y que pretenden aislar el centro del jardín del ruido del tráfico de coches y trenes que rodean el parque. Los montículos actuarán como barreras sonoras y, también, visuales, para que el paseante pueda escaparse de la realidad de hierro y asfalto de los alrededores.

Dentro del parque han dibujado trazados curvos y un gran círculo central, que tendrá reminiscencias de los jardines japoneses. El objetivo estético del parque es simbólico y memorial y quiere convertirse en un espacio de paz, de ahí que también el mobiliario seleccionado sea sencillo sin romper la armonía de todo el conjunto.

Todo ello podrá empezar a disfrutarse en breve, en cuanto concluyan las obras que han contado con una inversión de algo más de 2,6 millones de euros.