Duración: 1 horas y 53 minutos.

- Nueve veces, como las letras que contienen la palabra Melbourne, ha levantado Novak Djokovic el trofeo de campeón del Abierto de Australia. Son la mitad de sus títulos de Grand Slam y la mayor dominación de un jugador después de la que ejerce Rafa Nadal en Roland Garros. Daniil Medvedev tuvo la oportunidad de quebrarla, de dar ese salto de calidad que se sigue esperando, pero, como le advirtió el serbio, "aún tiene que mover el culo". El ruso y todos los demás porque Stan Wawrinka en la final del US Open de 2016 es el último jugador que ha podido ganar la final de un grande a uno de los miembros del Big Three. La que se llevó Dominic Thiem el año pasado en Nueva York fue ante Alexander Zverev en un torneo que Nadal y Federer no jugaron y en el que Djokovic se fue antes de tiempo por pegar un pelotazo a una juez de línea.

Lejos de remitir con el paso de los años, esa carrera algo más que legendaria por ser el mejor de la historia en los Grand Slams se mantiene. Djokovic ya lleva 18 y queda a dos de sus dos compañeros en esa trinidad que no tiene parangón con ningún otro deporte. El de Belgrado se convertirá en un par de semanas en el jugador que más semanas ha permanecido como número uno del mundo, por eso asegura que de aquí en adelante "mi gran objetivo será ganar más títulos de Grand Slam y todos mis esfuerzos estarán centrados en ello. No me siento cansado, pero debo racionalizar mis esfuerzos y ajustar mi calendario".

En esa carrera que Djokovic considera "apasionante", aún no hay sitio para otros. "Roger, Rafa y yo sabemos sacar nuestro mejor tenis en las grandes citas y tenemos la experiencia de lo que hay que hacer en situaciones límite. Quizá tengamos algo que ellos todavía no poseen. Creo que es cuestión de tiempo que den el paso, pero solo espero que aún se demoren", comentó el campeón tras vencer a Medvedev en una final en la que quedó claro de nuevo su control táctico y su capacidad para entender cuándo es el momento de ir decididamente a por su rival.

Medvedev tuvo que rehacerse a un 3-0 inicial, llevó el primer set hasta un 5-5, y logró una rotura en el primer juego del segundo set, pero su resistencia careció de filo, de determinación. Los puntos eran duros, pero empezaron a caer del lado de Djokovic, quien empezó a cambiar direcciones y alturas y, además, se apoyó en un excelente servicio que le ha dado muchos puntos gratis en este Abierto de Australia y su resto, el mejor del circuito, le sacó de los apuros que fue encontrando.

Igualando ese break de forma inmediata, el tenista serbio puso la directa en una final que duró menos de lo esperado y que coronó de nuevo a Novak Djokovic, que reconoció que le sirvió para callar alguna bocas. "Se ha sido injusto conmigo criticándome cuando no se sabían muchas cosas, pero no es la primera vez. Ganar el torneo es mi respuesta a todos los que lo han hecho", dijo con sinceridad un jugador que hace unos días parecía sufrir una lesión limitante, "que no era fingida". La respuesta de Djokovic ha sido grabar un documental en el que todo quede reflejado y, sobre todo, ganar otro Grand Slam, "emocionalmente, el más difícil de todos los que he afrontado por todo lo que hemos tenido que afrontar y estamos afrontando". "Ganar en Wimbledon era mi sueño de pequeño, pero ahora puedo decir que Rod Laver es la pista", aseguró un tipo que acumula 18 grandes, nueve en Australia en nueve finales disputadas, pero que aún no está saciado. Porque él siente que lucha por algo aún más importante, lucha "por ir más allá de nuestros límites".

"Ganar en Wimbledon era mi sueño de pequeño, pero ahora puedo decir que Rod Laver es la pista"

Tenista