maginen que el estadio de Anoeta alberga un partido de fútbol entre el Manchester City y el Bayern de Múnich. Que las pistas del Tenis donostiarra, en Ondarreta, acogen un duelo entre Nadal y Djokovic. O que Fernando Alonso y Lewis Hamilton se montan un pique de karts, un día de estos, en el circuito de Olaberria. Hablamos de ciencia ficción, cierto. Tan cierto como que dicha ciencia ficción, trasladada a la realidad, gozaría entre nosotros de un tirón incalculable. Y no. No proceden aquí las distinciones entre deporte masculino y femenino. Se trata de deporte, a secas y con mayúsculas. Un deporte que el pasado domingo celebró en Gipuzkoa un evento de primerísimo nivel mundial.

A eso de la una del mediodía, sobre el asfalto de la carretera que sube al Santuario de Arrate, andaban dándose mamporros ciclistas Anna Van der Breggen, Annemiek Van Vleuten y Elisa Longo Borghini, quienes completarían por este orden el podio del III Eibarko Hiria Sari Nagusia. El espectáculo que ofrecieron, sin embargo, terminó pasando más bien desapercibido para el gran público. El aficionado txirrindulari conoce bien cuál es la dimensión de los tres nombres citados. Pero, si hay algún despistado que haya caído por estas líneas, la captará con un simple vistazo a las dos fotografías adjuntas. Una de ellas corresponde a este fin de semana (arriba), al mencionado podio de Eibar. La otra (abajo), mientras, rebobina al pasado septiembre y plasma el resultado del Mundial de Imola. Sí, las protagonistas son las mismas.

Detéctese en el presente texto un tono crítico al que cabe poner por delante el prefijo “auto”. Periódicos, radios, televisiones... Todos o casi todos cometimos el mismo error. Tenemos la suerte de vivir en un territorio cuyos sábados y domingos se ven inundados por competiciones de todo tipo y condición. Pero esto no quita para, llegado el caso, medir la magnitud de las mismas y obrar en consecuencia. Lo del otro día en Arrate fueron palabras mayores. Significó una carrera que mereció mucha mayor repercusión. Y supuso una oportunidad perdida para enganchar a la gente a una disciplina, el ciclismo en su vertiente para féminas, que encara a mi juicio un importante y positivo punto de inflexión.

¿Por qué? Pues porque si de algo ha carecido durante estos últimos años ha sido de alternativas. Un grupo muy reducido de buenísimas ciclistas lo ha dominado con tiranía, ejerciendo las citadas Van der Breggen y Van Vleuten de puntas de lanza. Y esto ha resultado en situaciones como la de nuestra Ane Santesteban, quien figura entre las diez mejores del mundo cuando la carretera se pone cuesta arriba y sin embargo solo acredita un triunfo como profesional, el Estatal de 2013. El panorama apunta a cambiar. Para empezar, Van der Breggen ha anunciado ya que esta es su última temporada en activo. Para continuar, Van Vleuten cumplirá en octubre 39 años. Y, para completar el cóctel de la ilusión, podemos citar ese aire fresco que aportan las nuevas generaciones inspiradas por el dúo neerlandés y que simboliza la danesa Uttrup Ludwig, por nivel (este curso le está costando más) y sobre todo por carisma.

El próximo 31 de julio, la Clásica de San Sebastián apunta a vivir su última edición femenina, ya que, en 2022, la prueba se verá relevada por una Itzulia dividida en etapas. Seguro que este verano las rampas de Igeldo se colman de aficionados para apoyar a chicos y chicas. Seguro que los medios nos volcamos con ambas carreras. Pero quedará la duda de cuánto de importante ha sido para ambas circunstancias el tirón de la prueba masculina. Despejemos esa incógnita, para bien, el año que viene. Ante esa Itzulia. Ante la cuarta edición del Eibarko Hiria. Ante cualquier oportunidad que se nos presente. Porque, por tener, tenemos hasta un nuevo y emocionante proyecto de cantera recién iniciado por la Fundación Euskadi. A ver si aprendemos de esta.

Un detalle... las grandes perdedoras de la pandemia

Cada territorio, cada región, cada país, tiene sus propias reglas sanitarias. Y la pandemia ha golpeado de forma distinta según qué zonas. Así que demos por buenas todas las decisiones que se hayan tomado sobre la celebración o no de determinadas carreras. Pero si nos ceñimos a la vertiente meramente deportiva del asunto, ha quedado claro que las pruebas aplazadas durante los pasados meses de febrero y marzo han salido muy perjudicadas respecto a las que sí se disputaron. En Francia, por ejemplo, la Estrella de Besseges o el Tour de la Provence gozaron a finales de invierno de participaciones de lujo, muy por encima de lo habitual, gracias a que se pospusieron las citas de Comunitat Valenciana, Andalucía o Algarve. Estas, mientras, han perdido toneladas de nivel, una vez reubicadas en abril o mayo.

...y un nombre propio: igor arrieta, la primera victoria de muchas

La estaba rondando y la consiguió el domingo, muy cerquita de casa. Se llama Igor Arrieta y todos aquellos que siguen el calendario sub-23 tienen su nombre subrayado en rojo y marcado en fluorescente. Este chaval de Uharte Arakil es hijo de José Luis, exciclista y actual director deportivo del Movistar, y a sus 18 años debuta en la categoría esta temporada, ofreciendo unas prestaciones sobresalientes. Había pegado al palo en Estella (tercero), Amorebieta (tercero), Valenciaga (segundo) y Santikutz (tercero), peleando con rivales de mayor experiencia y, sobre todo, dando la impresión de que su primera victoria era solo cuestión de tiempo. De un tiempo corto. Estrenó el casillero a solo trece kilómetros de su localidad natal, en la prueba de Iturmendi. Y todo apunta a que el triunfo fue solo el primero de muchos.