donostia - En plena transición entre temporadas, con los corredores terminando su descanso y comenzando a asomar de nuevo sobre el asfalto, el ciclismo profesional guipuzcoano echa el cierre a una campaña más que positiva en cuanto a resultados deportivos. El pelotón ha contado con un total de doce representantes del territorio, y el curso se ha saldado con un total de nueve victorias. La cifra puede parecer escasa a botepronto pero, analizada en base a términos de contexto competitivo y de calidad de los éxitos, habla de una campaña digna de un notable alto. El año, además, se ha visto aderezado por la emotiva despedida de Markel Irizar en la Clásica San Sebastián, convertida en una fiesta que puso en valor la larga trayectoria del oñatiarra.

los triunfos Por una simple cuestión de categoría, tres son las victorias guipuzcoanas que destacan por encima del resto. Concretamente, las tres que tuvieron lugar en pruebas del World Tour. Inauguró la cuenta Ion Izagirre adjudicándose la dura etapa final de la París-Niza, cuya general se le torció de inicio. Repitió el de Ormaiztegi un mes después, ganando la clasificación general de la Itzulia. Y redondeó el curso el éxito de Mikel Iturria en la Vuelta a España, emocionante por el calado del triunfo y por su contexto: con el maillot del Euskadi Murias, en casa y culminando una cabalgada en solitario que el grupo perseguidor no abortó por los pelos. En los escalones inferiores, mientras, destaca, por el qué y por el cómo, el imponente triunfo de Alex Aranburu en la cuarta etapa de la Vuelta a Burgos. El resto de hitos corresponden también a los citados Ion Izagirre (general de la Comunitat Valenciana) y Aranburu (etapa de la Vuelta a Madrid), además de a Gorka Izagirre (general del Tour de la Provence) y a Mikel Aristi (etapas en Volta a Portugal y Limousin).

de todo un poco Resultados al margen, quizás las noticias más ilusionantes del curso correspondan a la prometedora trayectoria de dos jóvenes ciclistas: Alex Aranburu en primera instancia, y Mikel Aristi un escalón por debajo. Han salido a dos victorias por cabeza, y han destacado por su capacidad para dejarse ver en finales explosivos gracias a su velocidad. El de Ezkio da el salto al World Tour de la mano del Astana, y el bergararra va a intentar confirmar su rendimiento en la Fundación Euskadi. Una caída en mayo, en el Tour de Yorkshire, le ha lastrado este curso, por lo que su paso adelante vestido de naranja puede ser importante. Aristi supo darle la vuelta al contratiempo, algo que desgraciadamente les costó más conseguir a otros ciclistas del territorio este año. Es el caso de Jon Irisarri, accidentado en Itzulia y Rhone-Alpes Isère Tour; de Aritz Bagües, a quien una montonera en el Alentejo ha condicionado buena parte de la campaña; e incluso de un Mikel Alonso que ha podido ofrecer un buen nivel en verano, tras dos latosas caídas durante la primavera.

Cuestión de kilómetros El año que viene, la Fundación Euskadi da el salto a la categoría Continental Profesional, el segundo escalón del ciclismo mundial. La noticia es importante, como prueba la escasa cantidad de kilómetros completados en competición por sus ciclistas en 2019, condicionados todos por las limitaciones del calendario. Resulta esclarecedor al respecto que el citado Mikel Alonso y Jokin Aranburu concluyeran el curso como los guipuzcoanos con menos distancia en sus piernas. Afortunadamente, su progresión apunta a verse beneficada por una agenda de carreras mucho más rica en 2020.