BIDASOA IRUN Xoan Ledo; Cavero (4, 1 pen.), Ugarte (5), Zabala (2) Kauldi (4), Víctor Rodríguez (3), Adrián Fernández -equipo inicial-, Sierra (ps), Gey-Emparan (2), Furundarena (2), Julen Mujika (2), Urruzola, Tesoriere, Gorka Nieto (1), Da Silva y Dariel García (1).

(32) Barcelona (16+16):

BARCELONA Pérez de Vargas; Dika Mem (5), Aleix Gómez (2), Petrus, Makuc (4), Ludovic Fábregas, Ali Zein (2) -equipo inicial-, Leo Maciel (ps), Janc (2), Martí Soler, Ángel Fernández (3), Artur Parera (1) Langaro (7), Palomino, Richardson (5, 2 pen.) y Frade (1).

Marcador 4-1, 6-5, 7-8, 8-11, 10-14, 11-16 (descanso); 15-19, 16-22, 18-24, 20-27, 23-28 y 26-32.

Árbitros Jesús y Jorge Escudero Santiuste (Comité cántabro). Excluyeron a los locales Tesoriere y Víctor Rodríguez, y a los visitantes Makuc, Frade y Parera.

Incidencias Artaleku, en torno a 1.100 espectadores. En los prolegómenos del partido, la megafonía anunció la presencia de Tomas Svensson en el banquillo visitante como técnico. El público le regaló la más larga y sentida ovación de la tarde, recordando los muchos momentos de gloria del meta sueco en las porterías del pabellón. Una vez más, calor sofocante en el pabellón de Irun donde se disputó el partido a las 15.00 horas.

- Eso que suele llamarse duelo en la cumbre llegó demasiado pronto en el calendario de la presente temporada. Campeón y subcampeón del pasado ejercicio se encontraban en Artaleku con las fuerzas mucho más desiguales que de costumbre. A la evidente superioridad del Barça plantó cara el Bidasoa con las bajas de Julen Aginagalde y Jon Azkue. A ellos se sumó Rodrigo Salinas, con problemas en un aductor, al que no quisieron forzar. Y como quiera que el tránsfer del último fichaje, Leo Renaud, no llegó a tiempo, los amarillos afrontaron el encuentro con pocas armas para semejante combate. Se trataba por tanto de plantearse retos u objetivos asequibles, más allá del resultado final que fue favorable al conjunto blaugrana (26-32).

Ninguno de los aficionados locales salió descontento del pabellón, resultado al margen, porque su equipo jugó muy bien en muchos momentos del encuentro y obtuvo aplausos suficientes como para reconocerle la actitud y la eficacia. El prometedor inicio del partido (4-1) respondía a los parámetros que el entrenador planteó en la previa. Buena defensa y ataques largos, sin pérdidas que propiciaran las contras azulgranas, que son una de las fortalezas del conjunto de Antonio Carlos Ortega. El Bidasoa fue con ventaja en los primeros parciales y el Barça metió la directa al cuarto de hora (7-7) cuando el cuadro de Artaleku movió el banquillo para que los titulares descansaran y los jugadores más jóvenes dispusieran de minutos ante un equipo muy grande ayudando en las rotaciones.

Cuétara tiró de cinco canteranos, cuyo progreso es notable. Las sensaciones del equipo no fueron negativas pese a la derrota. Todo lo contrario. Con los cruces largos, con la paciencia en el manejo del balón y sin miedo para intentar domeñar al meta Pérez de Vargas (doce paradas), los irundarras cuajaron un partido más que notable, pese a la derrota y a la diferencia que en el descanso (11-16) marcaba el camino del resultado final. El portero internacional volvió a ser decisivo en la suerte del Barça. Al igual que algunos contraataques tras pérdidas o recuperación de balón. El resto, el habitual cañonazo exterior de Dika Mem, autor de los cinco goles en el primer periodo.

La presencia del público en Artaleku aguantó al equipo cuando lo necesitaba. Se sintieron orgullosos del partido de su gente por las dificultades que entrañaba. El conjunto amarillo compitió desde el principio hasta el final y hay pocos reproches que hacerle. Pese a que el tanteador no transmitía emociones, los dos equipos mantenían sus constantes vitales. A falta de diez minutos para el final, ambos técnicos entendieron que era el momento de los menos habituales.

El meta Leo Maciel sustituyó a Pérez de Vargas en el cuadro azulgrana en donde también dispusieron de minutos los menos habituales y algún renqueante. Gorka Nieto, Tao Gey, Eneko Furundarena, Julen Mujika y Julen Urruzola saltaron a la pista en los locales, algo así como David frente a Goliath. Los niños salieron respondones y el Barça vio cómo la diferencia menguaba, porque del 19-26 se pasó al 24-28. Ortega solicitó un tiempo muerto para frenar el desparpajo bidasotarra. Tiró del fondo de armario de los que marcan la diferencia. Todos volvieron a la cancha, por si acaso. Los lanzamientos de Langaro, Richardson y Makuc terminaron por restablecer la situación y llevar el partido al lugar que necesitaban para sumar dos nuevos puntos.

Perder de seis goles ante el campeón de Europa no es para nada desdoro. La pena es el punto que se dejaron en Cangas hace una semana. El equipo que compitió en O'Gatañal, siendo el mismo, no se pareció en nada al que ayer miró de frente al Barça.