os doce equipos que tendrán que disputar la fase final de la Liga ACB, si se disputa finalmente, ya han regresado a los entrenamientos. El Baskonia fue el último y el jueves sus jugadores entraron en la ciudad deportiva BAKH con las oportunas medidas de seguridad para retomar su actividad. Esta vuelta ha sido progresiva, en función de los ritmos de la desescalada en cada territorio y de que las autoridades concedieran los oportunos permisos. El Andorra, que tiene su legislación particular, y el Valencia fueron los más adelantados. En el caso del equipo taronja es, además, el más privilegiado ya que en sus espectaculares instalaciones de l'Alqueria del basket dispone de trece canchas, lo que asegura que cada jugador dispone de una y de su correspondiente vestuario para entrenarse con toda seguridad.

No todos los clubes han podido disponer de su pabellón habitual y, así, el Bilbao Basket está utilizando el Polideportivo de Abusu-La Peña y otros han tenido que arrancar en instalaciones anexas y al aire libre como hicieron el Real Madrid o el Gran Canaria. La normalidad va a tardar en llegar y la incertidumbre es grande por lo que es imposible para los médicos o preparadores físicos establecer una planificación de trabajo ajustada en el tiempo. El límite está en el 31 de mayo, fecha que se ha marcado la ACB para decidir si esa fase final se puede celebrar, dónde y cuándo. Y tampoco está claro qué protocolos se va a seguir hasta llegar a esa fase de concentración.

Txus Vidorreta, técnico del Iberostar Tenerife, advirtió en una charla organizada por la Federación Vasca de que "si el CSD y la ACB obligan a una larga concentración previa, muchos jugadores se van a marchar. Llevan dos meses confinados, muchos sin ver a sus familias, y una semana antes de jugar lo podrían soportar, pero más no".

Cada plantilla también llevará sus propios ritmos, ya que algunos clubes han perdido jugadores por el camino, aunque la mayoría han permanecido pacientemente en sus ciudades de acogida. El Bilbao Basket se quedó sin Tyler Haws, que regresó a Estados Unidos al inicio del confinamiento. Lo mismo hicieron los zaragocistas DJ Seeley y Jason Thompson y el barcelonista Malcolm Delaney. Los cuatro han visto rescindidos sus contratos y ya no jugarán más esta temporada.

Además, han vuelto jugadores cedidos, como el baskonista Arturs Kurucs, y varios equipos siguen a la espera de que algunos de sus integrantes regresen de sus países y de si cuando lo hagan deberán pasar una cuarentena de catorce días, como pretende el gobierno, antes de incorporarse a los entrenamientos con sus compañeros.

Recuperar el contacto con el balón lo han agradecido todos, pero son muchas las dudas que plantea este escenario desconocido que ha planteado el COVID-19. Para estas fechas, el play-off de la Liga ACB ya debía estar en marcha y los clubes estarían trabajando en la próxima temporada. Los seis que vieron acabada su temporada ya pueden ponerse a ello, pero los demás tampoco están parados.

El problema es ya no tanto cómo y cuándo se va a acabar esta temporada, sino qué va a ocurrir con la siguiente. Nadie puede asegurar que las competiciones europeas se vayan a desarrollar como hasta ahora por las probables limitaciones en los vuelos internacionales y aún está por definir el formato de la ACB.

La decisión de que no haya descensos en la máxima categoría y el empeño de la Federación Española de Baloncesto, amparada en el convenio suscrito con la ACB, en mantener los dos ascensos -el Delteco GB es un aspirante a uno de ellos- lleva a una Liga ACB de veinte equipos que nadie de los clubes de la máxima categoría desea, aunque haya fórmulas válidas y conocidas para reducir el número de partidos que, por otra parte, serán durante un tiempo indefinido a puerta cerrada.

Las principales barreras son que con dos participantes más toca menos cantidad a repartir en el contrato televisivo y no están las economías de los clubes para limitar aún más sus ingresos. Y, por otro lado, ampliar la competición puede suponer a su vez que haya más de dos descensos -en teoría, serían cuatro-, algo que los modestos querrán evitar a toda costa. Así no hay manera de anticiparse en el mercado, de cerrar contratos y patrocinios o esbozar los presupuestos, de saber si este anormal regreso a la actividad es pan para hoy y hambre para mañana. Antonio Martín, presidente de la ACB, se mostró optimista ante la disputa de la fase final.

Algunos clubes han perdido jugadores y otros aún esperan el regreso de aquellos que volvieron a sus países por el confinamiento

Cuatro jugadores, dos del Zaragoza, uno del Bilbao Basket y otro del Barcelona, han rescindido sus contratos con los clubes