Conor McGregor ha permanecido durante más de una década siendo una de las figuras más destacadas de las artes marciales mixtas, en concreto de la Ultimate Fighting Championship (UFC), la mayor empresa de la disciplina a nivel mundial. Su estilo agresivo y explosivo, su carisma, sus excentricidades, la capacidad para generar ingresos –llegó a ser el deportista que más dinero ganaba por segundo de actividad– y por supuesto sus resultados –fue el primer luchador en la historia de la UFC en ostentar dos títulos de diferentes categorías de peso de forma simultánea– catapultaron a este luchador irlandés hacia los pedestales más elevados de la popularidad y el éxito. Cada acción de McGregor encontraba su público. Su carrera viajaba en paralelo a una UFC que se erigía en la competición con mayor crecimiento a nivel planetario en las últimas décadas. McGregor y la UFC, cogidos de la mano, llevaron las artes marciales mixtas a otra dimensión.

Además, McGregor albergaba un componente que siempre genera empatía: sus orígenes humildes. Hijo de fontanero, ejerció la profesión de su progenitor, pero sus ingresos fueron complementados con ayudas sociales hasta poco antes de acceder a la UFC. Un sueño americano. 

Sin embargo, una sanción antidopaje ha representado un duro revés para la popularidad de McGregor. No es un resultado positivo por dopaje, pero sí una falta grave que incide sobre su posibilidad de luchar, su imagen y también su legado como estrella de la UFC. The Notorius, que peleó por última vez hace cuatro años, cuando se fracturó la pierna ante Dustin Poirier, ha sido suspendido 18 meses por saltarse tres controles antidopaje. 

El irlandés no proporcionó su localización para las pruebas realizadas sin previo aviso y se saltó tres test biológicos, el 13 de junio, 19 de septiembre y 20 de septiembre de 2024. Estas tres omisiones en un plazo de doce meses constituyen una violación de las normas de la UFC, que contemplan una sanción de dos años, pero la colaboración de McGregor en la investigación ha reducido la pena. Como la sanción es aplicada con carácter retroactivo, comenzó el 20 de septiembre de 2024, de modo que podría volver al octágono el 20 de marzo de 2026, cuando hayan transcurrido cerca de cinco años desde su última puesta en escena. Cabe recordar que el luchador de Dublín cuenta con 37 años. Se asoma al ocaso.

Coincide que la primera de las omisiones fue justo antes del que iba a ser su regreso a las peleas, pactado contra Michael Chandler para el 29 de junio de 2024, pero McGregor renunció al combate por una lesión en un dedo del pie. Ahora la confianza del público, los patrocinadores y organizadores decrece en un momento en el que el peleador irlandés es señalado por un delito sexual. El pasado agosto, los tribunales rechazaron su recurso contra una condena por violación impuesta en noviembre de 2024 por hechos ocurridos en 2018. McGregor quedó obligado a pagar una compensación por daños y perjuicios de 250.000 euros a la víctima.

McGregor busca apoyo político en Trump

Muchas voces hablan del posible regreso de McGregor coincidiendo con el evento de la UFC que el 14 de junio de 2026 se celebrará en la Casa Blanca con motivo del 80 cumpleaños del presidente estadounidense Donald Trump. “El 14 de junio del año que viene tendremos una gran pelea de la UFC en la Casa Blanca… en sus terrenos”, afirmó Trump, que ese mismo día será octogenario. Pero los últimos acontecimientos ponen en tela de juicio la participación del irlandés, quien por otra parte ha provocado admiración en el mandatario americano, reconocido seguidor de la UFC: “Resulta que me gusta tu luchador. Tiene los mejores tatuajes que he visto. Conor es genial. Irlanda siempre ha tenido muchos buenos luchadores. Ya sabes por qué, porque son gente dura”, expresó durante una reunión con el primer ministro de Irlanda, Micheál Martin. 

Hace precisamente apenas un mes, McGregor retiró su candidatura a la presidencia de Irlanda después de meses haciendo campaña para poder presentarse a las elecciones que se celebran este próximo 24 de octubre. El pasado marzo visitó al propio Trump en la Casa Blanca en busca de apoyos. “Consideramos que América es nuestro hermano mayor. Y deseamos ser cuidados por el hermano mayor, ya sabes. Estados Unidos debería cuidar de su hermano pequeño”, proclamó McGregor.

Anuncia un regreso que se daría cinco años después de la última pelea

Sin duda, el evento sería una gran plataforma mediática para un McGregor acusado de falta de popularidad. El irlandés, mientras, ha asegurado que tomará parte en la cita. “Está hecho, firmado. Habrá un período de aislamiento en el que no se contestará el teléfono. Es una operación de seis meses. Se apagará el teléfono y se ejecutará el trabajo”, aseguró tratando de ofrecer muestras de profesionalidad de cara al proceso de puesta a punto, pese a que en los últimos tiempos se ha prodigado más por las alfombras de eventos y discotecas que por los gimnasios. 

La polémica ha precedido a McGregor: en 2019 destrozó un teléfono de un seguidor en Miami Beach y fue denunciado, en 2019 golpeó a un cliente de un bar por negarse a probar su marca de whisky y fue querellado, en 2020 fue acusado de otra presunta agresión sexual en Córcega –desestimada por falta de pruebas–, en 2022 fue acusado de agredir a una mujer en Ibiza –la denuncia fue retirada–, en 2023 noqueó a la mascota de los Miami Heat durante el descanso del partido de baloncesto… Además, se ha proclamado alcohólico y consumidor de cocaína.

Los antecedentes no invitan a pensar que pueda recuperar su nivel

La sanción que ha trascendido estos días dilata en el tiempo el posible retorno de McGregor, lo que a la vez reduce su tiempo en la lucha a un nivel competitivo. Cada año cuenta. Para más inri, los últimos acontecimientos no invitan a pensar que McGregor pueda volver a ser aquel campeón temible. Con un récord de 22 victorias (19 por nocaut) y 6 derrotas, cuatro de sus últimos combates perdidos se produjeron en sus últimas siete peleas; tres de ellas producidas en los últimos cuatro eventos. Cabría sumar en este periodo de declive su derrota ante Floyd Mayweather, duelo pactado en boxeo y considerado el segundo combate que más dinero ha generado en la historia después del Mayweather-Manny Pacquiao, un indicador de lo que un día fue McGregor. La bolsa de premios fue de 300 millones de dólares para Floyd y de 100 para Conor.

Imagen del combate entre Conor McGregor y Floyd Mayweather en Las Vegas en 2017. EFE

El episodio de la sanción podría ser parte de una decadencia inevitable. Pero mientras The Notorius no anuncie su retirada definitiva, podría ser también un punto de inflexión para tratar de recuperarse física y mentalmente en busca del esplendor a fin de detener una caída que puede definir su legado. Las preguntas sobre su devenir son lógicas. ¿Cuánto margen posee para rehacer su leyenda? ¿Qué apoyo tiene tras los últimos sucesos?