El Mundial de atletismo de Budapest dejó ayer una jornada con cuatro finales muy interesantes y vistosas. La más esperada era la de 3.000 metros obstáculos que deparó el previsto duelo entre el marroquí Soufiane El Bakkali y el etíope Lamecha Girma, que se puso en cabeza a falta de unos 1.000 metros y pareció dejar atrás a su gran rival, pero este aguantó y con un cambio prodigioso a falta de 200 metros se lanzó a por el oro, que logró con un tiempo de 8.03:53. Girma fue segundo y el keniano Abraham Kibiwot, pese a sufrir una caída, se hizo con el bronce. El burgalés Daniel Arce corrió de forma muy inteligente, pero se le escapó por poco el puesto de finalista ya que concluyó noveno.

El carisma llenó el estadio magiar con la victoria en el salto de altura de Gianmarco Tamberi, el saltador de la media barba. El italiano refrendó que es un extraordinario competidor y se impuso con 2,36, la mejor marca del año, al estadounidense Juvaughn Harrison, segundo por hacer más nulos. El bronce fue para el catarí Mutaz Barshim, que partía como favorito, con 2,33. Tamberi completó así una trayectoria fabulosa, puesto que es campeón olímpico, mundial y europeo al aire libre y mundial y europeo en pista cubierta.

Faith Kipyegon se impuso en la final de 1.500 metros y privó a la holandesa Sifan Hassan de otro de los oros a los que aspiraba en Budapest. La keniana es la gran especialista de la distancia y con dos títulos olímpicos y el récord del mundo en su palmarés sumó ayer su quinto oro mundial tras mandar en la carrera de principio a fin con 3.54:87. La vuelta final de Kipyegon fue demoledora y a Hassan, que siempre corre muy atrás, no le dio tiempo a remontar y ni siquiera pudo superar a la etíope Diribe Welteji, que se llevó la plata.

La final femenina de lanzamiento de disco elevó la temperatura del estadio como la masculina el día anterior y terminó con una gran sorpresa. La estadounidense Valerie Allman, campeona olímpica, la mejor del año y la única que había lanzado por encima de los 70 metros, lideró la prueba desde el inicio con mucha autoridad, un metro y medio por delante de la mejor de sus rivales con 69 metros y 23 centímetros. Sin embargo, en el quinto surgió su compatriota Laulauga Tausaga desde el sexto puesto para superarla con un lanzamiento de 69,49, que mejora en cuatro metros su mejor registro anterior. Es la primera vez que la hawaiana vence en 23 enfrentamientos a Allman, a la que no le sentó nada bien esa derrota.

Otro de los momentos de la cuarta jornada de competición en Budapest fue la segunda semifinal masculina de los 400 metros, en la que el británico Matthew Hudson-Smith logró un nuevo récord del mundo con 44 segundos y 26 centésimas. Es un registro muy destacable, ya que borró el anterior que estaba en poder de Thomas Schoenlebe desde 1987 cuando este atleta aún corría con la República Democrática Alemana. En la tercera, se produjo una de las desgracias del Mundial con la lesión del campeón olímpico, el bahameño Steven Gardiner, que cayó fulminado en la entrada en la recta cuando lideraba la prueba con claridad. Eso permitió que accediera a la final el sudafricano Wayde van Niekerk, plusmarquista mundial de la distancia.

En los 800 metros, también muy exigentes e imprevisibles siempre, los tres representantes de la selección española superaron la primera criba con suficiencia. Adrián Ben, Saúl Ordóñez y Mohammed Attaoui pasaron por puestos y completaron el triplete que alimenta las esperanzas de ver a alguno cerca de las medallas.