Irati Mitxelena llega a media tarde al Miniestadio. Hace un rato ha salido del CICbioGUNE. Ha guardado la bata y ha recogido todas sus herramientas de trabajo, se ha puesto la ropa de deporte y se dispone a entrenar. Esta donostiarra de 24 años es una de las atletas más destacadas de Gipuzkoa y una de las mejores saltadoras de longitud del Estado y de toda Europa. Solo mantenerse en la elite de esta disciplina atlética exige una dedicación y una disciplina importantes. A lo que hay que añadir su oficio como investigadora. Así reparte su exigente día a día.

Irati es una atleta “tardía”, dice ella misma. “Empecé en atletismo a mitad de 3º de la ESO, además de casualidad. Hacía bastantes deportes, pero entonces estaba centrada en el judo. Me gustaba el atletismo, pero sin más. Un día vinimos con el colegio al velódromo, me vio un entrenador y me dijo si quería probar el atletismo. Al principio venía un día a la semana. En 4º de la ESO seguía haciendo también judo, pero en Bachillerato me centré ya en el atletismo”, cuenta.

De forma paralela a su afición por el deporte estaban los estudios. Le gustaban “la Biología y la Biomedicina”, pero oyó hablar del grado en “Neurociencia”, que le convenció. Una carrera que no se puede estudiar en España. “Se me había metido en la cabeza estudiar eso, así que empezamos a mirar opciones en Escocia, Londres… pero dio la casualidad de que en 1º de Bachillerato gané el Campeonato de España sub-20 de triple salto –al principio compaginaba el triple con la longitud, pero luego se ha ido centrando en el salto único– y alguna universidad estadounidense me contactó para ir allí, así que gracias al atletismo se me abrió la oportunidad de estudiar lo que quería”.

Estudió en Cincinnati

Se decidió por la Universidad de Cincinnati, donde estudió de 2016 a 2020 a la vez que entrenaba. Reconoce Irati que en Estados Unidos dan “facilidades” para compaginar el estudio de una carrera con los entrenamientos de máximo nivel, lo que no significa que te pongan “el título en bandeja”. “Te ponen facilidades en el sentido de que todo está en el campus, lo cual te evita tiempo de desplazamientos, y que te pueden adelantar exámenes si tienes una competición, pero al final hay que hacer lo mismo que los demás. Te apoyan, pero te exigen. De hecho, si no vas bien con los estudios, no te dejan competir. Es intenso, porque a las horas que requiere sacarte una carrrera hay que sumar las de entrenamiento”.

Al regresar de Estados Unidos, estudió un máster que terminó en 2021 y fue introduciéndose en el mundo laboral. Sin dejar de lado su prometedora carrera de atletismo. De hecho, ya estaba considerada una de las mejores saltadoras del panorama estatal y, tras disputar Europeos de categorías inferiores (el sub-20 en 2018 y el sub-23 en 2019), estaba lista para dar el paso a la categoría absoluta. En 2022 ganó el Campeonato de España de longitud y compitió en el Europeo que se celebró en Munich, donde acabó en 15ª. Una vez más sin dejar de lado su faceta laboral, ya que en julio comenzó a trabajar en el CICbioGUNE a jornada completa.

Investigación sobre la ELA

En este centro situado en el Parque Tecnológico de Miramon está inmersa en una investigación sobre la ELA (esclerosis lateral amiotrófica). “Es una enfermedad degenerativa que puede ser esporádica o genética, y yo estoy en un proyecto de edición genética enfocada en esta enfermedad. Es un proyecto de FUNDELA (Fundación española para el fomento de la investigación de la ELA) en el que participamos varios centros. En mi grupo estamos ahora mismo trabajando seis personas”.

La investigación requiere de mucho trabajo, y también de paciencia, ya que en ocasiones el proceso puede ser “lento”, reconoce Irati. “Nos marcamos objetivos a corto plazo, pero el resultado es a largo plazo. Ojalá avanzásemos más rápido, porque así los pacientes de ELA se beneficiarían, pero hay muchos pasos que dar. Y luego hay veces que vas por un lado y no logras nada. Es parte del proceso también. Si sabes que ese no es el camino, se descarta e igual se puede avanzar más rápido por otro”.

La investigación “depende de la financiación”, reconoce la donostiarra: “Te limita la economía. Te marcas objetivos o trabajos a uno, tres o cuatro años dependiendo del dinero que tengas. Contar con más recursos supone tener más personal, pero también más material y tecnología actualizada. Si no tenemos recursos, vamos más lentos. Y necesitamos condiciones dignas para que la gente se quiera dedicar a esto”, expone.

Dice Irati que la situación de la investigación en Euskadi “es mejor que en otros lugares”, aunque “queda mucho por mejorar”. Y ante la pregunta de si tienen esas “condiciones dignas” a las que se refería, comenta: “Tenemos vocación y parece que con eso vale, es imprescindible, pero necesitamos poder vivir de eso. Diría que aún no tenemos unas condiciones dignas. No solo es salario, tampoco hay nada de estabilidad. Si quieres seguir en investigación te tienes que ir al extranjero, pero igual no te quieres ir. Por eso mucha gente lo va dejando. Tienes que tenerlo muy claro y que sea tu prioridad”.

Si la investigación es una profesión en la que en muchas ocasiones la recompensa no está a la altura de la dedicación, algo parecido podría decirse del atletismo, uno de los deportes que más horas de entrenamiento requiere y al que pocos y pocas pueden dedicarse al 100%. “Sí, son dos disciplinas muy sacrificadas, ya me doy cuenta. ¿Poco agradecidas? Puede ser. Las dos necesitan mucha dedicación. Se parecen en algunas cosas. En el atletismo entrenas todos los días y luego igual el día de competición no te sale el resultado. También aquí te marcas objetivos a corto y largo plazo. A veces pienso que podía haberme hecho la vida más fácil, pero es lo que me gusta y ahora mismo estoy contenta”.

Compaginar la investigación y el atletismo requiere mucha disciplina: “Trabajo y luego vengo a entrenar. A veces salgo cansada del trabajo, pero entrenar me proporciona energía. Así desconecto. Lo llevo bien, salvo los días que va muy mal el entrenamiento. Es mi momento de olvidarme del trabajo. Normalmente acabo el día bien y contenta. Por ahora voy a seguir así”.

A por el Mundial

El bronce en el reciente Campeonato de España en pista cubierta dejó “con las ganas” a la integrante del Atlético San Sebastián: “Me quedé en 6,28, pero me veía para saltar más porque estaba entrenando bien. No la clavé, como decimos nosotros. También es verdad que el mes anterior había sido intenso para mí personalmente, pero sé que estoy bien y que el trabajo dará sus frutos en la temporada al aire libre. Espero resarcirme, porque ahora me siento un poco insatisfecha”.

El próximo reto de la atleta-investigadora es clasificarse para el Mundial al aire libre que tendrá lugar en Budapest del 19 al 27 de agosto. La vía directa para disputarlo es saltar 6,85, algo lejos de su mejor marca personal (6,62, distancia que alcanzó en 2022), aunque también puede clasificarse vía ranking dependiendo de los resultados del año: “Me gustaría estar en el Mundial. Ya he disputado un Europeo (fue 15ª el año pasado) y me gustaría dar un paso más. Hay que saltar mucho, pero vamos a por ello. Y el año que viene hay Juegos Olímpicos. Me veo bien. Por ahora, a ver si consigo estar en el Mundial”.