- Tienen entre 14 y 17 años. Hemos quedado con ellas en el pabellón del polígono Usabal en el que entrenan, en Tolosa. Lo hacen tres días a la semana durante tres horas cada sesión y "los sábados, si se puede", hacen ballet y practican otra hora y media. Las que han sido sus rivales en el Campeonato de España de conjuntos, en Valencia, trabajan "cinco horas diarias todos los días". Esta es la desconocida hazaña de Irene Arbeloa (Tolosa, 2004), June Azpiazu (Ormaiztegi, 2004), Aitane Goikoetxea (Tolosa, 2005), Ane Alustiza (Tolosa, 2005), Ismene Agirre (Ibarra, 2005) y Mara Herrera (Tolosa, 2006).

Dos de estas chicas estaban todavía en categoría escolar el año pasado. Su participación en el Campeonato absoluto de España de primera categoría fue un salto al vacío. Un "o me tiro a la piscina, o perdemos la categoría", reconocen las responsables del club, después de que las integrantes del equipo principal del Tolosa hubieran dejado la práctica de la gimnasia debido a los estudios.

El vídeo de la actuación de estas jóvenes es magia. Nada especial, probablemente, si se compara con las gimnastas que muy de vez en cuando aparecen en televisión, irreales, lejanas, artificiales y prácticamente irreconocibles detrás del maquillaje y los moños, enfundadas en maillots de brillantes y colores.

Extraordinario, sin embargo, cuando nos enfrentamos a ellas en la pista y vemos sus rostros limpios. Seis jóvenes guipuzcoanas. Chicas "muy listas todas ellas", reconocen sus entrenadoras, Nerea Otaegi y Sara Alonso. Amigas de sus amigos, normales y supertrabajadoras. Estudiantes de instituto.

Su logro no pasó desapercibido en la retransmisión de TVE, donde el exgimnasta José Sánchez, en la narración, destacó su trabajo al término de la actuación final, en la segunda rotación. Sus comentarios son el mejor halago para estas gimnastas: "Pues sin duda han estado a la altura de lo que requiere una primera categoría: arriesgadas, rápidas, dinámicas, con interpretación de la música. Un exitazo de este conjunto del club Tolosa, que está en edades de categoría junior. Arriesgando también con dificultades corporales de alto valor".

Poco más se puede añadir. Cuartas al final del campeonato. Una competición en la que se impuso el club Batistana de Tenerife (oro), por delante del Cronos de Murcia (plata) y el Alaia (bronce) navarro. Las gimnastas del Tolosa terminaron en quinta posición el ejercicio de la primera rotación y finalmente cuartas tras su segundo ejercicio. De mucho ritmo.

Ane, Aitane, June, Irene, Ismene y Mara están contentas. No van a vivir de la gimnasia rítmica. Lo saben. June, la mayor, cumplió 17 años el mismo día del campeonato, el 21 de marzo. Ella e Irene estudian primero de bachillerato y las otras cuatro aún están en la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria).

Sacrificio y universidad

Todas quieren estudiar una carrera universitaria. Lo tienen claro y saben que cuando llegue ese momento, les será difícil compaginar tanta dedicación deportiva con sus estudios estando fuera de casa. "En dudas de seguir no estamos ni hemos estado, pero viendo cuántas horas hay que dedicarle, al final, si luego vas a ir a estudiar a otro sitio, pues no da. Entonces, desde el momento que vayamos a estudiar a otro sitio...". Ese será el momento crítico, confiesa June Azpiazu.

"Hay que entender que la gimnasia rítmica es un deporte muy sacrificado. Tienes que tener ciertas condiciones, tienes que estar dispuesta, no voy a decir a dejar todo, porque voy a decir que estas son las que menos entrenan y comen un montón", señala Arantxa Aristondo, la fundadora del club. Las aludidas ríen, cómplices. "Comemos un poco de todo, nos cuidamos, pero tenemos nuestros caprichos. Desde el punto de vista del trabajo, este deporte sí es exigente, desde la alimentación, no", aseguran. Al menos para ellas.

Les pedimos un pase, una muestra del ejercicio que les valió el cuarto puesto en Valencia, a las puertas del podio. Su naturalidad, su complicidad y su disciplina, en una combinación casi imposible, resultan llamativas. La atención es máxima cuando habla su entrenadora Nerea Otaegi.

Hablan, se organizan. La concentración transforma sus rostros. Es como apretar un botón. Descalzas. Música, acción. Impresiona ver su ejercicio sin los maillots brillantes, el maquillaje y los moños. Al natural, con camiseta y pantalón de chándal, el pelo suelto, sin adornos.

6 MESES DE TRABAJO EN 150 SEGUNDOS

El ejercicio esconde casi seis meses de trabajo para 150 segundos. Repeticiones y más repeticiones. Vuelan las mazas, los aros, que rebotan en la espalda de una compañera y regresan al punto de origen. Cruces, piruetas, ritmo, música, danza, alegría... Inspirador. Cuando terminan, contienen las risas hasta que salen del tapiz, como si de un ritual se tratase. Ya fuera, despiertan las amigas, las niñas-mujeres. No parecen gimnastas. Simplemente chicas normales.

A tres de ellas las habíamos visto un poquito antes de forma accidental. Pasaron justo por delante nuestro por el bidegorri en dirección a la nave industrial en la que habíamos quedado y que no encontrábamos el fotógrafo y el redactor de NOTICIAS DE GIPUZKOA. "Seguro que son ellas", nos habíamos dicho. Eran Ane, Aitane y Mara, que se dirigían en bicicleta al entrenamiento. Tres chicas normales. Ahora, tras verlas actuar, las vemos distintas.

Sus amigos y muchos conocidos no eran conscientes de su trabajo, de su día a día, convertido en magia a base de esfuerzo y repetición. "Ya saben que practicamos este deporte, pero igual no saben qué tipo de trabajo hacemos y cuando ven por primera vez todo el trabajo, se quedan sorprendidos", reconocen las gimnastas.

No se extrañan sus entrenadoras, ni sus padres y madres, que las han visto trabajar desde los tres, cuatro, seis, siete u ocho años. Cree Arantxa, entrenadora de escolares, que los seis años es la edad ideal de inicio, que hasta los 10 o 12 hay tiempo, "aunque los 12 igual se quedan un poco tarde".

El Campeonato de España ha sido gasolina para ellas, un reconocimiento merecido, aunque raro, sin público, "no podíamos entrar todas en los pabellones", admiten las protagonistas. ¡Maldito covid-19!

"subidón terrible"

Un año entero compitiendo online, delante de una cámara, esperando nota en la distancia. Hasta llegar a Valencia, la primera competición presencial en más de un año. "Para ellas fue un subidón terrible. No esperábamos para nada, porque era el primer año de primera categoría de todas estas niñas, eran las más jóvenes de todo el campeonato", señalan las entrenadoras.

"Íbamos con ganas, porque hemos hecho muchos meses de trabajo y queríamos demostrar que, aunque somos pequeñas, jóvenes, podíamos hacer las cosas bien. Aquel día, al ver que todas eran más mayores y que era nuestra primera competición en la categoría, sí teníamos ese punto de presión, pero a la vez eso nos daba más fuerzas", explican.

Tras ellas, hay más cantera. "Las pequeñas", otras seis chicas que, "como estaban en categorías inferiores, no podían entrenar ni hacer nada y se decidió subirlas a la absoluta. Si no, no podrían entrenar" por las restricciones del covid-19. Son June Bengoetxea, Ane Barandiaran, Saioa Zeberio, Aroa Zugasti, Ahetzea Olano y Maite Iturrioz, a quienes no hemos podido conocer. Zorionak!