- Apenas cuatro días después de su accidente, Jokin Lizeaga concedió una entrevista a NOTICIAS DE GIPUZKOA. Un relato tremendo y lleno de detalles sobre el suceso. “En uno de esos neveros, me hundo hasta el pecho. Soy consciente y abro los brazos para no hundirme más, pero me voy. Desaparezco”, contó sobre ese momento de la caída. Cuando acaba de caer -alrededor de 15 metros-, pese al fortísimo golpe, sigue consciente y es capaz, sin poder utilizar un brazo, de subir unos metros, situarse en un saliente y pedir ayuda. Son horas angustiosas en las que, temblando por el frío, llega incluso a despedirse de sus tres hijos, según contaba. Pese a todo, conserva la entereza y las fuerzas hasta que es rescatado con una temperatura corporal inferior a 32 grados. “Es un milagro que esté vivo”, decía entonces.