- El británico Lewis Hamilton (Mercedes) reforzó su liderato en el Mundial de Fórmula 1 al ganar ayer el GP de Bélgica, séptima cita del calendario, por delante de su compañero Valtteri Bottas y del neerlandés Max Verstappen (Red Bull) en un día aciago para Carlos Sainz (McLaren), que ni siquiera pudo tomar la salida por una avería.

Ni la visita a uno de los circuitos más espectaculares del campeonato ni las previsiones de lluvia agitaron una carrera sin emoción en la que Hamilton volvió a dominar de principio a fin. Spa-Francorchamps no propició las peleas de otros años y el sol se coló entre las nubes inofensivas que poblaron el cielo belga para regocijo del ganador.

Tras apuntarse la cuarta victoria de su carrera en Bélgica, y 89ª de su carrera, ya a tan solo dos del récord de Michael Schumacher, el inglés pone rumbo directo hacia su séptimo título contando además con la ayuda de Bottas, que le secundó toda la prueba sin llegar a inquietarle. A falta de diez carreras para cerrar el curso, el líder ya aventaja en 47 puntos a Verstappen y en 50 a Bottas.

Con dedicatoria incluida al fallecido actor Chadwick Boseman, la única inquietud seria de Hamilton fue vigilar el desgaste de los neumáticos en los últimos giros, ya que el choque en la vuelta 10 entre Antonio Giovinazzi (Alfa Romeo) y George Russell (Wiliams) provocó que todos los pilotos se vieran obligados a adelantar su única entrada en boxes.

Sin embargo, aguantaron los Pirelli de todos los monoplazas y no hubo sorpresa en los kilómetros finales, donde Daniel Ricciardo (Renault), cuarto clasificado, redondeó su gran actuación con la vuelta rápida que le proporcionó un punto extra en su casillero.

En el capítulo de decepciones, dos nombres propios muy claros: Carlos Sainz y Ferrari. El piloto madrileño, que llegaba esperanzado tras apropiarse de la séptima posición en la calificación, vio cómo su coche se averiaba camino de la parrilla.

Un problema en el tubo de escape le condenó al primer abandono de la temporada y confirmó su histórica mala suerte en Spa, donde solo ha visto la bandera a cuadros en dos de sus seis visitas en la F1. Su resignación fue más que visible y además tuvo que ver por los monitores el pésimo rendimiento de su futuro equipo, Ferrari.

La escudería italiana se sonrojó con las posiciones finales de Sebastian Vettel (13º) y Charles Leclerc (14º), su peor resultado combinado desde el Gran Premio de Gran Bretaña de 2010.

Además, la siguiente carrera se celebrará el próximo domingo el Autódromo de Monza, territorio italiano donde la Scuderia pondrá en juego su orgullo.

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Avería. Carlos Sainz (McLaren), que no pudo ni empezar la carrera, comentó ayer: "No estoy contento. Segundo año consecutivo que ni siquiera empiezo la carrera en Spa y tercero de mi carrera, porque también me pasó en 2015. Es muy frustrante no poder empezar la carrera en mi circuito favorito. Es una avería curiosa, porque este motor iba muy bien. Pero es su segunda carrera y ya parece que no va a durar mucho. Lo malo es que no es el primer problema. Llevamos una temporada que no nos está dejando puntuar ni demostrar nuestro ritmo. Hice una buena calificación, pero luego no ha habido nada que hacer".