donostia - Después de 22 carreras sin ganar, Sebastian Vettel se reencontró con la victoria para encabezar un doblete que Ferrari no lograba desde Hungría 2017, y para que la escudería italiana firmara tres triunfos de manera consecutiva, lo que no materializaba desde 2008, con Raikkonen y Massa a los mandos. Ferrari está de dulce. Siguen creciendo brotes verdes para un equipo que dio la sorpresa en el Gran Premio de Singapur, a priori un lugar nada propicio para las características del monoplaza rojo por ser un circuito de máxima carga aerodinámica. Sin embargo, la transformación del coche está dando sus frutos.
El piloto con más poles esta temporada, Charles Leclerc, con cinco, arrancó la carrera desde la primera pintura. Con el transcurso de las vueltas, sus opciones de victoria cobraban visos de realidad, pero la decisión de Ferrari de hacer pasar primero a Vettel por los boxes derivó en un undercut que alzó al alemán en cabeza. Aunque injusto el resultado, la gestión fue carente de voluntariedad.
Hasta entonces, Leclerc controlaba el ritmo de carrera. Los seis primeros bólidos -el propio Leclerc, Hamilton, Vettel, Verstappen, Bottas y Albon, en este orden- estaban comprimidos en siete segundos. Las diferencias entre coche y coche eran de apenas un segundo. A pesar de ello, el ambiente era de calma chicha. El armisticio impuso la vida contemplativa. Todos aguardaban a la apertura de la ventana para los pit-stop. La ralentización de Leclerc hizo que se rodara trece segundos por encima de la vuelta que le otorgó la pole. “No se puede ir más lento”, lamentó Hamilton, que veía frustrados sus intereses con la propuesta de la escudería Ferrari.
Los primeros en visitar el garaje para reemplazar los neumáticos fueron Vettel y Verstappen. Y esta anticipación les dio réditos. Aunque Leclerc paró solamente una vuelta más tarde, en la 21, Vettel le arrebató el liderato; mientras, Mad Max superó a Hamilton. Cuando la carrera se reordenó con la parada de todos los pilotos, la situación en las posiciones delanteras quedó de la siguiente manera: Vettel, Leclerc, Verstappen, Hamilton, Bottas y Albon.
La misión de Ferrari era preservar sus calzos, puesto que Hamilton paró en boxes más tarde. Sus gomas tenían menos vueltas y aquí nacía la amenaza para las postrimerías.
Entonces llegó una sucesión de tres coches de seguridad prácticamente seguidos que dieron coartada a los neumáticos de los Ferrari, que iban observando cómo les sonreía el contexto. Los safety car aparecieron en pista entre la vuelta 36 y la 51; la carrera estaba pactada a 61 giros en el trazado urbano de Marina Bay.
leclerc, molesto En este lapso de interrupciones se dio una conversación por radio que dejó ver la desazón de Leclerc por la estrategia de Ferrari y también el estatus que reclama a estas alturas de la película. “Carga la batería”, sugería su ingeniero para preparar un ataque a Vettel; “y quiero motor”, añadió el piloto monegasco; “no hagas nada peligroso, queremos traer los dos coches al garaje”, atemperó una tercera voz que defendía los intereses como equipo. “No voy a hacer nada estúpido, pero creo que no es justo”, cerró Leclerc, que, desde luego, hizo saber que no renunciaría al triunfo a pesar de ser su compañero quien copaba la prueba.
Después de la vuelta 51, Leclerc presionó a distancia de DRS a Vettel, pero en el ratonero circuito singapurense los adelantamientos exigen asumir riesgos. Finalmente claudicó. Ferrari le quitó la iniciativa de pasar primero por boxes y le privó de su tercera victoria seguida, de sellar un triplete para Ferrari que no se lograba desde que Michael Schumacher lo plasmara en 2006. El beneficiado fue Vettel, que se sacude el polvo de 22 citas sin éxito. “Ha sido una sorpresa para mí estar por delante”, confesó el alemán. Seb se sacudió también la responsabilidad de la decisión de acceder al pit-stop antes que Leclerc: “Se me ha dicho que entrara”.
Leclerc, por su parte, se moderó en comparación con lo que sugería su rostro, que proyectaba muy mala uva. “Siempre es difícil perder una victoria así. Estoy extremadamente contento por el doblete, pero decepcionado por mi posición”, valoró. Aunque también ilustró el sentir de Ferrari: “El coche ha sido más positivo de lo que esperábamos”. El próximo fin de semana se alcanza el Gran Premio de Rusia, que ofrece un circuito de Sochi que, dado su diseño, sugiere que la escudería Ferrari será competitiva. Eso sí, Mercedes, que ayer también se vio superado por Max Verstappen, tercero, se intuye inabordable en el campeonato. Hamilton, cuarto ayer, goza de 65 puntos de ventaja sobre Bottas, ayer quinto, y está protegido por 96 del tercer clasificado, el Ferrari de Leclerc.