Donostia - Se desconoce si Woody Allen apareció por la zona del Aquarium ayer sobre las seis de la tarde, el que escribe estas líneas al menos no le vio. Lo que sí es seguro es que el cineasta norteamericano, que acaba de comenzar en Donostia el rodaje de su próxima película, podría haber sacado partido de las escenas que se vivieron en la bahía de La Concha. La séptima jornada de la Liga Eusko Label tuvo más acción de lo que se esperaba, y eso que el actor protagonista volvió a ser el mismo. Orio dio un golpe sobre la tabla de la ACT al imponer su fortaleza, física pero también mental, en las aguas donostiarras y adjudicarse su cuarta bandera de la temporada.
Sin embargo, aunque el resultado del vencedor en la regata fue el más repetido en este inicio de verano, el guión de la batalla donostiarra tuvo dos giros inesperados por crítica y público antes de que comenzara la sesión. El primero se vio ya entre bambalinas, cuando Orio aparcó su furgoneta en la rampa del Aquarium y, ¡sorpresa!, había una San Nikolas diferente sobre su remolque. Jon Salsamendi había decidido sacar a escena al nuevo bote de la casa Amilibia adquirido por la casa, un platanito con el que ya han entrenado en varias ocasiones en el último mes y medio. “La hemos sacado (al agua) por su rendimiento en el mar”, explicaba el técnico oriotarra. Pues, visto el resultado, el estreno fue de película.
Les fue de cine a los aguiluchos con la que llamaremos, de momento, nueva San Nikolas. Ya habrá tiempo de ponerle sobrenombres a la embarcación, dentro de la cual la tripulación de Orio brilló en un día oscuro. La mar estaba sucia, las corrientes y el viento hicieron de las suyas según fue pasando la regata, y las olas, cómo no, las olas de La Concha, volvieron a ser protagonistas.
La primera parte de la película de la victoria oriotarra fue el esperado. Como ya habían avisado las tandas anteriores, las calles 1 y 2 tuvieron la protección de tierra para la salida. Así, Zierbena y la nueva San Nikolas se pusieron en cabeza con el primer golpe de riñón. Santurtzi y Hondarribia adquirieron de inicio un papel secundario, esperando su momento, que debía llegar en la vuelta, cuando la zona de la isla de Santa Clara iba a ser un oasis en busca de las olas que les imprimieran el turbo y la velocidad que perdían de brancas.
Sin embargo, un segundo giro de guión se produjo en el minuto ocho de la proyección. Hondarribia, segundo clasificado en la general y que venía con la moral in crescendo tras su incontestable victoria el domingo pasado en A Coruña, se quedaba cortado. La desventaja del primer largo se haría cada vez más grande y para mitad del segundo acto la distancia ya era de doce segundos. Una distancia que le metía en problemas. La alarma roja se encendía en la Ama Guadalupekoa.
Mientras, por delante, Orio buscaba la escapada, aprovechando su saber hacer en popare. La trainera amarilla atacó en los primeros minutos del largo de vuelta, pero Santur-tzi y Zierbena le respondieron en cada palada. Para escribir ese eslogan tan deportivo de “trainera nueva, victoria segura” tendría que seguir empujando la San Nikolas, que, eso sí, llevaba serigrafiados en el bote el nombre de un buen puñado de aficionados, en agradecimiento a su aportación en la campaña que realizó el club para costear parte de la compra del nuevo platanito.
La bandera donostiarra, que tiene un notable parecido a la de La Concha, parecía teñirse de amarillo al inicio del último largo, con los aguiluchos con dos botes de ventaja sobre sus adversarios vizcainos. Sin embargo, un primer ataque de Santurtzi a la altura de la isla de Santa Clara acercó a la Sotera a tan sólo cuatro segundos de la proa de la regata. Y, cuando la trainera morada parecía haber dado su brazo a torcer, ya dentro de los últimos 200 metros, un giro a estribor de Zierbena tuvo la compañía de dos olas de película que casi alteran el final. Tres segundos le separaron al bote galipo de su primera victoria del año. Quizá llegó demasiado tarde ese cambio de rumbo, pero, al menos, le sirvió para hacerse con el segundo puesto y dejar a Santurtzi tercera y perpleja ante el arreón final de la trainera blanca.
Hondarribia, en el agujero Uno de los culpables del gran rush final de Zierbena, Borja Gómez, reconoció tras la regata a ETB que “las condiciones en la tanda de honor fueron mejores que en el resto”. Ante esas explicaciones, con base, puesto que el viento aminoró a medida que se oscurecía más y más la bahía, en Hondarribia podrían decir que “menos mal?”.
No en vano, la Ama Guadalupekoa finalizó la regata en sexta posición, lejos del trío cabecero y por detrás, también, de Urdaibai y Donostiarra. El bote bidasotarra pareció no encontrarse cómodo prácticamente en ningún momento de la regata y, sin recortar distancia ni siquiera en los largos de vuelta, con la calle favorable, perdió en Donostia unos puntos valiosos que ahora deberá recuperar con algún mal día de Orio, que le aventaja en once puntos, la mayor renta entre primero y segundo de la liga desde que dio inició la temporada.
Por delante de Hondarribia se clasificó la trainera local, que tenía ayer ante sí una bonita oportunidad de disfrutar en sus aguas. La Torrekua II le aguantó el tipo a Urdaibai hasta bien entrado el tercer largo. La Bou Bizkaia completó, quizá, su mejor regata del año, mostrando que su bote no ha perdido la velocidad y la potencia que le ha caracterizado en las últimas temporadas. Los txos aventajaron en meta en ocho segundos a los donostiarras y en casi medio minuto a Kaiku, que superó a Ondarroa en una batalla particular que libraron en la parte trasera de la tanda. Esos 28 segundos que separaron a bermeotarras y sestaoarras son la muestra de la distancia del sexteto cabecero con respecto a la segunda parte de la tabla.
Día difícil para san Pedro En ese segundo grupo de la clasificación se sitúa San Pedro. En la segunda parte del segundo grupo, para ser más precisos. En una incesante pelea por eludir el descenso, la Libia pasó ayer un mal día. Igual que ocurriera después con Hondarribia, la trainera sanpedortarra se situó en la cola de la regata desde el primer instante y, aunque trató de recuperar diferencias en popare, la mejor noticia que recibió ayer el bote morado fue el penúltimo puesto de Astillero. No en vano, la trainera cántabra estuvo en la pelea por la tanda hasta el último largo y la desgracia para San Pedro podría haber sido mayor si Cabo y Lekittarra no hubieran batallado como titanes hasta la línea de meta. Ganaron los vizcaínos, pero mención especial merecen los gallegos, que hicieron 600 kilómetros de viaje con la preocupación por el estado de salud de su compañero Benigno Lojo, que sufrió un accidente laboral el viernes mientras conducía su camión, causándole varias heridas y un fuerte dolor en las costillas. Esperemos poder ver pronto al mítico hankeko poniendo el ritmo del bote rojo.