Algo más que un punto
Urrutikoetxea y Larunbe remontan en el Atano III de Donostia a Jokin Altuna y Julen Martija y logran su primera victoria en el Parejas
“Esto es más que un punto”. Lo recitó Mikel Urrutikoetxea en el Atano III de Donostia al término de su cuarto partido del Parejas. El valor relativo del encuentro de ayer se mide por la confianza que deposita en el bando del vizcaino, que compareció junto a Mikel Larunbe, sustituto del lesionado Andoni Aretxabaleta, que regresaba a las canchas después de más de dos meses en blanco. Asegarce preparó un caramelo envenenado para el galdakoztarra, que notó los vaivenes de la velocidad, sobre todo en el entreacto, pero terminó vestido de solvencia. Urrutikoetxea y Larunbe resucitaron en la cancha guipuzcoana ante Jokin Altuna y Julen Martija, que no supieron cerrar el partido. Acodados en el ahora o nunca, los vizcainos rompieron la baraja. Se reencontraron. Urrutikoetxea se fue al otro lado del espejo, aquel que le negó la victoria en la primera jornada del Parejas frente a Olaizola II-Albisu en un pleito desnivelado en el descorche. Cambió el guion. “Más que un punto” después de tres derrotas seguidas y tres zagueros distintos. Urrutikoetxea asumió el mando y los de Aspe desperdiciaron un 18-10 muy jugoso, basado en gran medida por el bache de Larunbe. Tranquilizado el zaguero de Asegarce, cambió la película. Urrutikoetxea tuvo más pelota y Altuna III terminó desdibujado, sin opciones. 180 grados.
La incomodidad vizcaina fue una constante desde los primeros compases y la contienda se puso colorada. El 4-1 de salida puso el tembleque. El Atano III se convirtió en una ouija gigante en busca de fantasmas, que asustaron a los de Asegarce después del 9-6. Altuna III y Martija despegaron hasta el 18-10. Por entonces, Larunbe ya sumaba seis errores. En un partido comprometido, la intención de buscar la última losa le pasó factura.
El salto mortal llegó después. Urrutikoetxea sacó los galones a pasear y cambió el perfil del paisaje. Si anteriormente Larunbe acumulaba la mayor parte del tajo en su combinación, el hambre del zaratamoztarra cambió las matemáticas. Creció e hizo crecer a su compañero, al que cedió pelotazos de gloria para coserse las heridas. Lo hizo con sobriedad. No volvió a fallar. El camino de la revuelta se cimentó en atropellar a Martija. Entretanto, Urrutikoetxea se vistió de domingo.
Solo hubo dos empates en el partido: el 1-1 y el 20-20, al que llegaron los azules con un 20-17 en contra. Una tacada de cinco tantos, en los que hubo ambición, trabajo y mucha defensa desde el bando azul descerrajó la cita y compacta la tabla clasificatoria del Parejas. Altuna III, que lo intentó, pinchó en hueso.