En la elite mundial
La histórica plata conquistada en el Campeonato del Mundo de Canadá confirma la extraordinaria progresión del Txuri-Berri, con tres guipuzcoanos en sus filas
donostia - Cabe calificarse de milagro. Desde luego la palabra parece adecuada para referirse a lo que han conseguido los integrantes del Txuri-Berri, que, representando a España, se proclamaron el pasado fin de semana subcampeones del mundo de curling en la modalidad mixta. Derrotaron a potencias como Alemania, Rusia, Suecia o República Checa para ceder únicamente ante el anfitrión. Atrás quedaron otros países como Escocia o Noruega, con muchísima tradición en este deporte. Les superaron tres guipuzcoanos -las hermanas Leire y Oihane Otaegi y Mikel Unanue- y un vizcaino -Sergio Vez- pese a que ni siquiera tienen instalaciones cerca para entrenar, lo que les obliga, desde hace años, a acudir a países como Suiza para ejercitarse y competir.
“No sé si es un milagro. Si piensas cómo empezamos, igual sí”, comenta Mikel Unanue haciendo referencia a los inicios de los integrantes del Txuri-Berri, en 2005, cuando las hermanas Otaegi encontraron por casualidad unas piedras de curling en el Palacio de Hielo y empezaron a practicar un deporte hasta entonces absolutamente desconocido para ellas. Mikel, pareja de Oihane, se unió después. Poco a poco fueron progresando, primero apareciendo como novatos en los diversos campeonatos de España, luego ganándolos, después asomando la cabeza en diversas competiciones internacionales.
Ya el pasado año, lograron resultados muy importantes. Fueron novenos en el Mundial mixto y se consolidaron en la segunda categoría europea (la División B), tanto en hombres como en mujeres. Y en este 2018 han dado un salto de calidad aún mayor. “Es una sorpresa, pero una sorpresa bien trabajada”, dice Mikel Unanue. “Nosotros sí creíamos que podíamos conseguir algo así algún día, quizás no tan pronto, pero es un premio a toda nuestra dedicación, a nuestro esfuerzo”, añaden las hermanas Otaegi, “hemos sido segundos entrenando en hielo solo los fines de semana”.
suiza como sede para progresar Se refieren a que en el Palacio de Hielo de Donostia no se puede practicar el curling. Compartir la pista con el hockey y el patinaje hace que las condiciones del hielo para el curling no sean las adecuadas. Ante este panorama, tomaron una decisión: desplazarse para entrenar y competir. Suiza, donde las instalaciones son muy buenas, es uno de sus destinos más habituales. El vuelo entre Burdeos y Basilea lo han realizado unas cuantas veces. Los días de vacaciones en sus respectivos trabajos llevan años dedicándolos al curling.
“Entre semana no estamos parados. Nos preparamos físicamente, tratamos de mejorar otros aspectos que igual otros no trabajan, como el tema mental y la estrategia. Vamos menos rodados en hielo que otros países, que pueden entrenar todos los días en hielo, pero en el Mundial físicamente aguantamos bien y los nervios los controlamos mejor que otros”. El fin de semana toca sesiones intensivas de entrenamiento y competir en todo lo que pueden. “Suiza, por ejemplo, presenta un equipo masculino, otro femenino, uno mixto (dos chicos y dos chicas) y un dobles mixto (un chico y una chica), y cada uno se dedica a lo suyo. Nosotros hacemos todo y eso nos ha venido bien para ir subiendo el nivel”. En mixto, el equipo lo forman las hermanas Otaegi, Mikel Unanue y el vizcaino Sergio Vez, y en categorías masculina y femenina compiten con los compañeros del Txuri-Berri (Estrella Labrador, Asun Manterola Eduardo de Paz y Antonio de Mollinedo), mientras que Oihane Otaegi y Unanue hacen el dobles mixto si sus respectivas agendas se lo permite. En todas estas categorías son campeones de España -salvo el dobles mixto-, títulos que les permiten acceder al reciente Mundial o a los Europeos que van a disputar este próximo mes.
Este bagaje de viajes, competiciones y entrenamientos les permitió sentirse “muy fuertes” de cara al Mundial que acogía la localidad canadiense de Kelowna. Un año después de ser novenos en el anterior Campeonato del Mundo mixto, se marcaron como reto acabar entre los ocho primeros. Para ello, fueron seis días antes a Canadá para minimizar los efectos del jet lag cuando la competición empezara. “Mis tíos viven allí y dormimos en su casa. Yo había estado un par de veces por allí y conocía sitios buenos para entrenar”, explica Mikel.
victorias ante potencias Su andadura en el Mundial fue impecable hasta llegar a la final. En la fase de grupos cayeron solo ante China Taipei -“que jugaba con canadienses nacionalizados”, aclaran- y derrotaron a la República Checa, a Suecia, a Estonia o a Letonia, por citar solo a los rivales más fuertes. Eso les otorgó el primer puesto de grupo y el pase directo a los cuartos de final. “Ahí teníamos ya el objetivo conseguido y, en lugar de conformarnos, nos vinimos arriba”, cuenta Mikel. Alemania, “con una campeona del mundo en su equipo”, esperaba en cuartos, pero los integrantes del Txuri-Berri superaron ese escollo para meterse en semifinales, ronda que compartían con Canadá, Noruega y Rusia, que era su rival. Lo mejor del mundo, las selecciones referencia del curling. Entre ellas, tres guipuzcoanos y un vizcaino que forman el Txuri-Berri. Un hito difícil siquiera de imaginar... pero que aumentó, si cabe, su motivación.
“No sé por qué, pero antes del partido teníamos esa sensación de que íbamos a ganar, no estábamos nerviosos”, recuerda Oihane. “Es que estábamos jugando muy bien, veníamos de entrenar muy bien los días previos, estábamos tranquilos, con confianza, adaptándonos bien al hielo. Afrontamos la semifinal con mucha confianza”, añade Leire. “Hicimos yo creo que el mejor partido de nuestras vidas”, dice Mikel, “y ganamos”. Lo que significaba un histórico pase a la final y asegurarse ya una medalla. Situación que sí les provocó un pequeño “bajón”, quizás de forma inconsciente. “No estuvimos tan cómodos en la final. Algún tiro se escapó por poco. Recuerdo uno que nos hubiese dejado muy bien colocados pero no entró por un centímetro o así”, cuenta Leire.
reconocimiento de los rivales Una derrota en la final que no tuvo ni el más mínimo regusto amago. “Al salir de la pista los voluntarios y otras selecciones nos empezaron a aplaudir con un respeto y un reconocimiento que nos emocionó”, recuerda Oihane. “Que venga un país exótico en el curling como es España y que lleguemos a la final era algo increíble para los demás. Selecciones como la de Holanda, que tampoco tiene instalaciones, nos decían que éramos un referente, que si lo habíamos conseguido nosotros podían hacerlo otros. Nos felicitaron de todos lados”. “Te das cuenta de lo que has conseguido”, dice por su parte Mikel, “a veces estamos encabronados porque es un deporte muy poco reconocido aquí y en otros países hay una tradición impresionante. Es lo que más nos duele”.
Su condición de amateurs quedó reflejada con una anécdota en la ceremonia de premios. “Cuando subimos al podio, tuvimos que dejar la medalla del entrenador, porque no tenemos. Fue un poco surrealista”, dice Mikel. Y es que esta es otra de las peculiaridades del Txuri-Berri, que no cuenta con un entrenador que les ayude en el día a día. Ellos mismos se gestionan la preparación, aunque reciben la ayuda puntual de gente importante del curling como “el canadiense Mike Harris, el suizo Martin Stucky o el danés Kenneth Hertsdahl”. Este último, por ejemplo, está ayudando al equipo masculino sin cobrarles. “A cambio solo del alojamiento y la comida. Algunos otros equipos le han llamado a raíz de estar con nosotros”, comenta Mikel.
El respeto y reconocimiento al que se refieren Mikel, Oihane y Leire se lo ganaron definitivamente en Canadá, aunque a lo largo de 2018 varios logros les permitieron empezar a llamar con fuerza a las puertas de la elite. Hace apenas tres semanas, el equipo masculino del Txuri-Berri (al Circuito Mundial acuden clubes, no selecciones) fue invitado a uno de los eventos más importantes del Circuito Mundial de Curling, la Swiss Cup. “Llevábamos años apuntándonos y no entrábamos. Este año ni nos apuntamos, ya por aburrimiento, y resulta que nos invitaron. Eso ya demostró que las cosas estaban cambiando”. Y bien que aprovecharon la invitación. “Logramos otro hito, meternos en los cuartos de final. Estábamos con otras siete selecciones que eran top mundial”, cuenta Mikel”. Un hito que no pudieron convertir en algo incluso mejor por su precariedad de medios. “Como siempre andamos buscando vuelos y combinaciones más baratas, teníamos cogido ya el vuelo a Canadá, y salíamos el día que se disputaban los cuartos. Estuvimos mirando mil opciones. Pensamos incluso en ir en coche hasta París en coche alquilado y de ahí coger un vuelo a Canadá, pero no teníamos dinero. Así que no pudimos jugar el partido contra un equipo que contaba con subcampeones olímpicos”.
Antes de la Swiss Cup, Mikel Unanue y Oihane Otaegi vivieron un episodio parecido. “En un campeonato el pasado mes de enero, fuimos pasando fases y teníamos que jugar el domingo, el día que teníamos el vuelo de vuelta. Es el problema cuando tienes que trabajar los lunes. Esa vez decidimos gastar 900 euros y comprar otro vuelo. Nos plantamos en la final”, cuenta Oihane. El tercer capítulo de este estilo estuvieron a punto de protagonizarlo en el Mundial mixto de Canadá, tal y como cuenta Mikel: “Nos íbamos a volver el sábado porque teníamos que trabajar el lunes. Al final pudimos tener libre ese día y volvernos el domingo. Imagínate la que liamos si tenemos el vuelo el sábado y no jugamos las semifinales. Así que ahora nos tenemos que replantear eso de volvernos antes de que acaben los campeonatos”.
futuro inmediato, el europeo La plata no les frena. Al revés. Ayer mismo los integrantes del equipo masculino del Txuri salieron a las cuatro de la mañana rumbo a Suiza para disputar una nueva competición. Y el siguiente fin de semana, otra. Y entre el 9 y el 11 de noviembre, entrenamiento en Suiza para llegar lo mejor preparados al Europeo que se celebra del 16 al 24 del próximo mes. Un ritmo que el equipo femenino no puede mantener siempre.
“Nosotras, por trabajo, no podemos viajar tanto”, explica Oihane. “Tenemos la preparación centrada en Jaca. El hielo no es tan bueno como en otros sitios como Suiza, pero es aceptable. Podemos ir el sábado por la mañana y volver el domingo por la noche, y aprovechar para entrenar”, añade su hermana Leire. Pero se han encontrado un nuevo obstáculo en su progresión: el cierre de la pista por malas condiciones del hielo. “Por ahora se han suspendido la Liga Norte-Sur de los dos próximos fines de semana, que nos iban a servir de preparación, así que tendremos que ir algún fin de semana a Suiza porque no nos podemos plantar en el Europeo sin entrenar”.
El equipo masculino tiene claro que su objetivo es “subir al Grupo A del Europeo”, algo que estuvieron cerca de lograr ya el año pasado. El conjunto femenino, por su parte, se plantea “seguir en el Grupo B”. “Nosotras no podemos entrenar casi en hielo y las demás selecciones están estos días entrenando. El objetivo es la permanencia”, dice Leire, “pero lo de Jaca nos está retrasando la preparación. No sabemos cuándo podremos entrenar ahí, aún no nos han dado una fecha”.
¿Y los juegos de 2022? Con esta progresión experimentada en los últimos años, el empeño que le están poniendo y una ayuda institucional cada vez mayor, el sueño de participar en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 no parece inviable. De hecho, es un objetivo que está en su cabeza. Para ello, hay varias vías. “Si los del equipo masculino logramos subir al Grupo A del Europeo -que engloba a las ocho mejores selecciones del continente-, podríamos disputar el clasificatorio para el Mundial y, en caso de clasificarnos, empezar a sumar puntos de cara los Juegos. Aunque hay cinco o seis países que están muy por encima de nosotros, a años luz”, dice Mikel. “En nuestro caso tenemos menos opciones”, reconoce Oihane, “porque no hacemos tantas competiciones importantes. Si tuviéramos hielo en condiciones en Jaca y pudiéramos entrenar ahí los fines de semana, el nivel subiría”. Por tanto, con el equipo masculino más ambicioso, las posibles aspiraciones olímpicas dependerán de lo que suceda en el Europeo.
Otra opción que también contemplan Mikel y Oihane -al no ser olímpica la categoría mixta- es buscar la clasificación en dobles mixto. “Tendremos que hacer una apuesta. O intentarlo en categoría absoluta (masculino y femenino) o en dobles mixto. Para empezar, tendríamos que ganar el Campeonato de España, donde los últimos cinco años hemos perdido contra los alaveses (los hermanos García, Irantzu y Gontzal). Tenemos ganas. Dependiendo de los resultados que consigamos en estas categorías los próximos meses, tendremos que decidir”.
El apoyo económico que reciban también tendrá su importancia. “En los últimos años hemos avanzado y recibimos ayudas del Ayuntamiento de Donostia, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, además de los patrocinadores privados que tenemos (Cafés Aitona, Gorena, Estébanez fisioterapia y Teskal), pero no nos llega para todos los viajes y gastos”, comenta Oihane. “Al ir subiendo nuestro nivel, la dedicación y el gasto económico también son mucho mayores. Hemos llegado a un punto en el que no podemos dar más de nosotros mismos con los recursos que tenemos. Por ejemplo, si tuviéramos más recursos, podríamos reducirnos la jornada de trabajo y dedicar más horas a entrenar. Si conseguimos esto, creo que podemos llegar a los Juegos. Pero nos faltan horas de hielo. Yo creo que esta medalla nos va a ayudar a cambiar un poco las cosas, a mejorar”.
En los últimos días se ha hablado de la posibilidad de construir un Centro de Alto Rendimiento que incluiría alguna pista exclusivamente para el curling. “Llevan tiempo diciéndolo, desde que empezó a despuntar Javier Fernández, y ahora con la medalla nuestra se ha visto que el curling también necesita medios. Se están haciendo cosas y el CAR puede ser cierto, pero igual dentro de unos años. Y nosotros lo necesitamos ya”.