Donostia - De casta le viene al galgo que dicen los refranes. Adur Lasa (Etxarri-Aranatz, 1994) debutará el domingo con Aspe en el Astelena de Eibar y continuará con la estirpe manista de su tío, Oskar Lasa.

Tiene dos años de contrato con Aspe y le llega una buena oportunidad. ¿Cómo la afronta?

-Muy bien. Estoy muy contento y tengo ganas de empezar ya. Quiero demostrar jugando la oportunidad que me han dado. La verdad es que quiero aprovecharla.

Estuvo en la órbita de las empresas, pero nunca se dio el salto. Así, decidió fichar por Garfe el año pasado. ¿En algún momento se le pasó por la cabeza que no iba a debutar?

-Cuando firmé con Garfe, con 22 años, como la gente está debutando muy joven, pensé que no iba a tener la opción. Pero saltó la sorpresa. Las cosas que menos te esperas son las que más gusto dan. Son las que más ilusión hacen.

Es un manista de 23 años que viene ya baqueteado. Ha pasado varias temporadas fajándose en aficionados y eso es positivo, ¿no cree?

-En aficionados he aprendido mucho, pero ha sido en Garfe donde más he aprendido. He jugado contra pelotaris como Titín III, Xala, Begino, Apraiz... Son manistas con los que aprendes. Si no te pones a su nivel, te ganan. Por tanto, tienes que estar a su altura. Es una época en la que he vivido un gran aprendizaje, que quiero mostrar ahora.

¿Cómo se gesta su debut con Aspe?

-La noticia me llegó hace un par de semanas. Fernando Vidarte llamó a mi tío Oskar, él me llamó a mí y me lo comunicó. Yo no me lo creía. Después, fue Jokin Etxaniz el que me llamó. Me dijeron para ir a entrenar a Tolosa y a los dos o tres días me ofrecieron el contrato.

La pelota a mano se encuentra en un momento de necesidad de zagueros. Se abren oportunidades para pelotaris como usted.

-Efectivamente. Ahora, en Aspe se acaban de ir cuatro. Por desgracia, se ha tenido que retirar Aitor Zubieta, un referente para mí junto a mi tío. Es una pena. No obstante, hay demanda de zagueros y hay necesidad. Se van, además, dos pesos pesados, que estaban instalados en Primera. Existe esa oportunidad y hay que aprovecharla.

¿Qué objetivo se marca para estos dos años que tiene firmados?

-Ahora mismo soy el último en entrar, lo cual no quiere decir ni que sea peor ni mejor que nadie. Quiero intentar demostrar que no han fallado al ficharme e iré a por todo. Trabajaré día a día, pero con la meta de llegar al máximo.

Debuta en una época en la que los festivales abundan y puede aclimatarse al ritmo de los partidos de la Liga de Empresas.

-Ahora entro en el verano, en el que hay muchas ferias: San Fermín, San Mateo, La Blanca... Es un comienzo bonito. Tengo un par de compromisos en los festivales de la feria iruindarra y me hace mucha ilusión. Debuto en una etapa interesante.

Le queda la pena de no jugar contra Zubieta, que fue profesor en la escuela de Etxarri-Aranatz cuando estaba usted.

-Sí. Siempre he dicho que mi sueño de hace años, aparte de debutar, era poder jugar contra mi tío, pero esa opción se escapó hace muchos años. Así, siempre me quedó la idea de jugar contra Aitor. Siempre ha sido mi referente junto a mi tío. Ya lo comentamos. Son cosas que ocurren y sé que Zubieta lo va a dar todo en la etapa que le viene ahora, tal y como lo hizo en la pelota.

Le pasa el testigo.

-La gente siempre ha estado volcada con él y espero que ahora también lo estén conmigo.

Viene de estirpe pelotari. ¿Qué le dicen en casa?

-Están más nerviosos que yo. Sé que el partido está ahí, pero, como no tengo prácticamente tiempo, no le doy vueltas. Mi tío ya me ha aconsejado que juegue tranquilo, que disfrute, que sabe que puedo hacerlo bien. Él me suele decir que ya he jugado con pelotaris grandes y que sé que puedo estar a ese nivel, con lo cual no tengo que ocultarme. Saldré a darlo todo.

La veteranía y el trabajo de los últimos años se nota, ¿no?

-Ahora están debutando los pelotaris con 18 o 19 años, de los que salen auténticas figuras, pero, bajo mi punto de vista, en aficionados te curtes. A base de palos, te haces más duro. Son fases necesarias para pasar a profesionales. Mi ejemplo es mi tío, que debutó con 23 años, la misma edad con la que debutaré yo. Luego hay fueras de serie como Altuna III o Irribarria.

¿Los mayores críticos los tiene en casa?

-Sin duda ninguna. Mi padre y mis tíos son los que más lo viven y los que más lo sufren. Son los que más me dicen. Lo agradezco, así todo se queda en casa. Los consejos que me dan en casa son los que intento seguir.

¿Es fácil llevarlo?

-Ahora lo llevo bien. Ha habido etapas en las que no he disfrutado de la pelota y llegaban los partidos y, si no jugaba bien, las críticas. A veces es duro, pero son constructivas, con lo cual he aprendido a contar con ellas y a trasladarlas al frontón.

¿Sufre de manos?

-Últimamente estoy muy bien. Hace dos o tres años sufría bastante. Se me han endurecido. En la actualidad, si me duelen, en una semana se me curan. No me puedo quejar.

Buena señal.

-Mi tío me dijo una vez que tenía que aprender a jugar con dolor y eso se me quedó impreso en la cabeza. Por tanto, aunque sufra, trato de dar lo máximo.

¿Cómo se definiría?

-Siempre he considerado que tengo buena derecha, con pegada. La izquierda está más floja, pero durante estos años la he mejorado. Siempre hay mucho que mejorar, pero creo que puedo dar el callo.

¿Su pelotari de referencia?

-Lo tengo claro. Siempre ha sido mi tío.

Ha mamado el ambiente pelotazale.

-Desde que tengo dos años le he acompañado a los partidos y entrenamientos. Esto también es algo positivo.