Pedaladas bajo el microscopio

donostia - Las sensaciones, metro patrón durante décadas de los deportistas, una mixtura inclasificable, tricotada con los hilos de la creencia y la fe, imposible de diseccionar por su configuración, por su propia naturaleza emocional, son parte del diccionario deportivo, tal vez su esencia. Ocurre que a medida que crece el análisis, el estudio y el conocimiento deportivo, el término retrocede. La ciencia del deporte está configurada para traducir ese idioma y obtener datos tangibles de ese lenguaje interior. Primero fue el pulsómetro, más tarde el potenciómetro, artilugios que sirven para descodificar y desentrañar el universo de las sensaciones. En ese camino, de partir del conocimiento para una mejor preparación y optimización del rendimiento, la Universidad del País Vasco colabora con la Fundación Euskadi de ciclismo.

El vínculo entre el mundo universitario y el equipo ciclista no es nuevo. De hecho, la Universidad del País Vasco tutoriza las prácticas de los corredores de la Fundación desde 2008 para ensamblar lo mejor posible la práctica deportiva con los estudios académicos. En esta ocasión, la relación entre ambos polos se ha profundizado. Varios corredores de la Fundación Euskadi participan en un proyecto relacionado con la medición de potencia, el termómetro del ciclismo, que servirá como hilo conductor de una tesis que realizará una alumna del centro universitario. En el trabajo también está presente el centro de valoración Kirolab para interpretar los datos obtenidos. Varios componentes del equipo vasco -Xabier San Sebastián, Javier Martín, Eder Sáez de Ocáriz y Gotzon Martín, entre otros- realizaron diferentes pruebas de esfuerzo sobre el rodillo para el desarrollo y el análisis del proyecto de investigación universitario. Miembros de la Fundación fueron examinados en el laboratorio de Rendimiento Humano bajo la supervisión del profesor Gaizka Mejuto.

en busca de motores Por otro lado, los comisarios de la Unión Ciclista Internacional realizaron numerosos controles sorpresa en busca de motores ocultos en 139 bicicletas de las Het Nieuwsblad masculina y femenina, la clásica disputada el pasado sábado. La UCI llevó a cabo su segunda gran investigación tras la realizada en la Méditerranéenne (90 bicicletas), después de que el pasado 30 de enero se descubriera el primer caso de fraude tecnológico, un motor eléctrico hallado en la bicicleta de la corredora Femke van den Driessche en el Mundial de ciclocross sub’23. - C. Ortuzar