bilbao - Después del huracán, entre desperfectos, palabras y demás parafernalia. Después de la lluvia de flashes, de palabras en un micrófono, de los focos mediáticos en la profunda sala del frontón Bizkaia de Bilbao, a medio camino entre los vestuarios y la cancha. Después de los sentimientos y los aplausos. Es después. Después llega la calma. Después llega la tranquilidad de saber que hay un peso menos encima de los hombros. Es después cuando todo vuelve a la realidad. Cuando Pablo Berasaluze, mágico Pablo, se cambia de ropa en los bancos blancos del vestuario junto a Mikel Urrutikoetxea, se coloca el pantalón de entrenar, se prepara para ponerse los tacos y suspira. Aún con el gesto medio torcido. Ni triste, ni contento, ni dolido. “Son cosas que tienen que llegar”, afirma. El final, con mayúsculas. Es en ese momento mágico, de comunión con el rival y con el compañero de entrenamiento, cuando el ecosistema del exterior apenas cala. El vestuario es una burbuja. En ella, Pablo vuelve a la realidad, cruda y tan verídica como la vida misma, que, aunque haya acabado de anunciar que deja la pelota profesional el 1 de octubre, sigue siendo similar a la de ayer, anteayer y hace unos años: cambiarse, trabajar en silencio y batallar contra uno mismo. La vida de pelotari, porque lo normal es la liturgia de puertas para adentro y el espejo mediático solamente devuelve una parte de la imagen que el pelotari da. La crueldad del deporte es así.
Ahí es donde termina de descansar Berasaluze II, cuando todos ya han marchado y se prepara para pelotear con Víctor Esteban y el actual campeón del Manomanista en el frontón negro de Bilbao, donde acabará su obra como artista de la pelota, a la que no le han faltado pinceladas de genio, ni momentos épicos, complicados o duros. Al espejo lo ha desafiado muchas veces el de Berriz. Por eso ha llegado a los 18 años como profesional.
Y será el domingo cuando los cumpla, pero no los superará. Lo explicó en la sala de prensa del frontón claro y conciso. Primero, Rafael Etxeberria, director de organización de Asegarce, reveló que el manista se va a retirar de la mano profesional. “El último encuentro de Berasaluze II será el 1 de octubre en Bilbao. Se le quieren rendir homenajes en diferentes frontones a partir de finales de junio. El 22 de ese mes, en la concentración de Asegarce, tendremos ya parte de los detalles de la despedida”, confesó el responsable de la empresa.
“Ya llegó el día”, contó el puntillero. El mago berriztarra reveló que lo deja porque “había llegado la hora de la retirada”. “Llevo un montón de años y cada día me cuesta más seguir arriba. Los jóvenes empujan”, manifestó el berriztarra, quien apostilló que “es verdad que en los últimos años he tenido varias lesiones. Cada vez me cuesta un poco más ponerme. Viene gente joven y es difícil mantenerse”. Asimismo, anunció que no tiene previsto jugar con otra empresa: “Por el momento quiero acabar bien y si sigo relacionado con la pelota y en Asegarce sería perfecto”. Porque “de momento” no hay nada hablado con la operadora bilbaina para pasar a formar parte del cuerpo técnico. “Puede ser o no puede ser, depende”, revelan desde la empresa.
Desde hacía un par de meses, Pablo Berasaluze venía rumiando una decisión tan importante. “Llevaba tiempo pensando en que llegaría este día. Hay que dar el paso y cada día cuesta más estar bien. Mi intención siempre ha sido acabar mi carrera en un buen momento y mientras estás arriba”, sostuvo el pelotari vizcaino, quien agregó que “le he dado vueltas. Llega una edad en la que es más difícil mantenerse. Aun así, no hace mucho tiempo que lo llevaba pensando. Estoy bien, sin lesiones y me encuentro a gusto, pero sabía que algún día iba a tener que hacer otro tipo de vida. Lo hablamos con la empresa hace mes y medio”. Por lo que, concretó que ha sido “algo meditado”.
Asimismo, advirtió el berriztarra, referente de la pelota a mano vizcaina, que “sabía que iba a ser duro, pero todavía me quedan meses por jugar”. “Durante todo este tiempo he vivido de todo, pero yo he dado todo cada vez que he salido a la cancha. La gente quizás me recuerde por eso”, analizó Berasaluze II, que anunció que “de joven ni pensaba estar tantos años y querré jugar hasta el último”.
UNA CARRERA LARGA “No sé si habré sido un referente, pero me he sentido muy querido. Ahora, Bizkaia está bien cubierto”, aseveró el veterano manista, que definió que “yo he estado en lo más alto, pero también ha habido pelotaris como Zearra que han puesto alto el listón de Bizkaia. Después, he estado yo hasta que Urruti ha acabado siendo campeón, cosa que me pone muy contento”. Además, analizó que “me iré sin ganar una txapela, pero el cariño que he sentido vale más que una”. “La pelota no me debe txapelas, el año pasado pude entrar en otra final del Parejas, tras romperme el tendón de Aquiles en 2013, y no ganamos”, agregó.
Por último, el puntillero de Berriz asumió que echará de menos “la rutina de la semana y las horas que metemos antes de los partidos”. Después, como una premonición, solamente quedaban Urrutikoetxea y él en los vestuarios. El retorno a la realidad, a la rutina. A la calma. A la realidad. Un peso menos. Pablo Berasaluze lo exprimirá y lo disfrutará hasta el próximo 1 de octubre, todavía queda mucho genio por mostrar. La pelota a mano perderá a un pelotari legendario, uno de los últimos apóstoles de la pelota más radical, un referente. Después del huracán, Pablo descansa.