Hernani brinda por su 50º aniversario
celebración el club tricolor rememora los inicios de su actividad hace medio siglo
Los asistentes a la Feria de la Cerveza que arrancó ayer en Hernani tienen un buen motivo por el que brindar. El club hernaniarra está celebrando estos días su primer medio siglo de vida y, además, una exposición fotográfica en Atsegindegi pasa revista a casi todos los equipos de su historia. El presidente de la entidad, Juan Rodríguez -Juanito- ha permanecido ligado al Hernani desde sus primeros pasos hasta la actualidad, y recuerda para NOTICIAS DE GIPUZKOA los inicios de uno de los clubes más activos de Hegoalde.
El primer equipo de rugby que se consolidó en Gipuzkoa surgió en Donostia en 1960. El entusiasmo por el nuevo deporte pronto se propagó por la capital guipuzcoana, y además de aquel conjunto pionero, también surgió otro equipo senior, como el Motobic, o conjuntos de categorías inferiores, como el Martutene o los Luises de Eguía. La siguiente localidad que se vio contagiada por la fiebre del rugby fue Hernani. Juan Rodríguez recuerda que “había varios jugadores hernaniarras en equipos de Donostia, como Vasconia o Motobic y Martutene. Juan Crespo, Tomás Molina y Joaquín Goikoetxea iniciaron los primeros movimientos en 1963, con sus cuadrillas, e hicieron un equipito bajo los auspicios del Club Deportivo Hernani. El primer equipo estaba compuesto por juniors. En 1963 fueron a un campeonato de España, y en 1965 se ganó el campeonato vasco-navarro de lo que entonces se llamaba rugby educativo” -de categorías inferiores-. Finalmente, “el 16 de septiembre de 1965, el nuevo club se inscribió en el Registro Civil, con la firma de esos tres y de Juanito Gil, porque hacían falta cuatro firmas”. La nueva formación recibió un impulso fundamental de la mano de Manolo Adarraga Elizaran -Txokolo-: “Era un hombre de rugby. Estudió ingeniería en Madrid y había jugado en el Atlético Aviación”. Adarraga, perteneciente a una familia muy vinculada al deporte, había sido una vez internacional y llegó a Hernani “con nociones de rugby. Estuvo entrenándonos hasta que se fue a la República Dominicana por motivos laborales”.
En la etapa siguiente el club se quedó huérfano de entrenador: “Venía gente procedente del Atlético a ayudarnos, como Luis Mari Ezeiza o Salva Mujika, y los más veteranos del equipo también entrenaban”. El boxeador Jacinto Santín o el alpinista Martín Zabaleta colaboraron en la preparación física de los jugadores.
Rodríguez, por su parte, puede presumir de llevar “50 años en el club. Nací en Brest, en Bretaña, y viví en París hasta los 12 años. Mi familia era de Hernani y venía aquí a pasar los veranos. El rugby entonces era algo prácticamente desconocido aquí. Yo iba a ver entrenar al equipo al lado del puente de Orbegozo, donde ahora está Zubipe, y empecé a salsear. Yo jugaba al fútbol, pero sabía las reglas del rugby y me gustaba. Eso fue en 1963. Dos años más tarde vine a vivir aquí con la familia. En 1985 me hicieron presidente y llevo ya treinta años”.
El hombre que revolucionó el Hernani
El Hernani dio un salto cualitativo con la llegada de Iñaki Quesada como jugador y entrenador. Juan Rodríguez no duda en que su labor “supuso un punto de inflexión. No solo fue un entrenador, fue el formador de todo el club y el que nos inculcó sus ideas. Nos decía Si queréis algo tendréis que hacerlo vosotros. Nos hicimos directivos todos”.
Quesada llegó “en 1969 o 1970”. Con él al frente, el Hernani ascendió por primera vez a la máxima categoría, en 1978, y vivió sus años más brillantes. Durante las cuatro temporadas siguientes, la liga estuvo dividida en cuatro grupos territoriales, y en 1980, 1981 y 1982 los tres primeros de cada liguillas disputaron una fase final por el título. El Hernani fue subcampeón durante estas tres últimas temporadas, y en 1984, cuando se disputó la competición en un solo grupo con nueve partidos, volvió a terminar segundo.
Para Rodríguez, Quesada, fallecido el 31 de mayo de 2014, fue el “alma mater del club. Jugaba de tercera línea en la época dorada del Atlético. Creyó en la gente de Hernani, tenía un proyecto y desembarcó aquí. Fue un hombre muy importante, muy buen técnico, con una personalidad que contagiaba su forma de ver las cosas”. Conocido como El Viejo o Agonías por su carácter un tanto cascarrabias, Rodríguez reconoce que “era difícil de trabajar con él, pero si no estaba él era otra cosa. Incluso en el campo”.
Tras la marcha de Quesada, en 1987, se sucedieron técnicos como José Manuel González Lozano, Javier Ormazabal, Javier Alduntzin, Guy Glottin, Joxe Elosegi, Gurutz San Miguel y Albin Lhoste. Con este último, el Hernani dio “un segundo giro” vital tras la etapa de Quesada, empezó a trabajar la cantera con mayor profundidad y, con la ayuda del exinternacional lapurtarra Michel Celaya, se elaboró una especie de libro de estilo para todas las categorías.
Con el técnico actual, Patrick Polidori, el equipo logró el ascenso a la División de Honor en 2012 tras 25 años de espera. El próximo año, el club tricolor disputará su cuarta campaña consecutiva en la elite.
Un tesoro para el club
Uno de los factores que han convertido al Hernani en un club especial es el complejo de Landare, con sus dos campos de rugby y la sede social de la entidad. El presidente del conjunto hernaniarra reconoce que “Landare nos da un plus. Se crea un ambiente impresionante, con los críos, los padres... Además, la sociedad gastronómica es el tercer sponsor que tenemos”.
El Hernani comenzó jugando en el desaparecido campo de Txantxilla, “con palos atados a las porterías de fútbol”, y también se jugó en Atsegidegi, “cuando era un campo de tierra batida y se jugaba a balonmano. Y también en el campo del Antiguo, en Donostia. Hemos llegado a jugar en el frontón a rugby pañuelito”.
Los actuales terrenos de Landare estaban ocupados por unos viveros pertenecientes a la Diputación, pero Ricardo Mendiola, Manolo Adarraga y Juan Crespo trabajaron para que, a finales de los años 60, la entidad foral cediera los terrenos al Ayuntamiento, y este al club durante 25 años. Rodríguez recuerda que “el Club Deportivo Hernani también nos ayudó, porque les estropeábamos su campo en Txantxilla”. En los próximos días, el municipio hernaniarra renovará la cesión de los terrenos al club. El Hernani, además, también ha solicitado “ampliar los servicios y las tribunas, y alumbrado para el campo 1”.
Una masa social “impresionante”
Actualmente, el Hernani es uno de los clubes con más jugadores de Hegoalde. Cuenta con unos 240 jugadores, incluidos los escolares, tiene alrededor de 900 abonados y el club cuenta con unos 35-40 socios. Para alcanzar esta condición, es necesario haber jugado durante un par de temporadas o haber demostrado un vínculo especial con el equipo. Además, la sociedad gastronómica de Landare, que cuenta con su propio presidente, tiene otros 210 socios.
El máximo dirigente hernaniarra, Juanito Rodríguez, destaca especialmente el respaldo del que goza el Hernani en la localidad: “Tenemos una masa social impresionante. La afición es espectacular. Hace cinco o seis años era impensables ver chavales en la calle con un balón de rugby, con la camiseta y pidiendo autógrafos a los Oier Garmendia e Igor Genua. Siempre ha habido gente, porque todos los jugadores son de Hernani y todos conocen a alguien que juega. Es como una selección. Los jugadores no cobran en pasta, pero cobran en cariño, en carisma en el pueblo. El sentimiento hacia el equipo está muy arraigado”.
Rodríguez también resalta los elogios que recibe el club por parte de los visitantes: “Todo lo que habían oído antes de Hernani, de quemar cajeros y todo eso, luego viene la gente aquí y dice que esto no es como lo contaban. Creo que toda la gente es respetuosa”.
Como muestra del arraigo del club, el presidente cita la Feria de la Cerveza: “Un día trabajan los jugadores, otro los padres de los chavales, otro los veteranos... y siempre hay gente de los bares de Hernani que nos ayuda”.
Mirando a Iparralde
Al contrario que en otras épocas, el Hernani no se plantea actualmente la fusión de su primer equipo con algún otro club, ya que “es muy complicado”, explica Rodríguez. Tampoco se propone romper su línea actual y fichar jugadores profesionales, aunque “se podría abrir un debate en el club” si hubiera dinero suficiente.
El conjunto tricolor, no obstante, sí se plantea nuevas iniciativas, y la próxima temporada espera poder competir en Iparralde con un equipo formativo que, en principio, podría ser de categoría infantil: “Se ha hablado muchas veces de crear una selección de Gipuzkoa y competir allí, pero, como nadie da el paso, lo vamos a dar nosotros. Vamos a iniciar una idea, y el que quiera que se sume”.
Los chavales seguirían entrenando en Landare, y la idea es que puedan foguearse en una competición de mayor nivel, para volver al equipo absoluto cuando sean juveniles o seniors. Y es que el Hernani cumple 50 años mirando al futuro.