“Desde un principio nos encantó el equipo que teníamos; las cinco primeras derrotas no me preocuparon”
Jaume Ponsarnau (Tárrega, 28 de abril de 1971) lidera desde el banquillo un GBC que después de dos triunfos consecutivos tiene muy encarrilada la permanencia
donostia - El targarí fue el gran protagonista de la pasada jornada en la ACB, ya que fue recibido con un cariño impresionante en su regreso a Manresa, club en el que trabajó diez años, siete de ellos como primer entrenador, y además su equipo logró una gran victoria fruto de un impecable trabajo colectivo que lleva el sello de Ponsarnau. Su trabajo y su personalidad hacen que lleve camino de ser tan querido en Gipuzkoa como lo fue en su exequipo.
¿Qué esperaba de su retorno a Manresa y cómo fue?
-La primero que pensaba es que no tenía que pensar mucho en cómo sería, porque el partido era muy importante y lo último que quería era tener que gestionar unas expectativas. Siempre me he sentido orgulloso de cómo lo hice en Manresa y solía pensar: “Si algún día vuelvo, me tienen que recibir bien”. Siempre intenté no forzar situaciones negativas porque creía que todo lo que hacíamos era importante el Congost y su gente, la afición. Me sorprendió el recibimiento, es un recuerdo que me guardaré para siempre.
Imagino que tendrá sus rutinas previas al partido. ¿Le costó mantenerlas el sábado?
-No. De hecho, creo que fue clave mantenerlas. Solo cambié una cosa: en los encuentros fuera de Illunbe nos gusta hacer el plan previo una hora y cuarto antes del inicio en la pista, pero esta vez lo hicimos en el vestuario porque había mucha gente que tenía ganas de saludarme y eso podía molestar nuestra dinámica.
En un vídeo en la web de la ACB se ve que saluda a un montón de aficionados, que le regalan una camiseta en la que pone ‘Siempre serás uno de los nuestros’... le costaría no emocionarse.
-Costó, costó. El shock más grande vino cuando entré en la pista, el pabellón estaba a la mitad de aforo y me sorprendió la unanimidad de ese aplauso. Salí emocionado.
¿Y después del partido?
-Bueno, la gente de allí estaba muy triste porque para ellos fue una derrota importante, pero vi un deseo de abrazarme y de saludarme independientemente del resultado. Eso lo valoro mucho. Pero hay un gesto con el que no contaba nada. Es una situación de la que no había hablado con mis jugadores y me sorprendió el reconocimiento de mi propio equipo. Fue lo más emocionante.
¿Qué siente cuando nota que ha dejado tanto cariño?
-Una autosatisfacción y una realización personal. Creo que para hacer bien este trabajo tienes que implicarte, no solo con tu profesión, sino con los sentimientos de un pabellón que a veces me silbó, que a veces reclamaba que pidiese un tiempo muerto... pero que muchas veces me animó. Confluir después de este tiempo que ha pasado es el mejor premio que te puedes llevar de un sitio. Creo que hay una cosa que ha ayudado, y es que hubo un momento, cuando los resultados no fueron buenos, que decidí irme en lugar de aferrarme a un contrato. Eso el Congost lo ha apreciado.
Nadie me ha hablado mal de usted.
-Pues ya hay gente, no creas. Siempre he intentado tener un valor, y es la honestidad, con toda la gente que he trabajado. Y esta honestidad he tratado de llevarla con buenas sensaciones, no solo a través de imperar, sino de convencer. La honestidad es muy importante y eso ha hecho que haya más gente que respeta mi trabajo que lo contrario.
Haber ganado multiplicaría esa sensación de regreso feliz a Manresa.
-Sí, porque era muy, muy importante. Este partido nos permitía afrontar lo que venía teniendo diferentes perspectivas. Perdiendo solo quedaba una, dejar a dos equipos detrás y acabar entre los 16 mejores. Ahora se nos abre otra perspectiva, que es la de a ver cómo de buenos podemos ser dentro de esos 16.
¿Fue una de las mejores versiones del equipo en toda la temporada?
-Sí, creo que sí. El gran valor que demostramos el otro día fue el de la consistencia, y la encontramos gracias al control del ritmo de juego, que lo pudimos llevar más de 30 minutos. Lo perdimos al principio del partido, pero dimos la respuesta adecuada a eso, y la dimos con muchos jugadores. El equipo demostró una entereza enorme a partir de la consistencia, independientemente de tener más o menos acierto.
¿Haber ganado de aquella manera contra el Obradoiro siete días antes fue el primer paso hacia la victoria en Manresa?
-Perder contra el Obradoiro hubiera supuesto un golpe duro y una dificultad anímica, pero el equipo me inspira tal confianza y me ha demostrado tantas veces su entereza, que pienso que hubiera estado a buen nivel en Manresa incluso perdiendo siete días antes.
¿Había ganado alguna vez así, con un rival fallando dos tiros libres?
-No. Perdido por dos tiros libres fallados sí, pero ganarlo no. Fue un partido de tensión, de emociones, de resultado incierto... un partido para disfrutar.
Han ganado los seis encuentros que han disputado contra los cuatro de abajo: Andorra, Sevilla, Fuenlabrada y Manresa.
-Es el síntoma de que los valores que hemos decidido tener para competir en esta liga son los acertados. Lo primero es haber podido hacer un buen equipo para competir. Desde un principio dijimos que nos encantaba el equipo que teníamos y que solo nos faltaba ir mejorando a través del trabajo y la competición. Ahora, la sensación es que hemos acertado. Es cierto que cuando hemos tenido una lesión o una gripe hemos sufrido, pero hemos sido capaces de hacer frente a situaciones complicadas.
Pues la sensación que teníamos muchos es la de que el equipo era bastante justito para la ACB.
-Bueno, no tenía por qué ser un análisis erróneo pensar que era justo porque lo habíamos hecho con unos recursos muy justos. Somos el club de la liga que hemos hecho un equipo con menos recursos económicos, pero acertamos con los valores que debía tener. Hemos acertado con las apuestas, que teníamos que hacerlas, y hemos encontrado el equilibrio en el juego. Hemos crecido como grupo.
Quedan lejos las cinco derrotas en las primeras jornadas, momento en el que usted siempre transmitió confianza y tranquilidad, al revés que la opinión general.
-El 0-5 no me preocupaba porque estábamos trabajando bien. Cometimos errores en la pretemporada, no nos dio la información adecuada para ver cómo estábamos y necesitamos tres jornadas (Estudiantes, Real Madrid y Obradoiro). Después de esos tres partidos había un calendario muy difícil, así que tuvimos paciencia y lo aprovechamos para crecer. Ahí me reafirmé en lo que pensaba, que este club es sensato. Cuando más dude es cuando después de este 0-5 ganamos algún partido y dejamos de poder entrenar por las lesiones. Ahí dudé porque para mejorar teníamos que trabajar y si no podíamos hacerlo a tope nos íbamos a quedar cortos. Eso lo pagamos, no inmediatamente, pero sí al cabo de unos partidos, ese final de primera vuelta e inicio de la segunda, con varias derrotas en casa.
El grupo transmite la sensación de estar unido.
-Aquí cada uno es de su casa y cada uno tiene una forma diferente de afrontar según qué cosas, pero la idea de baloncesto que queremos tener en ataque y defensa ha unido al grupo. El nivel humano es muy bueno, y la sensatez que genera el club y la que hemos querido generar en el cuerpo técnico ha ayudado a que todos estos valores que tiene este grupo humano vayan en una dirección positiva.
Es indiscutible que el equipo se ha basado en cuatro pilares: Jared Jordan, Taquan Dean, Dani Díez y David Doblas.
-Esa es la realidad. Hubo un momento que estábamos abiertos a agarrarnos a más recursos, pero necesitábamos tener una línea competitiva y fuimos pragmáticos y basamos gran parte del juego del equipo en ellos y con Will (Hanley) y Ioann (Iarochevitch). Tuvimos los problemas de la apendicitis de Ioann, que rompió su adaptación y su ritmo, y las lesiones de Jordi Grimau y Mikel Motos, y nos basamos en los jugadores que he mencionado.
Ha sido importante la recuperación de Jordi Grimau, un jugador que usted se llevaría de la mano a todos los equipos.
-Es un jugador que conoce la ACB, que sabe qué cosas son necesarias para ser competitivo, sabe cómo interpreto el baloncesto y sabe qué márgenes doy al jugador para explotarlos él y enseñárselo a sus compañeros. Ha tenido que gestionar una lesión que para él ha sido muy dura, porque la recuperación se alargó. Está por el buen camino y va a seguir demostrando toda su calidad.
Ha logrado por fin que Josep Franch explote.
-Yo no estaba sabiendo conectar con sus virtudes, quizás querer que dominara el juego era un hándicap para él. Ha conseguido mejorar su aportación desde hace un mes cuando ha soltado el juego, cuando le hemos exigido que controle menos el juego y se ha dejado llevar un poco. Al soltarse ha encontrado definición y pase para que el juego fluya.
¿Le ha perjudicado en cierta manera que el base titular sea un jugador tan especial y difícil de suplir como Jared Jordan?
-A corto plazo seguramente sí, pero a largo plazo, después de esta experiencia de compartir cada día con Jared va a ser mucho mejor jugador. Una de las dificultades en la carrera de Josep es que ha jugado con buenos jugadores pero no buenos bases de verdad, y esto le servirá de mucho.
¿Desde cuándo conocía a Jordan?
-Era un jugador que en Manresa lo mirábamos porque nos gustaba. Era muy atípico en la liga alemana, y este verano hubo una oportunidad, igual ayudó su lesión el año pasado y que con el tiempo ha sido más atípico aún en la liga alemana. Para mí tener un base con esta capacidad de visión ha sido siempre prioritario, con más capacidad para entender el juego que capacidad para anotar. Es un poco del estilo de Javi Rodríguez en ese sentido. Me gustaba Jared, pero era una apuesta por su condición de americano y la adaptación a la ACB. Tiene una calidad enorme.
¿Cómo definiría la situación clasificatoria?
-Una situación en la que solo debemos pensar en el próximo partido, porque cada jornada nos deja muchos mensajes. La liga está muy compacta y bonita, y está abierta a muchísimas cosas. Por lo tanto vamos a disfrutar buscando el premio de ir a ganar cada partido.
El objetivo marcado inicialmente es la permanencia. ¿Conseguirla sería un éxito?
-Conseguir la continuidad en la ACB sería una satisfacción porque querrá decir que hemos hecho un trabajo importante, y además necesario para que el club perdure. Pero éxito o no, lo marcará cómo acabamos. Imagina que tenemos dos lesiones graves, pues igual ganar solo un partido de diez es un éxito. Al final el resultado es por lo que todos nos van a valorar, pero no puede ser lo que más nos valoremos nosotros.
Las próximas citas son dos derbis ilusionantes, y más visto el buen momento del equipo.
-Lo son. Los derbis son especiales y estamos en un momento en el que tenemos la confianza de ser capaces de competir contra cualquiera, incluso contra dos equipos tan buenos como Baskonia y Bilbao Basket.
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