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Gipuzkoa no se quebranta los huesos

a pesar de la longitud y dureza del recorrido, los ciclistas guipuzcoanos son mayoría en la prueba aragonesa

Gipuzkoa no se quebranta los huesosainara garcia

SI por algo se caracteriza el recorrido de la Quebrantahuesos es por su extrema dureza. Es lo que ha hecho que esta prueba que lleva celebrándose desde hace 21 años sea una de las más importantes del calendario para muchos aficionados al mundo de la bicicleta.

Han sido casi 8.000 los ciclistas que han llenado las carreteras del circuito aragonés año a año, siendo Gipuzkoa el territorio que ha tenido más representantes desde 2008. En la edición de 2012, que se disputará mañana, tomarán la salida 8.837 corredores de 18 nacionalidades, entre las que se encuentran México, Israel, Argentina, Australia, Canadá o Colombia. De los 2.486 corredores vascos que tomarán parte mañana, 1.573 son guipuzcoanos. Josu Andueza y Aritz Marin serán dos de ellos. Para los jóvenes tolosarras será la segunda vez, después de que la experiencia del pasado año fuera muy satisfactoria.

Llamados por la curiosidad de vivir la carrera de cerca, decidieron participar en la pasada edición. "La prueba es de sobra conocida para los que nos gusta el ciclismo, y siempre que oíamos hablar sobre ella a gente conocida que ya había participado, nos picaba el gusanillo de probarlo", relata Josu. Pese al respeto inicial y a la dureza del trazado, acabaron la carrera con muy buen sabor de boca, y por ello han decidido volver a repetir la experiencia.

El recorrido cuenta con 205 kilómetros, en los que deberán subir tres cotas: el puerto de Somport, el Col de Marie-Blanque, y finalmente el Portalet. "Se hace muy largo en comparación con otras pruebas. Además al principio hay que andar con cuidado porque hay embotellamientos. Pero los cuatro kilómetros de subida al Marie-Blanque son muy duros y la cuesta pone a cada uno en su debido lugar. La cuestión es pasarlos como sea, sin cometer ninguna locura, porque luego se notan a la hora de subir Portalet", explica Aritz. La ascensión a este último alto es de 28 kilómetros, y aunque un avituallamiento a mitad de camino sirve a los ciclistas para darse un descanso. "Lo primero que piensas es en llegar", dice Josu.

Durante ese largo trayecto, el pelotón pasa por territorios pirenaicos, tomando cierto parecido a las grandes citas del Tour de Francia. "Si el tiempo acompaña, las vistas son maravillosas, y para el que le gusta el monte ver todos los Pirineos es espectacular", cuenta Andueza. Aritz en cambio, no se para mucho rato a contemplarlos.

De cara a la cita de este año, lo prepararon todo minuciosamente desde hace ya varios meses. Desde diciembre estuvieron pendientes de la página web de la organización para poder inscribirse. Dieron su nombre en enero, aunque tuvieron que esperar hasta la repesca para obtener un dorsal. Los tolosarras partirán hoy por la tarde hacia Jaca, donde se alojarán en casa de un amigo. Este año además, la Quebrantahuesos coincide con las fiestas de San Juan de Tolosa, por lo que se plantean volver temprano al pueblo. "Tendremos que hacer más rápido la carrera", bromea Aritz.

El plan de entrenamientos también ha sido completo. Intentan coger la bici tres o cuatro veces por semana. Durante la época invernal, han dado vueltas al llamado Tontódromo, ruta que toma las carreteras entre Tolosa y Zaldibia, pasando por el alto de Larraitz (Abaltzisketa). Conforme se acerca el verano, las distancias aumentan: "A veces la ruta de la costa: Salimos de Tolosa, subimos Aia, bajamos hasta Zumaia y volvemos por Azpeitia. Otras veces salimos pronto por la mañana hacia Estella y volvemos para la hora de comer. Este tipo de recorridos ya son para mentalizarnos y hacer culo".

Después de pasar todo el año encima de la bicicleta, de un lado para otro, consideran que participar en la Quebrantahuesos es una bonita manera de dar cierre a su temporada. "Una vez que has estado entrenando durante tanto tiempo, ¿sería una pena no hacerlo, no?", se preguntan.

Josu y Aritz confiesan que no tienen ningún pique entre ellos. "Mientras se pueda, intentamos hacer todo el recorrido juntos, y luego, si nos quedan fuerzas en los últimos kilómetros, apostamos a ver quién es el más rápido", dice el primero. Más allá de esa pequeña apuesta, los dos encaran la prueba como reto personal de autosuperación. "Siempre te planteas el mejorar lo anterior", explica Aritz con la esperanza de bajar de las ocho horas y media del pasado año. "No se si lo conseguiremos, pero en ello consiste el reto", considera Josu.

De momento, solo piensan en acabar bien la carrera. Las claves para ello, residen en dosificar las fuerzas y mentalizarse de que son muchas horas encima de la bicicleta con rampas muy duras. "Hay que ir poco a poco, y sobre todo guardar las fuerzas. No hay que cometer ninguna locura, porque tarde o temprano lo terminas notando", advierte Josu. Aritz también recomienda comer y beber contínuamente para no sufrir bajones. "Que haga buen tiempo también será importante", añade.

Por ahora, los tolosarras se aferran a la buena suerte. "Hemos visto caídas impactantes, pero tocaremos madera para todo salga bien".