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La Vuelta al País Vasco se queda en la cuneta

La organización anuncia la suspensión de la prueba y de la Clásica de DonostiaPara salvar las dos competiciones se necesitarían 150.000 euros, la cantidad que ha reducido el Gobierno vasco

Donostia. Si un milagro no lo remedia, y lo milagroso en estos tiempos de asfixia económica es conseguir financiación, dinero, nada de promesas aunque se plasmen en papeles firmados, la Vuelta al País Vasco, y con ella la Clásica de Donostia, se suspenderá y pasará a descansar en el panteón ciclista de las carreras perdidas siguiendo el camino de la Subida a Urkiola, la Bira o la Euskal Bizikleta, las tres últimas víctimas a las que nadie empujó cuando dejaron de dar pedales y se echaron a la cuneta. Allí murieron de inanición. En eso está la ronda vasca, más cerca de la cuneta que de otra cosa después de que los organizadores reconocieran su incapacidad para cubrir el actual presupuesto, cercano al millón de euros. Les faltan 150.000, y lo milagroso sería recopilarlos para, como fecha límite, el próximo miércoles. Si no llega esa inyección económica, asegura Jaime Ugarte, presidente de Organizaciones Ciclistas Euskadi, las dos pruebas borrarán su nombre del calendario internacional.

Tanta premura y urgencia, o tanta dilatación en el reconocimiento de la delicada situación, se debería a lo desafortunado y repentino de los acontecimientos. Según relata el propio Ugarte, en una reunión de urgencia celebrada el pasado miércoles en Gasteiz, Patxi Mutiloa, director de Deportes del Gobierno vasco, les habría anunciado como algo definitivo e inamovible que el ente público únicamente aportaba el 60% de la financiación del Gran Premio de la prueba, unos 200.000 euros de un total de 360.000, rompiendo así un compromiso que data de 2009.

Ese año otra crisis profunda hizo que se tambalearan los cimientos de la ronda vasca. El déficit ahogaba a los organizadores y la urgencia provocó un convenio que derivó en la creación de Organizaciones Ciclistas Euskadi, donde se fusionaban las estructuras de la Vuelta al País Vasco y la Euskal Bizikleta, que ese mismo año desapareció del calendario, pero que conservó la Subida a Arrate como final de etapa de la ronda vasca. A cambio, el Gobierno vasco se comprometía a patrocinar el Gran Premio de la prueba durante tres años -2009, 2010 y 2011- con la opción de uno más. En ese acuerdo que firmó el anterior Ejecutivo, se especificaba que la Vuelta al País Vasco debía recibir 360.000 euros anuales desde Política Lingüística, que ha cumplido los tres años de contrato y comunicó en mayo de 2011 que no le interesaba un cuarto porque necesitaban el dinero para el euskera, uno de los ámbitos de responsabilidad pública castigado por los recortes del actual ejecutivo. Sin ese dinero público, más de un tercio del presupuesto, la carrera quedaba en suspenso.

200.000 euros La Dirección de Deportes, de todos modos, asumió el compromiso de seguir liderando el Gran Premio con una aportación de dinero por definir mientras apremiaba a los organizadores a buscar un complemento económico que debía llegar desde el sector privado. El compromiso de Mutiloa se plasmó en una partida de 200.000 euros contemplada en los presupuestos generales. Ese dinero, a instancias del Partido Popular, estaba destinado en un primer momento a financiar las salida y llegadas de la Vuelta a España en Euskadi, Arrate y Barakaldo. Solo cuando la carrera española se aseguró la cobertura económica sin necesidad del apoyo del Gobierno vasco decidieron PP y PSOE desviar ese dinero a la Vuelta al País Vasco.

De todas maneras, los 200.000 euros son insuficientes para sufragar los gastos de la carrera. El ejecutivo vasco se comprometió a buscar un patrocinador que no ha localizado "porque la situación es mala para todos". Tampoco la organización ha logrado cerrar un sponsor privado.

Los 150.000 euros responden con exactitud a la cifra que el Gobierno vasco aportó para que en 2011 la Vuelta a España, que este año se autofinancia en Euskadi, regresara a casa. Los organizadores vascos han mostrado desde el principio una postura clara en cuanto al asunto. Nunca censuraron la llegada de la carrera española a Euskadi, pero condicionaron su presencia al respeto a las pruebas de casa. "Yo no voy a opinar sobre eso", dijo ayer Ugarte; "solo sé que había un compromiso de cuatro años que no se ha cumplido y que se han querido hacer en tres días lo que no se ha hecho en cuatro años".