Pasai Donibane. "Esta victoria nos viene como un trago de agua en un día como hoy". Nada más terminar la II Bandera Iberdrola de Pasai Donibane, Gorka Aranberri -al que, como mandan las rotaciones de José Manuel Francisco, le tocaba quedarse fuera de la Bou Bizkaia- valoraba de forma expresiva el triunfo de sus compañeros de Urdaibai. En la orilla de San Pedro, donde se ubicaban ayer los delegados de los clubes, el patrón zarauztarra se refería al calor, al asfixiante sofoco vivido durante la regata sanjuandarra, pero, también, aludía a los amargos momentos derivados de la no menos tórrida Operación Estrobo y la patata caliente que decidió enfriar el Juez Único para apagar la petición de suspensión cautelar para los bermeotarras, que ayer recuperaron la sonrisa tras batir por diez segundos a Kaiku y a Hondarribia Orsa.

Un metro a su espalda, la alegría de Aranberri contrastaba con el semblante de los delegados de Orio Amenabar, José Ramón Garate y Luis Javier Amenabar. Era el rictus de la derrota y la preocupación. La Mirotza había vuelto a cerrar la clasificación, y el colchón de ocho puntos sobre Camargo con el que el sábado viajó a Hondarribia se había reducido a uno solo a falta de las regatas de Orio y Castro Urdiales.

crono muy dura La contrarreloj no tuvo demasiados misterios. Sin olas en la bahía, apenas corriente y una leve brisa norteña de proa en los largos impares, la regata fue un remanso para disfrutar sufriendo en las tostas. Y así, cuando menos se les esperaba, Urdaibai soltó su mejor regata de agosto, aun cuando Kaiku presentó cuatro cambios en su tripulación habitual.

Para salir airosa, la Bou Bizkaia jugó al despiste. Primero, con su alineación inicial, en la que no figuraba Xabier Zulaika, que sin embargo fue quien se manejó con el espaldín. Y después, al emanar una sensación engañosa, pues parecía atenazada, a ritmos de 35-36 paladas por minuto, lejos de los 38-39 de otras regatas. "No estamos para ir a 40, y menos en unas aguas tan duras", explicó luego Iker Zabala. Sin embargo, su remada pasaba con eficacia bajo el agua, y en la primera ciaboga clavaron el registro de Kaiku, con más de tres segundos sobre San Juan y Hondarribia.

En el segundo largo -en el que las embarcaciones se pegaban a San Pedro para aprovechar el viento que entraba por la bocana y evitar la corriente-, Urdaibai se catapultó sobre las dos únicas olas que pudo coger tras la ciaboga, y acabó distanciando en siete segundos a las dos traineras guipuzcoanas, y en ocho a Kaiku, con lo que la bandera ondeaba ya en dirección a Bermeo.

La discreta ciaboga de San Juan fue el preludio de un largo aún más pobre, en el que los rosas -como el sábado de Zarautz- acusaron los últimos entrenamientos y se dejaron ocho segundos sobre los dos botes vizcainos, y más de cuatro sobre Hondarribia.

Al contrario que la víspera en sus aguas, la Ama Guadalupekoa no se cebó en el tercer largo, pues no tenía al lado al monstruo verdinegro. Se limitó a hacer su regata a 36-37 paladas, y guardó lo justo para echar el telón con el mejor largo de la mañana y auparse al tercer puesto. Por el contrario, San Juan se vio superada por sus vecinos de enfrente, lo que siempre da salsa en la otra orilla.

La 'Libia', quinta La segunda tanda la ganó Pedreña, que tuvo uno de esos días buenos que no encuentran continuidad, mientras San Pedro lució esos destellos intermitentes que le hacen acreedora de la octava plaza liguera y, por qué no, del derecho a soñar de cara a una clasificatoria de La Concha en la que en 2010 fue octava. Un puesto maldito en Donostia y ansiado en la liga, en la que adquiere un tono morado pues Castro no dio señales de reacción.

Si algo sabe hacer la Libia, es luchar contra sí misma, sobre todo en aguas no revueltas, como también hizo en la crono del Nervión, y superó a Tirán y Astillero, víctimas ambas de esos altibajos que siempre son justificables a dos semanas escasas de La Concha.