donostia. Oinatz Bengoetxea recuperó sus señas de identidad para engancharse al Manomanista. Necesitaba ganar el delantero de Leitza, al igual que su rival y paisano Abel Barriola, pero el menudo pelotari de Asegarce regresó a sus orígenes para conquistar su primera victoria en el torneo. Bengoetxea VI se aferró a su mejor arma en el mano a mano, el sotamano, para fabricarse un triunfo que le permite seguir soñando con las semifinales del campeonato que le encumbró en 2008.
Fue precisamente hace dos años cuando los dos manistas leitzarras que integran la nómina de profesionales de Aspe y Asegarce se enfrentaron por primera vez en el Manomanista. Fue en una final en la que Barriola aparecía como favorito, pero de la que Bengoetxea VI salió campeón. Era su primer título. Ayer volvieron a protagonizar en el Astelena de Eibar un duelo puramente leitzarra, pero en circunstancias distintas. Tanto uno como otro venían de caer en la jornada inaugural del Manomanista y sólo les valía la victoria para seguir con opciones serias de alcanzar las semifinales. Otra diferencia: Bengoetxea partió ayer como favorito, sobre todo porque su rival, Barriola, apenas acumula dos meses de competición desde su reaparición tras superar una grave lesión en la rodilla derecha.
No le salieron bien las cosas a Oinatz en su debut. Alcanzó la primera cita del Manomanista con el dedo corazón de su mano derecha roto y se topó con un rival de cuidado, Asier Olaizola, que le privó del triunfo (22-20). Nunca se sintió cómodo. No encontró su espacio en el Labrit, pero ayer sí lo hizo en el Astelena: a base de sotamanos, de imprimir un ritmo infernal al partido y de mover a su rival. Tomó riesgos Bengoetxea VI y la jugada le salió perfecta. Porque tuvo tino en el remate, pero también porque le acompañó la fortuna en momentos puntuales (en forma de escapadas, también camuflada como errores de su oponente).
Reconoció el delantero leitzarra al término del choque que se había sentido cómodo en la cancha y que en tal circunstancia había influido una barbaridad el hecho de haber tenido el marcador de cara desde el comienzo (1-6). Bengoetxea VI se defendía de la pegada de Barriola con un efectivo juego de aire y después tuvo la sangre fría necesaria para finalizar las jugadas con la dejada. Pero no le resultó sencillo mantener la ventaja. De hecho, la perdió en cuanto su rival impuso su pegada.
errores puntuales de barriola El partido se le había puesto muy de cara a Oinatz, pero Abel todavía tenía muchas cosas que decir. Demostró cierta mejoría con respecto al encuentro que disputó hace dos semanas, aunque también un amplio margen para volver a ser el que fue en su día. Forzó la igualada a 8, la segunda y última del partido (la primera llegó con el 1-1) y lo logró insistiendo en el pelotazo atrás. Buscó los errores de un Bengoetxea osado, que terminó con siete errores producto de los riesgos que asumió, pero que al final encontró el suculento premio de la victoria.
Tras el empate a 8, Oinatz se escapó con dos tantos de saque consecutivos (el tercero le sirvió para sellar su triunfo) y puso otra vez tierra de por medio. Lo hizo justo después de que Barriola ejecutara de manera imprecisa un dos paredes que le condenó a ceder la iniciativa a su rival. Cuando la volvió a recuperar (8-11), apretó de nuevo el electrónico y estuvo cerca de provocar otro abrazo en el marcador (10-11). Sin embargo, una falta de saque finiquitó su reacción. Como ya le ocurriera en su estreno ante Irujo (una pasa frenó su intento de remontada ante el delantero de Ibero), a Barriola le salieron caros dos errores puntuales que reactivaron la maquinaria de Bengoetxea VI. Metió la directa el que fuera campeón en 2008 y alcanzó una victoria holgada que le permite seguir soñando. Barriola también lo hace, pero de una manera casi utópica.