arina Palacio, cineasta que sale de la primera promoción de la escuela de cine Elías Querejeta, ha logrado colar su cortometraje Ya no duermo en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Zinemaldia, una "ficción-no ficción", documental y onírica, que encuentra en su familia todo lo que necesita para hacer cine.

La obra está escrita por Palacio con la ayuda "inestimable" de su padre, Jesús, Kechus, que también actuó para ella, es un homenaje al cine de vampiros que juega entre la realidad y la ficción con los elementos que esta joven donostiarra de 24 años mejor maneja: su casa, el pueblo de su madre y su propia familia.

De hecho, Palacio ya había rodado un par de historias familiares, una con su amona Petri como protagonista, y otra con su primo Miguel Burgueño, un pequeño actorazo para quien la cámara no tiene secretos y que repite en Ya no duermo.

Tras estos trabajos, Palacio se dio cuenta de que no necesitaba irse "más allá" del pueblo materno o de su entorno para encontrar "cosas merecedoras de aparecer en una película". "Lo que a mi me interesaba -dice en declaraciones a Efe- lo encontré en mi familia".

Ya no duermo es la historia de un niño y su tío que quieren rodar una película de vampiros juntos. Pero también es un homenaje de Marina a su padre, un creador de historias "escondido" en un delineante, enamorado desde siempre de este subgénero del terror.

"Quería que mi padre fuese el protagonista, pero también que se implicase y buscásemos soluciones creativas juntos. Y si él quería vampiros, pues vampiros", zanja Palacio.

"Cuando me dijo Marina que quería hacer una película conmigo lo entendí mal, y me resistí porque no lo veía nada interesante. Pero cuando comprendí lo que quería le propuse una película de vampiros, porque el género es muy atractivo para una historia", comenta Jesús Palacio.

Luego el niño se unió al equipo. "Yo no supe nunca de qué se trataba, yo solo hablaba con mi tío. Para mí, no es una película de vampiros -reflexiona, con razón, Miguel Burgueño-, es la historia de mi tío y yo queriendo grabar una película de vampiros".

La película, hecha con una cámara y equipo de la propia Zine Eskola, y nada más, absorbe toda la intuición de Palacio, que aprovecha la espontaneidad de las conversaciones, la sencillez de los planos y una increíble luz natural para dar sentido a una historia pequeña, hermosa, que agarra por las esquinas una cinta de vampiros que podría ser así, o de cualquier otra manera.

Rodada en Carrión de los Condes (Palencia), en un campo amarillo sobre el que se recortan los paseos de los protagonistas, la cinta se manufacturó en el cuarto de Marina, donde montó y sonorizó las tomas que grabó -sin saber lo que hacía- su tío Javi.

Gariza Films se sumó luego al proyecto y la película se completó con una banda sonora compuesta por Paula Olaz.

En los rodajes, dice que lo que más disfruta es "vivir y mirar lo que está ocurriendo", al menos en los que hace por ahora, sin guionizar, porque la suya "no es una experiencia de controlar, sino de disfrutar de lo que te está dando la realidad".

"Me gustaría seguir haciendo las cosas como las he hecho hasta ahora, pero el proyecto que preparo no es posible hacerlo de esta manera tan precaria; es el momento de nutrirme de otras personas", dice la donostiarra.

Con el cortometraje Ya no duermo, Palacio cerró su paso por Elías Querejeta Zine Eskola. Después, el Zinemaldia lo seleccionó para su sección más abierta, Zabaltegi-Tabakalera la única en la que programa cortometrajes junto a Nest, que reúne trabajos de estudiantes de diferentes escuelas de cine de todo el mundo.

"Tuve la suerte de que les gustó el mío", comenta la joven guipuzcoana salida de esta "lanzadera" de cineastas que promete ser el centro dirigido por Carlos Muguiro, que tiene también a otro estudiante de la primera promoción, el catalán Jaume Claret Muxart, con película en el festival, Ella i jo en la mencionada sección Nest.

Su padre y su primo son los protagonistas de un trabajo de "ficción-no ficción" onírico elaborado con material de Zine Eskola

El cortometraje sirve como homenaje a las películas favoritas de su padre, las de terror, quien también se implicó creativamente