La nao ‘San Juan’ ya descansa en el puerto de Pasaia tras una espectacular botadura
Albaola finaliza la primera fase de la construcción de la embarcación con su botadura y un acto de bautismo simbólico con sidra
Once años después de comenzar los trabajos de su construcción, la nao San Juan ya se encuentra sobre el mar de la bahía de Pasaia. Con gran expectación y nerviosismo, la embarcación ha sido finalmente botada este viernes tras un lento y complejo descenso desde la rampa del astillero de Albaola Itsas Kultur Faktoria que se ha prolongado durante una media hora. Antes, como marcan los cánones, el barco ha sido bendecido por Caroline Marchand, esposa de Robert Grenier, encargado de los trabajos de recuperación de la nao original, aunque, eso sí, con sidra.
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Poco después de las 17.00 horas, y aprovechando la marea alta, los operarios de Albaola han comenzado a soltar mediante una cadena el carro sobre el que estaba montado el casco de la embarcación, desfilando, de este modo, por los carriles que le han llevado hasta el agua. “Existe la posibilidad de que el carro varadero se atasque más que el barco se hunda”, ha contado entre risas Xabier Agote, director de Albaola Itsas Kultur Faktoria, en la rueda de prensa previa que ha dado antes de la botadura.
No ha sido así y el barco, cargado con 50.000 kilos de piedras, ha descendido por la rampa entre irrintzis y sonidos de alboka durante cerca de media hora hasta posarse sobre el agua con toda su bodega cubierta de agua. Lo ha hecho, además, con cientos de personas que se han concentrado en diferentes puntos de la bahía, desde la propia Albaola hasta Pasai Donibane (lugar propuesto por la propia factoría pasaitarra para seguir el acontecimiento), para no perderse uno de los grandes hitos recientes para Gipuzkoa.
Una vez en el mar, los remolcadores del puerto han trasladado a la nao San Juan hasta la dársena industrial, donde ha sido amarrada y donde continuarán durante los próximos meses los trabajos, ya que todavía hay que dotar de varios elementos al barco, como los mástiles, las velas o el ancla, todos ellos también construidos en Albaola.
De este modo, cinco siglos después de que el barco original viajará a Terranova, la nao San Juan ha vuelto así al mar. Con 28 metros de eslora, 7,5 de manga y 6 de puntal, la embarcación, de 1565, podría contar con hasta 60 tripulantes y viajará hasta Red Bay, lugar en el que se hundió el original, dentro de dos años.
"Hemos partido de la nada para recuperar un universo extraordinario" y "devolver una memoria colectiva" que quedó atrás, ha asegurado Agote, adelantando que los 40 marineros que viajarán a Canadá en 2027 lo harán con réplicas de la vestimenta original gracias a una colaboración con el Museo del Traje de Madrid, al tiempo que desde Albaola han iniciado contactos con representantes de la etnia gigante para construir los calderos que se encargaba de hacer esta comunidad en el siglo XVI y sobre las que se derretía la grasa de ballena que transportaba esta embarcación.
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Bautizo con sidra
Antes de dar comienzo a la botadura, eso sí, la jornada ha contado con un acto institucional en el que se ha bautizado a la embarcación. Eso sí, a diferencia de la tradición de hacerlo con champán, se ha optado por la sidra, un claro guiño a la historia y cultura vasca, y sin romper ninguna botella contra su casco. Caroline Marchand, esposa de Robert Grenier, encargado del servicio de Arqueología Subacuática de Parks Canada, ha bautizado el barco rociándolo con sidra, al tiempo que Agote ha colocado ramas de laurel sobre la proa de la nao.
Según ha explicado Agote, la sidra era la bebida empleada habitualmente por los marineros vascos en sus expediciones transoceánicas, ya que a diferencia del agua que, en viajes largos se estropeaba en las barricas de almacenaje, la sidra no lo hacía. Pero no solo eso, sino que tenía otra virtud, la de “hidratar a la tripulación y protegerles de enfermedades habituales gracias a su vitamina C”.
La ceremonia, además, ha contado con una nutrida presencial institucional, con el lehendakari Imanol Pradales al frente, así como la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; la delegada del Gobierno español en Euskadi, Marisol Garmendia; el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano; el presidente de Canarias, Fernando Clavijo; el de las Juntas de Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena; y el alcalde de Pasaia, Teo Alberro, y la alcaldesa de Errenteria, Aizpea Otaegi, entre otros, y delegados canadienses y una representación de las tribus indias que en el siglo XVI convivieron con los marineros vascos en las explotaciones balleneras de Terranova y el Labrador.
En su intervención, el lehendakari ha recordado que en el siglo XVI, "en un mundo en plena ebullición geopolítica, en plena transformación fruto del Renacimiento, los vascos fuimos protagonistas". "Fuimos pioneros en la navegación y las relaciones comerciales transoceánicas, partícipes de los albores de la globalización", ha destacado.
"La nao San Juan simboliza los valores con los que queremos seguir aportando nuestro grano de arena en el mundo actual: excelencia tecnológica, talento, valentía y apertura a las redes internacionales", ha asegurado, afirmando que el pueblo vasco tiene la "ambición de seguir jugando la partida en el mundo, de seguir navegando en la nao de la Euskadi Global".
