Se cumplen en este año cien años de la muerte el 4 de noviembre de 1925 en Gernika de Carmelo de Echegaray, nacido en Azpeitia el 3 de julio 1865. Afortunadamente, de su importante trayectoria cultural hay amplia constancia del gran historiador que fue, del listado de sus publicaciones más significativas, así como una bibliografía sobre el mismo a cargo de cualificados historiadores que siguieron de cerca y admiraron su gran labor cultural a favor de un mejor conocimiento de la cultura vasca.
Carmelo de Echegaray mostró desde muy joven su singular sensibilidad cultural participando con éxito en numerosos certámenes literarios, de poesías en euskera que por su continuidad y calidad hicieron que la Diputación de Gipuzkoa en 1884 le proporcionara un puesto de trabajo y le encomendara labores de ordenación e investigación sobre temas diversos el País Vasco en los que pronto fue aportando hallazgos de mucha importancia, siempre bien documentados, en relación a nuestro pasado histórico.
En 1896, y por acuerdo unánime de las diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa fue nombrado cronista de las Provincias Vascongadas. Tenía 30 años. Ese año se trasladó a vivir a Gernika, desde donde, en todo momento, siguió desarrollando su gran labor. Mantuvo frecuente correspondencia. Diputados, obispos, ministros, historiadores y eruditos acudían a él en sus dudas en busca de datos.
En vida, Carmelo de Echegaray, recibió numerosos reconocimientos públicos a su labor, y entre los mismos, bueno será hacer referencia al que tuvo lugar en salón de actos del Ayuntamiento de Azpeitia, el 25 de junio de 1925, con motivo de su ingreso en Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos.
Tras las palabras del alcalde, Casto Orbegozo, y el diputado Julián Elorza, manifestó: “Euskaltzain jaunak: Nola nik aditzera eman, nola nik erakutsi zer eta nolakoa den zuentzat biho-tzean daukadan eskertasuna ? Nire itzak azaltzen dutena baino, nire bihotzak azaldu nahi lukeena asko gehiago da. Eskerrak zuen artera ekarri nauzuelako; eskerrak nire sarrerako hitzaldia entzuteko, Azpeitiko herrira etorri nahi izan duzuelako.
Azpeitian jaio nintzen: hemen entzun nuen, hitz egiten baño lehen, gure euskera zahar maite maitagarria. Urte asko dira, hemendik atera nintzela; ordea urteak ez dute, nere bihotzean Azpeitiarentzat sututa dagoen maitasuna itzaltzeko indarrik”.
El 3 de abril de 1928, tras el acto de la colocación de una lápida en la fachada de la casa natal de Carmelo de Echegaray, situada en el número 7 de la calle de Santiago (hoy Done Jakue Kalea), que le dedicó en su recuerdo la Sociedad de Estudios Vascos, su presidente, el azpeitiano Julián Elorza, al descubrir la misma dio lectura a unas entrañables palabras en recuerdo y agradecimiento a su gran labor cultural. Finalizado el mismo, se trasladaron al Ayuntamiento de Azpeitia, en donde tuvo lugar un singular acto cultural. Entre los discursos, tras las palabras de bienvenida del alcalde, Justo Alberdi, llamó la atención, la brillante disertación que, bajo el título de Carmelo de Echegaray: su influencia en los Estudios Vascos, leyó el culto historiador azpeitiano Ildefonso Gurruchaga, entonces teniente de alcalde de la Corporación municipal. En una lectura sentida expresó, entre otras facetas, que “nuestro ilustre paisano fue llamado con razón el Menéndez Pelayo vascongado y, como su ilustre maestro, fue polígrafo. Sus investigaciones, además de la historia del país, se dirigieron a otras disciplinas. Sería interminable enumerar toda su labor. Baste decir que escribió y habló de bibliografía, de filología, de derecho, de literatura, y aún de religión, y en todas lo hizo con singular competencia. Como literato demostró sus grandes cualidades, tanto en vascuence como en castellano. Mereció ser nombrado para el honroso puesto de académico de la Lengua Vasca, y cuando en dicho cargo se esperaba su valiosa aportación, le sorprendió la muerte. En el seno de la Sociedad de Estudios Vascos encontró el ambiente favorable para desarrollar sus cualidades de fomentador y propagador de estudios e iniciativas culturales”.

El 4 de noviembre de 1975, al cumplirse los 50 años de la muerte de Carmelo de Echegaray, tras la misa en la parroquia tuvo lugar en la Casa Consistorial, y con la presencia de su hijo, Joaquín Echegaray y varios miembros de la Academia de la Lengua Vasca, un entrañable acto organizado por el Ayuntamiento de Azpeitia con la colaboración con la comisión local de Herri-Zale. Presidido por el alcalde, Silvestre Otamendi, se leyeron unas cuartillas en vascuence y castellano por parte del concejal Imanol Elías, al que siguieron las intervenciones del P. Luis Villasante, Juan San Martín y José Antonio Arana-Martija.
Finalizó el acto con la imposición de la Medalla de Oro de la villa de Azpeitia a Joaquín Echegaray
El 25 de julio de 1976 en el Ayuntamiento de Azpeitia tuvo lugar la entrega de premios del I Certamen Literario Carmelo de Echegaray, organizado por el Ayuntamiento de Azpeitia y el alcalde, Silvestre Otamendi. Imanol Elías, como concejal de Cultura, expresó palabras de felicitación y agradecimiento a los premiados y participantes.
Cabe esperar que el entorno del primer centenario de la muerte de Carmelo de Echegaray, sus numerosas aportaciones a la cultura vasca en especial, despierten el interés que contienen para un siempre y necesario mejor conocimiento de la historia de nuestros pueblos y desarrollo de sus entidades públicas y culturales.