Fermin Muguruza se despide a lo grande ante un abarrotado Navarra Arena
El músico repasa su extensa carrera musical arropado por una gran banda y con la compañía de un público entregado
Desde media tarde, la Avenida Zaragoza y la calle Tajonar eran un continuo bullir de gente de bajaba, con los vasos en la mano y la sonrisa en los labios, hacia el Navarra Arena. Muchos eran los que hacían paradas en los bares del camino, que estaban a reventar. Un aspecto similar presentaría el Navarra Arena minutos antes de las 21:00. Fermin Muguruza, el protagonista de la jornada, había pedido a su público que llegara con tiempo para disfrutar del concierto de Hofe, que comenzaba a las 20:00, y varios miles de personas le hicieron caso: cuando el de Villava salió al escenario, el pabellón ya estaba, más o menos, a la mitad de su capacidad. Conforme fue avanzando su actuación, alcanzaría su máximo aforo.
Hofe salió en formato trío y, como el mismo dijo, actuó a contra reloj, pues los tiempos estaban medidos y no había ni un segundo que perder. Aunque es evidente que el grueso del público no había acudido al Navarra Arena para verle a él, el de Villava lo hizo muy bien. Musicalmente, su música es una mezcla de estilos urbanos, rap, electrónica, trap y synth pop, ente otros, todo ello conjuntado con una actitud netamente punk. En los tres cuartos de hora de los que dispuso, Hofe interpretó temas como Joven lehendakari, 2 esku 2 laban (con Kiliki, ex Chill Mafia), o Vampireando, el tema que grabó con La Élite. Concluyó con MzMz (Tek), con el pabellón prácticamente lleno y bailando a su son.
El trío se despedía y, a sus espaldas, unas diez personas comenzaron a poner a punto el escenario para la actuación de Muguruza. Ellos también tuvieron que trabajar a contra reloj, igual que lo estaban haciendo los camareros de las barras, que no daban abasto para abastecer a la sedienta muchedumbre. Por edad, muchos de los que allí esperaban podrían haber estado en el Anaitasuna el 1 de octubre de 1988, aunque también había una parte del público que ni siquiera habría nacido cuando Kortatu, o incluso Negu Gorriak, cesaron su andadura. Mientras se proyectaba un vídeo con las portadas de todos los discos que ha grabado en estos cuarenta años, los músicos salieron y se pusieron a tocar los primeros acordes de Maputxe. Aquello sonaba a gloria, con cuatro metales, un batería y un percusionista que en las tres horas siguientes demostraron ser infatigables. Había también guitarra, bajo, trikitixa y una corista.
Cuando terminaron, presentaron a Fermin Muguruza, que salió y dio la bienvenida a su último “akelarre antifascista”. Comenzaron con el reggae combativo de Urrun. En la pantalla de su espalda, durante todo el concierto se fueron proyectando imágenes cargadas de intención: manifestaciones, pintadas callejeras, protestas, el rostro de Aitor Zabaleta… El primer momento de gran comunión con el público llegó con un par de rescates de Kortatu, Hay algo aquí que va mal y La línea del frente (que arrancó con acordeón para derivar en un ska rock rebosante de energía). Los metales souleros embellecían y potenciaban todas las canciones, al igual que los coros y voces de Miryam “Matah”. Entre los temas propios, destacó el reggae acelerado de Inkomunikazioa o la festiva Big Beñat.
La nostalgia es un elemento esencial en un concierto conmemorativo, y tres temas de Kortatu sirvieron de perfecto revulsivo para poner de nuevo en ebullición el Navarra Arena: A la calle, La familia Iskariote y Nicaragua sandinista. Le siguió el momento más emotivo de la noche, el recuerdo a Iñigo, hermano de Fermin y compañero en mil aventuras (Kortatu y Negu Gorriak incluidos), fallecido en 2019. Después, la antiracista Down to the river dio paso a Black is beltza, de la película del mismo título que dirigió el de Irun (y que habla de cuando, en 1965, no dejaron desfilar a los dos gigantes negros de Pamplona por las calles de Nueva York). Por supuesto, el repertorio de Negu Gorriak también se hizo presente con Hiri gerrilaren dantza, lo mismo que la colaboración con DUT, con Bidasoa fundamentalista. En esta parte, sensiblemente más acelerada, Fermin hizo gala de un excelente estado de forma, saltando y levantando el puño sin parar (en realidad, no paró quieto en toda la noche).
Tuvo tiempo de descansar cuando Jon Maia y una bertsolari navarra improvisaron durante varios minutos. Tras ellos, salieron los viejos camaradas de Negu Gorriak (Mikel Anestesia, Kaki Arkarazo y Mikel BAP) para lanzarse con BSO e Itxoiten. La fiesta alcanzó uno de sus puntos álgidos con Zu atrapatu arte. A cierre de esta edición, sonaba El último ska de Manolo Rastamán. Aún quedaba la recta final. Una alegre despedida que el público estaba dispuesto a disfrutar.
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