dFeria abre su “ventana europea” de habla germana a los artistas veteranos
Austria, Suiza y Alemania llegan a Donostia con la vocación de reflexionar sobre la práctica artística a partir de cierta edad.
Tras un fin de semana de actividades previas que protagonizó la circense Danse macabre de Martin Zimmermann, la XXXI edición de la Feria de las Artes Escenénicas de Donostia, dFeria, ha arrancado de forma oficial este lunes abriendo su “ventana europea” a los países invitados del año, Suiza, Alemania y Austria, todos ellos de habla germana, tal y como ha recordado el director gerente de Donostia, Jaime Otamendi, en la rueda de prensa que ha tenido lugar en el Victoria Eugenia. Todos los participantes en este programa, que busca posicionar a dFeria como uno de los encuentros profesionales de artes escénicas por antonomasia en la Unión Europea, han aludido, de una manera u otra, al conflicto en Ucrania. En este sentido, Zimmermann ha recordado que él siempre trabaja la tragicomedia –Danse macabre es un espectáculo de circo que habla del fallecimiento y el duelo– y que por ello cree que “el humor” puede ayudar a la sociedad europea a “reconectar”.
Reconectar el lo que hace también Dance on ensemble. Pese a ser una compañía radicada en Berlín, se compone de intérpretes de todo el mundo y también encargan coreografías a creadores de distintas esquinas del globo. La reconexión principal, en cambio, no es territorial, sino de edad. De hecho, la condición para trabajar con esta compañía o de crear para ella es la de tener más de 40 años, pues esta edad supone la barrera en la que los artistas profesionales comienzan a ser desplazados de la centralidad.
En dFeria, Dance on ensemble ha presentado Mellowing, la primera colaboración entre el griego Christos Papadopoulos. El director artístico de la compañía, Ty Boomershine, ha explicado que intentan que los coreógrafos, al igual que los bailarines, sean veteranos de la danza, facilita que los primeros conozcan de primera mano las limitaciones de los segundos a la hora de ejecutar las danzas. Aún así, se ha mostrado sorprendido con cada nueva obra de cómo los miembros de la compañía responden “sin esfuerzo”.
Entre los once bailarines de Mellowing se encuentra una donostiarra, Jone San Martin, que ha descrito la pieza como “inquietante, intensa, directa, pulcra y poética”. Como intérprete, ha contado, se les exige una ejecución minuciosa, tanto en lo que respecta “al movimiento como al tiempo y al espacio”.
Mellowing ha podido verse este lunes en el Victoria Eugenia, pero aún hay tiempo de ver Crazy old me, de Karin Schäfer. Esta obra, interpretada por marionetas, se representará el jueves en la sala Club del citado teatro. Al igual que la pieza de la compañía alemana, la obra austríaca habla sobre la madurez y la vejez del artista. Es la propia Schäfer la que dirige la obra y la que manipula los títeres y, tal y como ha contado, la pieza es una investigación sobre sí misma, que lleva 35 años en el mundo de las marionetas. No en vano, Crazy old me cuenta la historia de una anciana titiritera a la que le comienzan a temblar las manos y comienza a preguntarse cuánto de futuro laboral le resta.
Inmigración, monólogos musicales y la apatía de los cuerpos
La programación de dFeria ha continuado este lunes en el Teatro Principal y en la sala Club del Victoria Eugenia con una propuesta circense sobre la inmigración, Mahmud y no solo Mahmud, y con un homenaje a Gabriel García Márquez, Reflejos de Macondo, expoconcierto, que ha combinado escritura, música y fotografía. Este espectáculo de Oscar Perfer y María José Bustos, se representará hoy hasta en tres sesiones distintas.
Asimismo, la sala Imanol Larzabal ha cogido la obra Reminiscencia, de Malicho Vaca Valenzuela, un monólogo reflexivo y autobiográfico a partir de imágenes del propio autor extraídas de sus redes sociales.
Este martes y miércoles, por su parte, en la sala de danza del Victoria Eugenia, además del espectáculoIraun de Amaia Elizaran y Neonymus y de Dual de Marcat Dance, Lucía Montes y Mado Dallery presentarán After de drop, una investigación sobre “la apatía de los cuerpos” que pertenece a una investigación más amplia que se presentará en el mes de junio en Bilbao.
Por último, entre las obras presentadas hoy, se encuentra el monólogo musical El bar nuestro de cada día, creado y protagonizado por Antonio Romera Chipí, sobre un camarero que debe organizar la despedida en vida de un futuro difunto.