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[Artekritika] "El realismo mágico de Xabier Obeso", por Edorta Kortadi

[Artekritika] "El realismo mágico de Xabier Obeso", por Edorta KortadiJavier Colmenero

Xabier Obeso (Errenteria, 1952) presenta en la Sala de Exposiciones Okendo de Donostia un conjunto de pinturas adscritas al Realismo Mágico con aditamentos Surrealistas, que comenzaron a realizarse en el País Vasco a comienzo de los años 70. Ambas tendencias apenas se habían desarrollado entre nosotros hasta que el grupo de Vixente Ameztoy, Ramón Zuriarrain, José Llanos, Rosa Valverde, y unos cuantos independientes como Daniel Txopitea, Nisa Goiburu, Fernando Beorlegi, comenzaron a abandonar la abstracción y a desarrollar repertorios iconográficos más cercanos a la vida del artista y a su entorno, emparentándose con el Nouveau roman francés literario.

En este sentido la obra de Xabier Obeso conecta con los repertorios de este grupo, con el lema conócete a ti mismo / nosce te ipsum y a su entorno, a través de la introspección en mundos esotéricos y filosóficos cercanos a la psicología profunda y al psicoanálisis.

Grutas profundas en las que corren ríos profundos y bolas-ojos enigmáticos, árboles transformados en hombres, arraigados en mundos subterráneos, fuertes rocas en escenarios geometrizados, dólmenes misteriosos que emergen del mar y se elevan al cielo, mares con olas rompientes sobre las que vuelan bolas-ojos surrealistas y pájaros en cielos estrellados y luminosos, potentes arquitecturas que se ciernen sobre espacios y mares, Sol y Luna, dioses astroláticos que marcan el camino hacia el mas allá. Toda una serie de repertorios de carácter esotérico y oculto, que producen en el espectador una visión surrealista, que posee altos grados de buen dibujo y de color y que encierran ciertos elementos ilustrativos y decorativos.

Pintura de matices, trazada sobre texturas, a veces excesivas, con un buen dibujo y marcadas perspectivas, pone al espectador en contacto con mundos intangibles, que el lector atento intuye y adivina. Círculos, triángulos, cuadrados y rombos, componen un friso cinético en el que se desarrollan las escenas y las propuestas de su mundo cósmico y simbólico.

En un panorama artístico, en el que no se lleva el dibujo ni la pintura realista, llama la atención que autores como Obeso, discípulo de Cobreros Uranga, Manuel Huerta, y admirador de Antonio López, sea capaz de desarrollar un friso de pinturas, cargadas de refinamiento y buen gusto.