David y Ana nunca entendieron por qué su madre les sacaba violentamente de la cama a medianoche ni por qué había aquel follón en la escalera de la casa, con policías aporreando las puertas y gente gritando. Como ella, se vistieron aceleradamente y quedaron a la espera de la temida llamada. Cuando ésta llegó, se sumaron a la corriente humana que fue dirigida hacia los autobuses urbanos que esperaban en los portales.

La escena se repitió una y otra vez, en un barrio y en otro. Los niños apenas si se daban cuenta de lo que ocurría. Sin embargo, los adultos sospechaban lo peor, aunque algunos alimentaban alguna esperanza al tratarse de policías franceses. El trayecto acabó al amanecer, frente al Velódromo de Invierno, en el corazón de París. Les empujaron al interior con la indicación de que se acomodaran por tratarse de una concentración provisional previa al destino final.

Una rusa hablando euskera

Irène Némirovsky tenía entonces 39 años. Había nacido en Kiev en 1903 en el seno de una acaudalada familia rusa que tuvo que salir del país como consecuencia de la quiebra económica de su padre. Su primer refugio fue Finlandia para acabar en París donde el patriarca dirigió un banco judío. La holgada situación económica en que vivían permitió que Irène recibiera una esmerada educación. Además de francés y yiddish, hablaba inglés, ruso, polaco, finés e, incluso, euskera.

La holgada situación económica en que vivían permitió que Irène recibiera una esmerada educación.

La muchacha huyó de temas económicos para refugiarse en la literatura. Licenciada en Letras en la Sorbona, a los 23 años fue abriéndose camino en los círculos culturales parisinos colaborando en la publicación Les Oevres Libres, donde dio a conocer El malentendido que, cuatro años más tarde, tomaría forma de libro.

Aquel año, 1926, Irène se casó con el banquero Michel Epstein con el que tendría dos hijas, Denise y Elizabeth. La nueva familia se instaló en París, donde la escritora siguió colaborando en la misma revista. Como entendió que una de sus narraciones, David Golder, era superior en calidad al resto, la envió a una editorial de forma anónima. El editor, sorprendido por la audacia del texto, decidió publicarlo, pero tuvo que poner un anuncio en los periódicos para dar con la autora.

Triunfo con su autobiografía

La novela, escrita con un estilo ameno y conciso, refleja la historia de su propia familia, encabezada por un padre usurero que sufre una afección coronaria en un casino de la Costa Azul mientras estaba dilapida el dinero de su banco. En consecuencia, cae en la bancarrota al cundir el pánico en la Bolsa. Hundido económicamente, escapa a París con los suyos y se le presenta una segunda oportunidad. La presentación que hace de sus padres hace pensar en una desgraciada infancia.

El éxito del libro fue tal que al poco fue pasado al cine por Julien Duvivier con Harry Baur en el papel del banquero judío. Este actor adquirió enorme popularidad tras protagonizar Los miserables y resonancia universal cuando, durante la ocupación del país, fue torturado por la Gestapo hasta la muerte por estar casado con una mujer judía, sospechosa de pertenecer a la Resistencia.

Su irrupción en el mundo de las letras con tan buena fortuna provocó un vivo interés entre los intelectuales franceses.

El siguiente triunfo literario le llega a Irène Némirovsky en 1930 de la mano de El baile. La irrupción de Irène en el mundo de las letras con tan buena fortuna provocó un vivo interés entre los intelectuales franceses. El hecho de que el rodaje de El baile coincidiera con el de La sangre del poeta provocó un acercamiento entre la joven y Jean Cocteau, pintor, poeta y dramaturgo que hacía sus pinitos en el cine con ese título..

El mundo de las letras y el espectáculo no parecía que tenían secretos para Irène, pero a pesar de ello el gobierno francés rechazó la petición de nacionalización que cursó en 1938. Alguien le apuntó que tal vez influyó en esta decisión el hecho de que era judía. Convencida de ello, la escritora y su familia se convirtieron al catolicismo, pero no por ello desaparecieron los problemas.

Lloros y gritos infantiles tras la redada de la vergüenza en el centro de París

Irène fue trasladada a uno de los primeros escenarios masivos como antesala del infierno de los campos nazis.

A pocos metros de la Torre Eiffel se encuentra el Jardín-Memorial de los Niños del Velódromo de Invierno. Muchos turistas pasan por este punto sin reparar en la cruel historia que esconde el lugar. La noche del 16 al 17 de julio de 1942 ocurrió la mayor redada de judíos que se conoce en París. Los alemanes ordenaron al gobierno colaboracionista de Vichy la detención de todos los judíos adultos extranjeros de ambos sexos censados en la ciudad, pero la policía francesa decidió incluir a los niños de 2 a 12 años, pese a que la mayoría de ellos había nacido en Francia.

Según datos oficiales, fueron arrestados 13.152 judíos de los que 3.118 eran hombres, 5.919 mujeres y 4.115 niños. Se les sacó de sus domicilios para ser trasladados al Velódromo de Invierno en espera de un último viaje al campo de exterminio de Auschwitz-Bikernau. La escritora Irène Némirovsky fue una de ellas. Algunos consiguieron escapar alertados por la Resistencia.

Judíos ocupando el ‘Velódromo de Invierno’ durante la redada. Cedida

El velódromo, demolido en 1960, fue escenario de escenas inenarrables protagonizadas sobre todo por niños de muy corta edad, que, desorientados, ignoraban por qué estaban allí y el destino que les esperaba, todo ello en medio de un infernal ruido de lloros y gritos, amplificados por la acústica del enorme local y una total falta de condiciones higiénicas para tanta gente. Un centenar de prisioneros se suicidaron en aquella antesala del infierno. 

Este macabro espectáculo se vivió en el centro de París, al pie de la Torre Eiffel, durante varios días. La gran mayoría de ciudadanos cerró ojos y oídos para despreocuparse del tema. Pocos se molestaron en saber lo que ocurría en el macabro lugar y los que lo hicieron opinaron que aquello no iba con ellos.

En el jardín-memorial existe un muro en el que se detallan los nombres, apellidos y edad de los niños que pasaron por aquel recinto camino de la muerte. Hay edades de 2 y 3 años. Cincuenta y tres años después de ocurrir los hechos, el Estado francés admitió oficialmente su responsabilidad. El presidente Jacques Chirac descubrió una placa conmemorativa y dijo: “Francia, en esta fecha, cometió lo irreparable”.

Una obra reconocida

Inéditos. La policía francesa interceptó a Irène Némirovsky sola en su casa. No le dejaron llevar consigo más que una manta. Michel, su marido, hizo lo imposible por liberarla, pero lo que consiguió fue su propia detención y la muerte en la cámara de gas. Sospechando que podía llegar ese momento, la escritora había dispuesto en una maleta los originales de sus obras, publicadas o no, para que sus hijas se hiciesen cargo.

Así se descubrieron algunos textos inéditos. Los fuegos de otoño, El ardor de la sangre y La vida de Chejov tenían el mismo realismo y fuerza que Los perros y los lobos, donde describía el auge y caída de su propia familia, así como Jezabel, Los bienes de este mundo y, sobre todo, El baile, que acabó convirtiéndose en moderna ópera de éxito.

Suite francesa. Finalizada la guerra, la obra de Irène Némirovsky adquirió especial relevancia a partir de la publicación de su obra póstuma El mirador, en la que aporta muchos detalles personales. Sin embargo, su título más impresionante es Suite francesa, donde refleja las incidencias del día a día que vivió la colonia judía en París hasta que la escritora fue detenida. Con su clásico estilo crudo y directo hace un duro análisis de conductas y reacciones que cobró gran trascendencia cuando se publicó en 2004. 

Irène murió de tifus el 19 de agosto de 1942 en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.