Paul Urkijo ha aunado en 'Irati' fantasía y hechos históricos para contar una historia de espadas y brujería.
Antes de su estreno comercial el próximo viernes, 24 de febrero, Irati, el segundo largometraje del cineasta alavés Paul Urkijo, tendrá un pase especial mañana por la tarde en los cines Príncipe de Donostia, de la mano de NOTICIAS DE GIPUZKOA y con la presencia del director y de los actores principales, Edurne Azkarate y Eneko Sagardoy.
Irati es un compendio de la mitología vasca, supone un repaso a muchas de sus figuras principales, centrándose en la “regente” de todas las criaturas, la diosa Mari, encarnada en la película por la actriz Itziar Ituño. El cineasta confiesa que en largometraje salen “muchas más” criaturas de las que uno es capaz de percibir, no en vano ha “jugado” a difuminar las líneas entre unos seres mitológicos y otros y a que “se mezclen”. En un ejercicio de síntesis de la tradición oral, a la que estudiosos como el sacerdote y antropólogo Joxe Miel Barandiaran dedicaron gran parte de su trabajo, y con la voluntad de contextualizar el espíritu de Irati y de los mitos que a través de ella cobran nueva vida, les ofrecemos un pequeño glosario de criaturas, hombres y hechos.
Aker: El macho cabrío es uno de los seres que no es exclusivo de la mitología vasca, sino que se adscribe también a otras tradiciones y religiones. Se le asocia a la diosa Mari debido a sus habilidades curativas, pero también se le relaciona con la brujería. No en vano, el término akelarre se refiere al culto en el que se veneraba a akerbeltz, un animal que, según recuerda Barandiaran, se criaba en los hogares para impedir que el ganado enfermase. De hecho, Barandiaran se refiere a él como una divinidad protectora. En distintas tradiciones orales del País Vasco este vive en una caverna junto a una serpiente y es custodio de un tesoro. No obstante, la caza de brujas, que en el caso de Euskal Herria impulsó Pierre de Lancre en el siglo XVII, provocó que el culto al macho cabrío se relacionase con el diablo.
Basajaun es una de las criaturas mitológicas que aparecen en 'Irati'.N.G.
Basajaun: Ser gigante de forma humanoide y cubierto de pelo que vive en lo más profundo del bosque o de las cuevas. Se relaciona a este numen con los oficios tradicionales, con la ganadería, la agricultura y la herrería. Así, Basajaun es el encargado de asustar a los lobos para evitar que ataquen a las ovejas, que anuncian la presencia de este con el repicar unísono de sus cencerros. El hecho de que sea considerado el origen de varios oficios remite al mito de Prometeo, el titán que robó el fuego a los dioses para dárselo a los humanos, acto por el que fue severamente castigado. Según recogió Barandiaran, Basajaun fue el primer agricultor de quien los hombres, mediante engaños, lograron la primera semilla. El sacerdote y antropólogo guipuzcoano también resaltó que es considerado el primer herrero y el primer molinero y, al igual que lo ocurrido con la primera semilla, el ser humano también le robó los secretos para la fabricación de la sierra, del eje del molino y de la soldadura de metales. Por sus características es también considerado un jentil.
Eneko Sagardoy interpreta a Eneko Aritza en 'Irati'.
Eneko Aritza:Eneko Enekoitz, apodado Aritza (el roble o el fuerte), fue el primer rey de Pamplona. Las fuentes latinas lo nombran como Enneco Ennecones, mientras que las musulmanas le llaman Wannaqo ibn Wannaqo. En este segundo largometraje de Urkijo es interpretado por Eneko Sagardoy y, junto al personaje que interpreta Edurne Azkarate (Irati), es uno de los protagonistas de la película. El cineasta alavés presenta a un Eneko antes de ser coronado –reinó entre el año 824 y el 852–. Su padre, también llamado Eneko (en la película lo encarna Iñigo Aranbarri), fue uno de los dirigentes de la Vasconia peninsular que emboscaron al rey Carlos en Errozabal, en una contienda que desde la Vasconia continental encabezó Otsoa Lupus II.
Gentil o jentil: Gigantes salvajes de inmensa fuerza que vivían en las montañas o en las cavernas y que eran capaces de levantar y de lanzar grandes piedras. El nombre jentil se haya en multitud de topónimos vascos a lo largo y ancho de la orografía del país. Los cromlech y los dólmenes son, según la tradición oral, vestigios de estos constructores paganos que llegaron a vivir en armonía tras la expansión del Cristianismo.
Lamia: Mujer bella que peina sus cabellos con un peine de oro. Aunque tiene forma antropomórfica, sus pies pueden ser de pato, gallina o cabra. Puede encontrarse en las lindes de los ríos y suele requerir ofrendas, generalmente alimentos (trigo, pan de maíz, sidra, cuajada o leche). Suele recompensar de forma diversas a aquellos que le entregan ofrendas. El filósofo Andrés Ortiz-Osés, en su obra La diosa madre, en la que reflexiona sobre la figura de la diosa Mari y su cohorte, habla de las lamias como mitad ninfas y mitad sirenas, aludiendo a las mitos griegos y latinos. En este sentido, Barandiaran recogió de forma prolija las distintas perspectivas desde las que se ha descrito a estos seres, ya sea como númenes que ayudan en la labranza hasta seres que secuestran a hombres por capricho. La llegada de los arados tirados por bueyes (es decir, la tecnología) y la proliferación de ermitas cristianas trajo la desaparición de las lamias.
Mari: Diosa principal del panteón vasco y una de las figuras centrales de la película Irati. Urkijo resalta el carácter telúrico de la deidad y la representa como la misma Madre Tierra. Al igual que en las religiones paleolíticas, las cavidades representan el útero de la vida y ella vive allí, en lo más profundo de una caverna, aunque haciendo caso a Barandiaran, tiende a cambiar periódicamente de hogar saltando de una montaña a otra. Ella es la madre del resto de las criaturas que conforman nuestra mitología y, según explica Ortíz Osés, la diosa Mari es “omnipariente”, es decir, es el origen de todo y, al mismo tiempo, todo lo enlaza. Suele aparecer peinando sus cabellos, cocinando o hilando. En ella convergen los cuatro elementos y puede ser origen de tempestades y sequías. Se la suele consultar como a un oráculo y también recompensa a quien cree en ella. Se la puede conjurar lanzando o apilando guijarros.
Roldán hace sonar el olifante mientras llueven piedras en la batalla de Errozabal.N.G.
Orreaga o Errozabal: En los últimos años, sobre todo a raíz de las investigaciones llevadas a cabo por Xabier Irujo, la batalla de Orreaga (el investigador reivindica el topónimo Errozabal) que tuvo lugar en el año 778 ha adquirido un nuevo interés. El director del Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno (EEUU), después de casi una década de estudios recurriendo a las fuentes originarias en latín, desmintió muchas de las leyendas que han llegado a nuestros días, la mayoría de origen franco y que fueron escritas 50 años después del fallecimiento de Carlomagno (en el año 814) y también las devenidas del Cantar de Roldán.
Antes de convertirse en emperador, Carlos, rey de los francos, emprendió una campaña para desarrollar la Marca Hispánica, una cruzada que tenía como objetivo la consolidación un reino en los Pirineos que ejerciese de barrera para evitar el avance de los reinos musulmanes, tras el inicio de su invasión en el 711. Con este objetivo conquistó el Pirineo peninsular, es decir, Navarra, incluyendo Pamplona.
Después de fallar en el intento de la conquista de Zaragoza, Carlos, acompañado por 20.000 hombres, se retiró a Iruñea y, tras destruirla, emprendió el viaje de vuelta por Errozabal, siguiendo un camino boscoso que conectaba Auritz con Luzaide. Debido a lo angosto de la vía, los hombres tuvieron que marchar en línea conformando una hilera de entre once y catorce kilómetros. Fue entonces cuando la unión entre vascones continentales y peninsulares atacó al cuello del ejército, detrás de donde marchaba el tesoro, produciéndose lo que se conoce como la batalla de Orreaga o Errozabal y que trajo la derrota del ejército de Carlos, que huyó de la contienda y se refugió en Herstal, Bélgica.
Irati busca ser fiel a las últimas investigaciones pero, al adscribirse al género de espada y brujería al estilo de Legend o Willow, Urkijo no ha querido desaprovechar las opciones fantásticas que permite el Cantar.
Sugaar: Una serpiente macho. En algunas de las zonas del país, como en Ataun, Sugaar es un ser que atraviesa el cielo conformando una figura de hoz de fuego. Su presencia anuncia la proximidad de una gran tempestad. En otros lugares, como en Azkoitia o Zarautz, en cambio, la serpiente es hijo y además amante de la diosa Mari, además de ser quien le peina sus cabellos. Cuando ambos se juntan rugen los cielos.
Tartalo: Criatura antropófaga de un solo ojo. Se relaciona con su contraparte griega, Polifemo, hijo de Poseidón al que Ulises dejó ciego en la Odisea. Tartalo, según Barandiaran, puede ser una versión corrupta de Basajaun. Muy presente en la tradición oral de municipios de Goierri, Tartalo secuestra a seres humanos para devorarlos en la cueva que usa como hogar y en la que vive con sus ovejas.
Zezengorri: En la mitología vasca existen varios númenes de forma animal que comparten una característica piel roja. Además de Zezengorri (toro rojo), podemos encontrar otros como Beigorri (vaca roja) o Zaldigorri (caballo rojo). En cualquier caso, se trata de espíritus del subsuelo que tienen como objetivo la defensa de dichas cavidades.