oy parece algo descabellado, pero hasta 1620, cuando en Tolosa se diseñó Zumardi Handia, ninguna localidad guipuzcoana contaba con alamedas. Estos espacios, diseñados para ennoblecer no solo las grandes ciudades, sino también las villas e incluso las poblaciones rurales, acabaron por ampliar las urbes moldeando sus centros históricos hasta ser como los conocemos hoy en día. La Bienal Internacional de Arquitectura, Mugak, muestra esos primeros espacios verdes en la exposición Paseos y alamedas de la Ilustración en el País Vasco, que se puede ver en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV/EHU en Donostia.

Durante tres años, profesores y alumnos de la universidad han investigado una de las épocas más prolíficas para la arquitectura vasca. Entre la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, Euskadi se llenó de paseos, alamedas y prados arbolados construidos como escenario de las nuevas costumbres sociales. Gracias a estos nuevos espacios, las urbes se fueron transformando, definiendo así una transición entre las ciudades y los territorios circundantes.

Es el caso de la alameda que hasta 1863 separaba el puente de Santa Catalina y San Martín en Donostia y que dio origen al ensanche donostiarra una vez que las murallas de la ciudad fueron derribadas. Se trata de uno de los quince proyectos que se pueden descubrir en la exposición y que demuestra el peso que tuvieron en el desarrollo de sus ciudades.

Algunas de estas alamedas, como la de Donostia, ya no existen y otras han sido modificadas con el paso de los años. Es el caso de la más antigua de todas, la mencionada Zumardi Handia de Tolosa, diseñada en 1620 en el mismo lugar donde se hallaba un bosque y que ha perdido su zona de árboles. No es el caso de la otra de las alamedas diseñadas en la localidad tolosarra durante la Ilustración, Zumardi Txiki, que conserva su apariencia original.

En la muestra también se pueden ver otros ejemplos guipuzcoanos en Hondarribia, Irun, Azpeitia y Ordizia, algunos de los cuales, como la de Urdanibia en Irun, ya no existen. Para ellos se han diseñado unos paneles informativos y unas cartografías que comparan el lugar tal y como era en la época y hoy en día.

Además, la muestra reúne planos, dibujos e infografías de los proyectos realizados por los propios profesores y estudiantes del Grado de Fundamentos de la Arquitectura, que ahondan en un fenómeno que oxigenó las urbes vascas.

La exposición Paseos y alamedas de la Ilustración en el País Vasco se completa con las maquetas de dos proyectos de ciudad más ambiciosos jamás planteados. Por un lado, el proyecto de Silvestre Pérez para el Puerto de la Paz en Abando, Bilbao; y, por otro, la Nueva Sangüesa, del arquitecto Santos Ángel de Ochandategui.

Asimismo, la muestra ofrece cuatro conferencias en torno a este fenómeno urbanístico desde hoy hasta el viernes con comisarios y profesores que explicarán con más detalle cada uno de los proyectos expuestos.

El acceso, tanto a la exposición como a las conferencias, es gratuito y de forma libre. La muestra se podrá visitar hasta el 21 de diciembre, y luego viajará a Bilbao.

Alamedas. La muestra presenta planos, dibujos e infografías de los principales paseos y alamedas vascas impulsados durante la Ilustración como escenarios de las nuevas costumbres sociales de la época.

Proyectos que no se hicieron. En la exposición también tienen cabida dos proyectos jamás realizados: la Nueva Sangüesa, de Santos Ángel de Ochandategui, y el Puerto de la Paz de Abando.