- Txintxua Films recibió el encargo y Asier Altuna capitaneó un barco con un destino muy concreto, la isla Santa Clara. El tesoro, la obra de Cristina Iglesias Hondalea, que ha tomado cuerpo de un documental que se estrena mañana en Zinemira y del que nos habla su director.

¿Cómo nace ‘Hondalea. Abismo marino’?

-Cuando se comenzó a ejecutar la obra en Santa Clara, los impulsores se dieron cuenta de que sería conveniente registrar el proceso de forma audiovisual. El Ayuntamiento y las empresas involucradas cursaron la invitación. Txintxua Films, viendo la dimensión que tenía la obra, consideró la posibilidad de realizar un documental sobre el proceso de ejecución. Se ha registrado este proceso y se ha hecho una película que de forma sencilla se ha aproximado a la forma de trabajar de Cristina Iglesias.

¿De qué forma se estructuró el trabajo?

-El proceso de la obra de Cristina Iglesias tiene distintos puntos de interés potentes, tres en concreto. Por una parte está el acercamiento físico a la isla y la intervención que había que hacer y, por otra, estaba también Alfa Arte, la empresa de Eibar donde se ha construido la escultura de bronce. Por último, también estaba el estudio de Cristina. En este proceso de 20 meses hemos conocido también la parte intelectual o ideológica de la artista, por qué hace la obra, la forma en la que trabaja... Han sido muchos meses de rodaje.

¿Cómo se plantearon el calendario de rodaje?

-Se fueron acordando con Cristina, su equipo y la gente que trabajaba en la dirección de la obra los puntos de interés de la actuación o los que podían tener mas dificultad. Todo fue un reto, como en otros trabajos. Cómo contar, cómo posicionarte delante de lo que sucede... El reto era ese, olvidarme de la tendencia que tengo de ficcionar y guionizar y limitarme a registrar la obra y ver con qué elementos se podía complementar el documental para relatar el estilo de trabajar de la artista, sus razones... Plasmar de forma cinematográfica lo que estaba sucediendo.

¿Cuáles han sido las principales dificultades a las que se han enfrentado?

-Las limitaciones las pone la cantidad de material que tienes rodado. Y es que luego hay que contar de forma resumida todo un proceso de 20 meses. La parte más complicada ha sido el montaje, donde al final decides qué se puede obviar para acercarnos a la obra de la forma más elegante posible.

¿A la hora de descartar material se ha contado con la opinión de Cristina Iglesias?

-Sí, porque cuida mucho todo lo que hace y siempre hemos ido de la mano. No es una persona a la que le guste tener cámaras alrededor, es muy discreta y hemos tratado de ser respetuosos con su trabajo, grabando de lejos, sin molestar, siendo testigos de lo que pasaba. En el montaje hemos colaborado para llegar a contar lo que queríamos. Ha sido un trabajo de equipo. Ya había una obra audiovisual que ha acabado siendo parte de la exposición de San Telmo, una pieza con la que ella siempre refleja lo que quiere trasmitir con la obra. Esa pieza también la hicimos juntos.

¿Ha sido fácil trabajar con ella?

-Cristina es muy exigente, le da muchas vueltas a las cosas. Está donde está porque es una persona que no deja de matizar, de llegar a la esencia. Fácil no hay nada, porque si no, no haríamos películas. Lo importante es que sea gratificante y que el fruto del trabajo esté bien. Yo cuando me pongo con una película prefiero que no sea fácil, porque esas dudas, esas crisis hay que pasarlas para que cuando llegues a la proyección seas consciente del resultado, de que ha quedado bien.

¿Es una cinta que sigue un orden cronológico?

-Sí. Se ha planteado de manera natural, se ha ido grabando la obra. Es como un making of. Hay algún saltito que otro, pero en general es el retrato de un proceso focalizado en tres puntos: la isla, la fundición Alfa Arte y el estudio de Cristina. Finaliza con la obra acabada y hemos registrado la primera visita del público. El rodaje lo acabamos el día en el que se inauguró la obra.

¿Cuánto tiempo ha durado el montaje?

-Para Navidad empezamos a estudiar el material para ir montándolo por partes... El proceso, al final, ha sido largo, de muchos meses, pero no de forma intensa. Íbamos viendo qué material nos haría falta. Pero, además, teníamos que complementar ese material con otro, por la singularidad del lugar. Teníamos que recoger el mar, la meteorología. Hemos registrado el cambio de estaciones o las tormentas.

No es ficción, es testimonio directo.

-Es un reto. Yo hasta llegar al montaje no sabía muy bien cómo sería la película. Me limité a registrar el proceso. Pero tener límites es bonito, te ayuda a centrarte. En este rodaje el tiempo tiene importancia, porque lo tiene para Cristina. El tiempo de espera ha propiciado que ruede planos largos. También hay otro elemento que define la obra de Cristina Iglesias, el misterio. Por eso en el montaje íbamos descubriendo la obra poco a poco. Eso es algo muy cinematográfico. Ha sido un ejercicio muy interesante.

¿Qué recorrido le queda por delante al documental ‘Hondalea’?

-No lo sé muy bien, porque nunca había hecho un documental sobre el proceso creativo de una artista. Agradezco al Festival poder estrenar el documental en el marco del Victoria Eugenia. Hemos ido a contrarreloj para acabar la película y en el Zinemaldia vamos a tener muchas reuniones con distribuidores y gentes de otros festivales para definir el camino. Creo que puede ir a otros festivales, aunque los recorridos en la actualidad están muy limitados.

El pasado año Arzak, este ‘Hondalea’. ¿Lo de los documentales va por rachas?

-Ha sido una temporada casi de encargos. Igual no se me hubieran ocurrido, aunque los he hecho muy míos. La verdad es que tengo ganas de hacer ficción. Estoy con un proyecto en fase de financiación que se llama Karmele, basado en un libro de Kirmen Uribe, Elkarrekin esnatzeko ordua. Es una película de época y complicada, pero estoy con ganas de meterme en ella. Estos documentales son una gozada, te enriquecen mucho y aprendes un montón, pero tengo ganas de hacer ficción. Tengo otra película escrita que quiero hacer. Pero también tengo documentales muy chulos entre manos. Lo importante es que no falta trabajo. Estamos en un momento dulce y en la industria audiovisual no faltan proyectos. Eso es una maravilla.