ulio César, en sus comentarios a la Guerra de las Galias, en el año 50 antes de Cristo, ya hacía una distinción principal al hablar de los pueblos del norte de los Pirineos: “Toda la Galia se encuentra dividida en tres partes: una de estas la habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que se llaman celtas en su lengua y, en la nuestra, galos. Todos estos se diferencian entre sí por la lengua, costumbres y leyes. El río Garona separa a los galos de los aquitanos”. El historiador griego Estrabon también incidía en esta diferencia: “Los aquitanos son completamente diferentes no solo lingüística sino corporalmente”.

Parece claro que en el primer siglo de nuestra era había un pueblo diferenciado, con una lengua propia, en Aquitania. Una zona en la que se han encontrado numerosas inscripciones, en muchas de las cuales hay nombres perfectamente reconocibles en euskera antiguo.

“En Aquitania se hablaban unas lenguas de tipo vasco, protoeuskericas, que los especialistas lo llaman el aquitano, en las que aparecen claramente nombres que hoy en día nosotros, desde el euskera, los entendemos. Se han encontrado palabras como cis(s)on (gizon), andere, nescato, sahar (zahar)... Todo nos indica que en aquella época había algunos pueblos que hablaban una lengua que tenía ciertas características del euskera actual”, explica Anton Erkoreka, director del Museo Vasco de Historia de la Medicina de la UPV/EHU. Erkoreka tiene también otra gran pasión: la etnografía. Ha participado desde su fundación por Joxemiel Barandiaran en 1973, en los grupos Etniker Euskalerria y es miembro del Comité Interregional del Atlas Etnográfico de Vasconia desde su creación en 1987.

Junto a Angel Bidaurrazaga, Aitor Anduaga y Mikel Erkoreka han organizado un Curso de Verano de la UPV que los próximos martes 15 y miércoles 16 de junio reunirá a diversos investigadores que, desde los campos de la arqueología, la historia y la lingüística, han realizado notables descubrimientos en el ámbito de la extensión geográfica y cultural del euskera. “Últimamente se han hecho bastantes avances, y nos pareció interesante ver qué pasaba hace 2.000 y 1.000 años en el entorno de lo que ha sido la Vasconia histórica, la parte norte de los Pirineos y la sur, llegando incluso a La Rioja y el norte de Burgos. Ese es el objetivo de este curso, en el que participará un grupo de nueve investigadores”, explica Erkoreka.

“La aparición de palabras vasconas en estelas romanas en áreas extensas de la antigua Vasconia, su relación con el latín y las lenguas celtibéricas, la toponimia, la etnografía, la cultura y la mitología vasca, son todos ellos temas que queremos exponer al público interesado en nuestros orígenes. Han sido motivo de controversia en estos últimos años distintas interpretaciones de restos arqueológicos, pero han ayudado a profundizar más en el conocimiento de las raíces de nuestro idioma”, expone. Entre los ponentes estará Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística de UPV, que formó parte también en la comisión foral que concluyó que las inscripciones en euskera de Iruña Veleia eran falsas. En las jornadas también participará Juan Karlos Lopez-Mugartza, profesor titular de Filología Vasca de la UPNA-NUP, que abordará el tema del euskera en la vertiente sur del Pirineo: de Ansó a Andorra.

tierras altas de soria

Eduardo Alfaro, doctor en Arqueología, especialista en pequeñas urbes romanas en el norte de Soria, también participará en estos encuentros, donde explicará todas las novedades de las estelas funerarias que se han encontrado en las Tierras Altas de Soria del siglo I y II después de Cristo con onomástica vascona. En tierras sorianas han aparecido 39 estelas con inscripciones de la época romana, algunas de las cuales son de una cronología más avanzada. “Las que son de onomástica vascona son del siglo I y II. De momento, tenemos una docena de nombres que apuntan al mundo vascón”, explica a este periódico este arqueólogo soriano, que ha invertido años de investigación en el yacimiento arqueológico de Los Casares y otros ubicados en Tierras Altas.

“Lo verdaderamente singular es que estos documentos pétreos ya de época romana vinculan a las personas por los que fueron erigidos con nombres de origen vascón. Hace dos décadas, el lingüista Joaquín Gorrochategui nos comentó en Salamanca que una de las lápidas tenía un nombre indígena que no era céltico como era de esperar. Era la que hacía referencia a un Antestius Sesenco que debió vivir entre los siglos I o II después de Cristo. Sesenco es una voz que remite al vocablo zezenko que, en euskera, significa torito. Un vocablo transparente en vasco, un nombre que, en su sonoridad, tiene poco que ver con lo celtíbero”, mantiene el arqueólogo.

Además de Sesenco, en otras estelas aparecen nombres como Oandissen, derivado posiblemente de oihandi (selva), Oandissen, Onse y su masculino Onso, Buganson, Haurce, Belscon, Agirsen, Arancis, Lesuridantar, Arancis, donde se puede reconocer el componente aran (ciruelo silvestre, espino)... que trabajos sucesivos han vinculado cada vez con más firmeza al valle del Ebro, incidiendo en su más clara relación con un vasco antiguo, protovasco o vasco-aquitano.

Sacados a la luz estos vestigios, la pregunta es: ¿qué hacían estos vascos a orillas del Ebro? “Desde un punto de vista arqueológico es evidente que es un grupo humano que vivía allí; hay estelas de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones. Una de las hipótesis más plausibles en este sentido viene de pensar en la riqueza básica de la sierra, un territorio de alta montaña cuyo potencial económico son los pastos de verano”, precisa el arqueólogo soriano.

toponimias

También se van a abordar las toponimias vascas que hay desde Huesca, incluso en el norte de Lérida, que llega hasta Andorra y que también remiten a un euskera antiguo. El profesor de la UPV Julen Manterola hablará, asimismo, sobre las características lingüísticas de la toponimia vasca de Araba, Burgos y Rioja y de qué nos dicen sobre su antigüedad.

Los Cursos de Verano culminarán con una mesa redonda sobre Cultura y sociedad en Vasconia, Pirineos y Aquitania: euskera, etnografía y mitologia, en la que participarán el profesor y miembro de Euskaltzaindia Xarles Videgain, la profesora Naiara Ardanaz-Iñarga, del Atlas etnográfico de Vasconia, y Anton Erkoreka.

“Hemos conseguido unos ponentes muy interesantes que analizarán las lenguas que se hablaban de tipo vasco fuera de los territorios que consideramos como Vasconia, que son los que hoy en día se habla en euskera, que es la Comunidad foral de Navarra, País Vasco e Iparralde. Pero fuera de este territorio, hace 2.000 o 1.000 años se ha hablado también un tipo de lengua que tiene que ver con el euskera actual. El euskera no es la misma lengua que hablaban estos pueblos, por supuesto, sería muy distinto, pero tiene elementos comunes que hoy en día identificamos. Pero aquellos pueblos de Aquitania o Vasconia que hablaban aquellas lenguas de tipo vasco son las que podríamos considerar algunos de nuestros antepasados”, finaliza Anton Erkoreka.

Objetivos. Entre los objetivos del curso están actualizar los últimos descubrimientos de estelas y restos romanos con inscripciones protoeuskericas y delimitar el área de extensión lingüística de la antigua Vasconia.

Investigadores. Participarán investigadores como Joaquín Gorrochategui, que hablará sobre la lengua vasca en la Antigüedad: el aquitano y sus límites geográficos. Juan Karlos Lopez-Mugartza, que analizará el euskera en la vertiente sur del Pirineo: de Ansó a Andorra. O el arqueólogo Eduardo Alfaro, que tratará sobre los restos arqueológicos encontrados en el norte de Soria.

Los cursos están organizados por Angel Bidaurrazaga, Aitor Anduaga y Mikel Erkoreka y se celebrarán el martes 15 y miércoles 16 de junio en Bizkaia Aretoa-UPV/EHU en Bilbao. Están dirigidos a cualquier interesado en el tema.

“ Se han encontrado palabras como cis(s)on (gizon), andere... que nos remiten al euskera actual”

“Se han producido bastantes avances y nos pareció interesante organizar este curso”

Organizador del curso