- Con su sexto disco de estudio -titulado como el nombre de la formación-, Kokoshca dejan de lado en plena pandemia los sonidos y las letras más oscuras para huir "de lo obvio" y abrazar "lo más bailable" sin olvidarse, eso sí, de los guiños flamencos.

Tras dedicar el último álbum al mal, ¿hay un tema de unión en este?

-Iñaki: Lo hay casi de contraposición. Veníamos del mal y el mundo se ha convertido, todavía más, en más mal, por lo que no queríamos ser obvios. Nos ha salido algo más luminoso y más pop.

-Alex: Sacamos un disco sobre el mal en un momento en el que el mundo parecía que buscaba un mayor hedonismo. En cambio, este disco, que nos ha salido más optimista, llega en un momento de oscuridad. Vamos a pie cambiado.

¿Cómo ha influido el confinamiento en él?

-I: Ha influido en los procesos de composición, porque ha cambiado las formas de trabajar. Normalmente, alguien tiene una idea y la desarrollamos en el local de estudio entre todos, pero esta vez no podíamos reunirnos físicamente. Hemos tenido que teletrabajar, como casi todo el mundo, y ha sido positivo en muchas cosas porque, aunque se ha perdido cariz humano y el contacto con la gente, hemos ganado en desarrollo.

-A: Nosotros somos un grupo de guitarras y nunca habíamos trabajado mirando las estructuras. Es a algo que le hemos dado más vueltas con respecto a otros trabajos. Antes el flujo de la canción era más natural y ahora, en cambio, hemos hecho un mayor análisis de composición de cada canción, que seguro está relacionado con estar delante de un ordenador.

En cuanto al sonido, no dejan de lado los guiños al flamenco. La canción más evidente de ello es 'El himno de España', que si tenía que llevar flamenco alguna, era esa, ¿no?

-I: Más que a nivel sonoro, los guiños están a nivel artístico. No somos un grupo de flamenco, no sabemos tocarlo, pero nos gusta. En nuestro caso salió de la rumba y una mezcla con el sonido de los 70.

-A: Hay varias pistas en la discografía de Kokoshca que tiran por ahí. Obviamente, no hacemos flamenco, pero todo lo que sucedió en los 70 con la eclosión del flamenco y el funk que deriva de Los Chichos, Los Chunguitos, Las Grecas... nos flipa. Hace dos años, nos pidieron desde el Primavera Sound hacer un concierto de versiones y acabamos haciéndolo de todo ese sonido. Fue una fiesta y cogiendo una idea de Iñaki de darle más espacio a lo bailable ha acabado confluyendo, sobre todo en El himno de España.

Un tema que parecen dos canciones en una.

-A: O hasta tres. La primera es rumba, la segunda disco y la última un rollo más Primal Scream.

-I: Hay una intencionalidad de que hubiese dos porque la canción habla constantemente de dualidad, de las dos Españas, de mente y corazón, de un conflicto constante... y, por eso, en nuestro criterio, teníamos que trasladarlo de esa manera.

Repasando canciones como 'Te sigo esperando' o 'No quiero cambiarte', ¿puede ser su disco más pop?

-I: Creo que siempre hemos hecho pop, pero quizás sí que sea el más escuchable. El mal es el más oscuro, y Algo real también tiene tropezones oscuretes.... Así que sí, pon que es el más pop (risas).

En cuanto a las letras, ¿es quizás el menos político?

-I: Nunca hemos sido claramente políticos, aunque siempre hemos metido algo. En este disco, aunque todo es político, hemos querido buscar sentimientos más universales. La pandemia nos lleva a un punto en el que tu condición no importa tanto porque al final tú estás sufriendo lo mismo. Hay un sentimiento colectivo que igual inconscientemente nos ha hecho hacer unas letras más representativas de todos.

-A: En proporción de ingredientes, El mal podía tener algún elemento más, pero siempre tenemos alguna canción claramente política.

Una de las canciones más bonitas del disco es 'Asia', el homenaje al montañero Iñaki Ochoa de Olza. ¿Cómo surge?

-I: Fue algo natural. El padre de Amaia Tirapu (voz y guitarra) es montañero y tenía el libro Bajo los cielos de Asia, de Ochoa de Olza, en el que recoge sus diarios de viajes. Lo leímos y nos emocionó. A veces las cosas surgen así, parece que teníamos que ser testigos naturales o poner al menos nuestro grano de arena en su recuerdo, pero sin ninguna pretensión más.

-A: Amaia sí que tira algo más al monte, pero Iñaki y yo no hemos subido al monte en la vida (risas). Pero interesándome a priori cero el asunto, al empezar a leerlo veía que era una persona especial en su forma de plantear la vida.

-I: Sí, y desde nuestro punto de vista quizás venga de algo romántico como es el mendizale que se atreve a subir Himalayas. Pero también es un poco de justicia poética porque Nacho Vegas le dedicó una canción a Juanito Oiarzabal y creemos que se lo merecía más Iñaki Ochoa de Olza.

¿Qué reacción han tenido la familia y amigos de Iñaki?

-I: No los conocíamos y teníamos cierta inseguridad. Con el tema de la muerte no sabes si estás avivando recuerdos, pero les ha encantado. Les dijimos que no habíamos subido nunca a un monte, pero nos aseguraron que daba igual, que habíamos tenido la sensibilidad para entenderlo.

Tengo curiosidad por la letra y las voz en off que se escuchan en la canción 'Lo tiro', la más funk del álbum.

-I: Son sobre todo bromas nuestras. Lo tiro habla básicamente, en tono jocoso y absurdo, de todos los inconvenientes, tanto personales como externos, que puedes llegar a tener para hacer un concierto.

-A: Aunque también se puede extender a toda esta carrerita musical en la que en el fondo nada importa. A veces, se forman tormentas en un vaso de agua y entran ganas de tirar el concierto, se amenaza con cancelaciones, las giras... y en el fondo es ridículo. Realmente estás montado en la furgoneta pensando: pero qué cojones, claro que voy a tocar.

En el videoclip de 'Regresando a la ciudad' aparece Carlotta Cosials, de Hinds. ¿Cómo surgió ese cameo?

-I: Es colega y al grabarlo en Madrid, la productora nos pidió gente, así que se lo dijimos. Igual teníamos que haber metido a más personas del sello (Sonido Muchacho), porque en algún sitio ha salido como colaboración cuando realmente es un cameo y no canta.

En 'El rayo' terminan la canción deletreando el nombre de Kokoshca, ¿es para que quede claro por fin cómo se llaman?

-I: Así es, muchísima gente en prensa nos escribe mal. Si tú haces un artículo mete en el puñetero Google Kokoshca banda y lo encontrarás. Pero, a la vez, esa canción habla de la creatividad y es jugar con el rap.

-A: En todos los discos tenemos un autoguiño a esa pertenencia de comunidad y es seguir por esa línea.

Puede servir también como reivindicación y decir que con este disco es hora de salir del 'underground'.

-I: Es algo incierto, pero por nuestra parte claro que siempre queremos llegar a más gente. Es algo que no controlas tú mismo y que te puede llegar a obsesionar. Tenemos un control pequeñito sobre ello.

Aún así, se aprecia en cada nuevo trabajo un mayor crecimiento. Por ejemplo, entre las personas que comentaron en redes el primer adelanto estaba C. Tangana.

-I: Está muy bien para que nos podáis hacer la pregunta de si nos ha abierto puertas, que no, no lo ha hecho (risas).

-A: Al final está todo conectado. Lo que antes era underground o tendencia en el festival de moda ahora es mainstream. Pero C. Tangana estaba hace cuatro años tocando en el Dabadaba en un concierto que montaba yo y en el que Iñaki estaba trabajando. Las fronteras entre castas musicales cada vez están más reventadas, por lo que ya no es raro.

Esta pregunta es obligada: ¿por qué uno de los edificios más controvertidos de Donostia como es la torre de Atotxa para la portada?

-I: (Risas) Es gracioso porque yo soy de Pamplona y no pensaba que era controvertido.

-A: Primero por casualidad. Habíamos hecho una sesión de fotos en Madrid que pensábamos usar para la portada, pero que luego vimos que encajaban mejor como promoción. Así que decidimos hacer una de urgencia en Donostia. Fue en un día gris y frío, así que teníamos un problema, ya que el disco es más luminoso y bailable y lo veíamos como algo veraniego cuando de repente estábamos haciendo fotos con estética soviética en el puente de Egia, en la torre de Atotxa, en el cementerio de Polloe... Pero luego, viendo las composiciones, fue cogiendo sentido y de mirar y mirar la torre nos decidimos. Para mí es un edificio increíble, es una impugnación a la Donostia horrenda por bonita. Yo, por ejemplo, no soporto La Concha.

-I: Yo sí, no pongas que Iñaki no soporta La Concha (risas).

-A: Lo noto cuando traigo a gente a verla, yo ya me he hecho inmune a ella.

En el disco también se cuela la sala Dabadaba, de la que Alex es uno de los dueños.

-I: Sí, forma parte de nuestra realidad, sobre todo de Alex, pero también mía porque he trabajado ahí, he tocado ahí, voy ahí y hasta esta entrevista la hacemos ahí. Hay una intencionalidad con el rap en el disco y una de ellas es la de hablar de la cotidianidad y el costumbrismo, aunque sea urbano, así que es natural que saliera.

¿Cómo se presenta sacar un álbum en plena pandemia?

-I: El resumen sería que con ganas y con incertidumbre.

-A: El hecho diferencial es que los termómetros que tenías antes de ver cómo estaba funcionando el disco han cambiado. Hay muchos menos conciertos y no tienes contacto directo con la gente, ni siquiera puedes compararte por los cachés para ver si va mejor o peor la cosa. Ahora es un ente abstracto, unos números de Spotify y unos comentarios en YouTube o Twitter que puede dar pie a la obsesión por la incomprensión.

-I: Así que hasta que no haya una vuelta a la normalidad, no podremos medirlo. No podemos hacerlo con base en retweets o likes, porque igual luego hacemos un concierto y no hay nadie o está a reventar.

"Asia' es justicia poética, porque Nacho Vegas le dedicó un tema a Oiarzabal y se lo merecía Ochoa de Olza"

"Lo que era 'underground' ahora es 'mainstream'. Las fronteras entre castas musicales están reventadas"