a Tierra es perfecta: su tamaño, la distancia al Sol, su giro e inclinación, la Luna... Todo se adapta perfectamente a la existencia del ser humano y las fuerzas naturales del planeta nutren la vida. Sir David Attenborough es el narrador de la versión original de Un planeta perfecto, nueva producción de BBC Earth que analiza, en cinco episodios, cómo las fuerzas de la naturaleza impulsan y dan forma a la vida en la Tierra. Un sistema meteorológico global circula y distribuye el agua a todos los rincones del mundo, las corrientes marinas aportan nutrientes a los confines más profundos del océano, la luz solar calienta y da energía y los volcanes crean y fertilizan la tierra. No hay parte del planeta donde no se pueda encontrar vida.

Un planeta perfecto recorre los hábitats más espectaculares: las tierras empapadas por el monzón indio, las laderas de los volcanes hawaianos, las islas de las Bahamas o los páramos helados de la isla de Ellesmere. En este espectacular trabajo, las cámaras han logrado captar a lobos árticos merodeando por paisajes iluminados por la luna en invierno, ramas de madera congeladas en invierno que reviven con el sol de primavera, los pinzones vampiros de las Galápagos que chupan la sangre de las aves marinas o a los flamencos africanos que se reúnen anualmente para reproducirse. En los últimos nueve meses, David Attenborough, uno de los naturalistas más famosos del mundo, solo ha salido de casa dos veces, ambas para ir al dentista. Esto le ha obligado a tirar de ingenio y a narrar este documental a través de un micrófono insertado en su cocina a través de una ventana.

A sus 94 años, Attenborough sigue en plena forma. Esta nueva exhibición del mundo, que lleva al espectador a descubrir cómo la naturaleza funciona como un reloj suizo, supone la culminación de un trabajo de muchos años y que terminó con el naturalista narrando los pasajes de la historia con un micrófono, en la cocina de su casa y con un equipo de sonido que grababa todo desde el jardín. "Durante la pandemia no podíamos viajar a Bristol a registrar la narración. Así que como tengo un jardín grande y la cocina da ahí, con grandes cristaleras, podríamos tirar un cable por una pequeña ventana. Un equipo de sonido iría hasta el jardín y montaría los aparatos necesarios para grabar lo que yo transmitía con mi micrófono y mi ordenador", explicó. "Cuando me equivocaba, me corregían desde Bristol", recordó Attenborough, cuya voz sirve para relatar lo que define como un viaje a las entrañas de este mundo y a sus increíbles mecanismos para que, de una forma u otra, todo salga adelante.

"La novedad es que hay muchas secuencias que nunca habían podido ser grabadas así antes, porque no había drones. Desde que empecé en esto cada año encontramos algo nuevo que descubrir. ¿Hasta cuándo seguiremos encontrando cosas nuevas? No tengo ni idea". El uso de estos aparatos ha permitido a los documentalistas grabar espectaculares paisajes como los miles de flamencos apostados en un lago del África subsahariana, el descenso a los infiernos en un volcán de una iguana para plantar sus huevos o a los osos de la remota península de Kamchatka, en Rusia. "La secuencia de los flamencos es una de las más impresionantes que he visto. No debería decir que es lo mejor de toda la serie, porque sale en el primer episodio y quiero que la veáis entera", comentó entre risas. La serie, que está formada por cinco capítulos, cada uno basado en las fuerzas motoras de la naturaleza -volcanes, océanos, tiempo atmosférico, el sol y, cómo no, la Humanidad-, llega en el momento exacto, según Attenborough, con los viajes restringidos por la pandemia y con la invitación a descubrir algunas facetas de la naturaleza que nos rodean y de las que no siempre somos conscientes.

Cada capítulo muestra una poderosa fuerza natural y describe el impacto que tiene en la Tierra, así como la forma en la que se relacionan entre sí. "Queríamos mostrar cómo funciona el mundo, es una gran oportunidad para conocer cómo está conectado. Tenemos que verlo como un todo, la serie es una celebración del planeta", apuntó el productor Huw Cordey. Los volcanes, el Sol, el clima, los océanos y los humanos son las grandes fuerzas que intervienen y los que dan nombre a cada capítulo de la serie producida por BBC Studios. Aunque todos pueden ser devastadores, ha sido la fuerza humana la que ha traído al mundo el desequilibrio ambiental actual y, con ello, grandes desastres naturales. "La serie llega en un momento perfecto, tenemos los ejemplos de los incendios en Australia y California, los huracanes que han golpeado la Costa Este de Estados Unidos y eso nos ha llevado a cuestionarnos cómo los humanos hemos lastimado el planeta perfecto", apuntó el productor ejecutivo Alastair Fothergill. Esta situación impulsó a los realizadores a dedicar un capítulo a la fuerza devastadora de los humanos. El episodio rompe con el formato de los anteriores al tener a Sir David en pantalla acompañado de otros expertos para explicar temas fundamentales y puntos duros de la realidad.

Sin embargo, a lo largo de Humans no solo se explican las atrocidades del hombre, sino que también son expuestas las vías de acción que aún existen y deben tomarse para frenar grandes catástrofes. "La forma más grande en la que los humanos están cambiando las fuerzas de nuestro planeta es con la producción de CO2 (dióxido de carbono), ese era el punto clave de nuestra narrativa", añadió Fothergill.

"Todo el mundo sabe que estamos en un punto crucial en el que pueden suceder grandes desastres, no los podemos detener pero podemos entender cuáles son las fuerzas de la naturaleza y cómo funcionan para cambiarlo y por eso es necesaria una serie como esta. Para que la gente entienda qué es lo que está pasando y por qué. Lo primero que hay que hacer para encontrar una solución es reconocer el problema y eso es lo que se intenta en esta serie", añadió el naturalista.