- Navarra es el escenario donde Imanol Uribe (San Salvador, El Salvador, 1950) rueda su nueva película, La mirada de Lucía. El largometraje, inspirado en hechos reales, cuenta la historia de Lucía, una empleada de la Universidad Centroamericana (UCA) que en 1989 fue la única testigo de los asesinatos de seis jesuitas -entre ellos Ignacio Ellacuría- y de una trabajadora del centro y su hija. "He nacido en El Salvador, estudié en los jesuitas, conocí en su momento -aunque fuera accidentalmente- a Ellacuría... Tarde o temprano me tocaba hacer una historia de estas", bromea Uribe con este periódico, vía telefónica.

¿Qué nos vamos a encontrar en 'La mirada de Lucía'?

-Es la historia de Lucía, una mujer a la que presenciar accidentalmente la matanza de los jesuitas cambió radicalmente su vida. Ella todavía vive, pero no ha podido volver al Salvador. Es una persona de integridad absoluta y una defensora de la verdad por encima de todo. Y además de contar la masacre de los jesuitas -que 30 años después hay que seguir reivindicando todavía-, creo que el testimonio de esta mujer es de una potencia y de una defensa de la verdad por encima de cualquier cosa que en los tiempos que corren, está muy bien.

¿Son la memoria y la verdad los pilares de la película?

-Sí, el hilo conductor que lleva a esta mujer a pasar el calvario que pasa es contar la verdad. Ella entiende que lo que vio era cierto, no entiende por qué no pude decirlo y por qué todo el mundo, o mucha gente, quiere ocultar eso. Es la lucha por contar la verdad.

¿De qué manera se narra la historia, desde esa mirada de Lucía?

-No tiene un montaje lineal. La película arranca con Lucía Cerna, que huyó del Salvador con su marido y con su hija y sigue con la llegada de la familia a Miami, en el año 89. Llegan con agentes del FBI y la CIA y a partir de ahí y sus interrogatorios, vamos contando lo que sucedió.

¿Cómo ha sido el trabajo de documentación y escritura de guion, en el que contaron con el asesoramiento de la Compañía de Jesús?

-Ha habido muchas fases, llevo con el proyecto cuatro años. Estuve con Daniel Cebrián, el guionista, visitando a Lucía en California, donde vive en un pueblo recóndito, con su marido. También estuvimos con el padre Tojeira, que fue el provincial que se hizo cargo de todo una vez ocurrió la matanza. Además, visitamos la UCA, los sitios donde sucedieron los hechos€ Pero sobre todo la fuente principal ha sido ella, Lucía.

¿Qué opinó de llevar a la gran pantalla su historia personal?

-Contacté con ella a través de los jesuitas y fuimos a verla. Ella no había vuelto a hablar de esto en veintitantos años y fue una catarsis, estuvo llorando y sacó todo fuera. Fue muy emocionante... Le pedí permiso para contar su historia y le pareció bien. Seguimos en contacto, el primer día de rodaje le mandamos una foto por WhatsApp con Juana (risas).

Han pasado más de 30 años y la historia del filme sigue de plena actualidad, ya que el pasado año se condenó a Inocente Montano, el excoronel y exviceministro de Seguridad Pública de El Salvador, a 133 años de cárcel por su inculpación en la matanza de los jesuitas.

-El caso sigue coleando. Allí hubo una primera condena, luego amnistía y estaban en la calle€ Y al único de los responsables de alto nivel que pudieron pillar fue a este hombre, que lo detuvieron por otras circunstancias en Estados Unidos y en España el juez que lleva el caso pidió la extradición y se le pudo juzgar. Eso está muy bien, pero todavía hay mucha gente impune que no ha pagado por lo que hizo.

¿Cree que esta película es una forma de hacer justicia?

-Sí, creo que es bueno recordar todo lo que sucedió. Para mí lo de la matanza de los jesuitas fue casi, a nivel de prensa, igual que el 11-S. Es de esas noticias que me impactó de una manera brutal desgraciadamente.

Y tras rodar en Navarra, finalizarán la película en Colombia.

-Sí, volamos ya el fin de semana que viene. Hemos encontrado en Cali unos exteriores donde se pueden reconstruir la UCA y otros exteriores del Salvador como de Miami. Optamos por ir a Cali porque, ahora mismo, en El Salvador es imposible...