- "Hacer la Quincena Musical ha valido la pena", aseguró ayer su director, Patrick Alfaya, en la rueda de prensa de balance de resultados de una 81ª edición marcada por el COVID-19, tanto en lo artístico, como en lo técnico y también en lo referente a los aforos. Los datos parecen darle la razón. No en vano, de media, se han llenado los recintos "al 99%", si bien es cierto que las butacas disponibles han sido bastantes menos.

"¿Qué hubiese ocurrido si el aforo hubiese sido del 100%? Me lo he preguntado a mí mismo y me lo ha preguntado mucha gente; no lo sé", aseguró el responsable del decano de los festivales de música clásica del Estado; un encuentro con un público envejecido perteneciente al grupo de riesgo, recordó. Aún así, se ha conseguido generar "un entorno seguro", incidiendo la idea de que este tipo de encuentros no suponen un mayor riesgo: "No puedo leer todo lo que ocurre en el mundo, pero no he leído que una sala de conciertos, un teatro o un cine haya sido un foco de contagio".

Alfaya reivindicó que en un contexto en el que la gran mayoría de festivales han decidido no celebrarse, la Quincena, como previamente hizo el Jazzaldia, decidió adecuarse a la situación y sacar adelante un programa de medio centenar de conciertos con una fuerte base local, sin que la calidad se resintiese en ningún momento. "Suena muy banal pero la vida sigue, no podemos seguir en casa toda la vida", apuntó, al tiempo que manifestó el temor de que si esta situación se prolonga mucho en el tiempo, "se perderá el hábito" del consumo cultural: "Será la muerte". "Una sociedad sin cultura es una sociedad que se muere", reiteró.

Así, a juicio de Alfaya, instituciones como la que dirige, "a pesar de la situación tan dramática que se ha vivido", tenía que "tomar la delantera" y "poner en marcha la industria cultural", dado que "hay muchas personas que dependen" de esta actividad. Para sus responsables, la Quincena debía de ser "punta de lanza", "porque los promotores pequeños lo tienen mucho más difícil", siempre con humildad y sin arrogarse "el papel de maestros".

La edición ha generado 101 contratos artísticos, además de suponer la activación de otros 495 contratos laborales correspondientes a empresas que han trabajado con el festival. La organización ha gastado algo más de medio millón de euros en contratos, de los cuales 300.000 han ido destinados a artistas y el resto ha financiado gastos de personal de sala y servicios de montaje y producción. "No vamos a decir que hemos sido el salvavidas de nadie, pero creo que sí hemos contribuido a poner en marcha el sector y poder ayudar y contribuir en algo en que artistas hayan podido continuar sacando adelante su trabajo y hayan podido ganar un dinero, al igual que la gente de producción y el personal de sala, entre otros", explicó Alfaya, quien también añadió que, en esta ocasión, la organización ha gastado más en contratar a personal de sala, pese a que el público iba a ser menor.

Comparar la presente edición con la anterior no sería muy justo, dado que no se han celebrado en igualdad de condiciones; no obstante, Alfaya en una voluntad de transparencia que le es propia, dio una explicación pormenorizada de los datos de lo que ha acontecido durante este mes de agosto en los distintos recintos de Quincena, siempre puestos en el pertinente contexto.

En primer lugar, por decisión propia, el presupuesto de este festival público se redujo de 2,6 a 1,12 millones de euros, renunciando a parte de la financiación pública y limitando los patrocinios. En cuanto a la taquilla, en esta ocasión -la Quincena es uno de los festivales del Estado que mayor nivel de autofinanciación tiene, llegando a suponer la venta de entradas entre el 45% y el 50% del presupuesto en una edición normal- han recaudado 112.000 euros, "una novena parte" de lo que se consiguió el año pasado.

"¿Por qué si reduces un 45% el presupuesto, no recaudas un 45% en taquilla?". La reducción tiene que ver por una programación y unos aforos más reducidos, y también por un menor precio en las entradas. En el caso del Kursaal, por ejemplo, de 1.800 butacas disponibles, solo se usaron 600, mientras que en el resto de recintos el aforo fue del 50%. Asimismo, en el citado auditorio donostiarra solo ha habido cinco espectáculos este año, frente a la docena que se programaron en 2019.

Por otra parte, explicó Alfaya, el hecho de haber tenido que recurrir a unos programas y propuestas de cámara -"había que gastar donde hay más músicos autónomos"-, ha hecho que las entradas no hayan sido más baratas y, por lo tanto, también se haya recaudado menos. "Cuando logramos grandes taquillas y rozamos el millón de euros, hasta el 80% suele salir del Kursaal", expuso, al tiempo que indicó que hay ocasiones en los que conciertos que organizan que llegan a pagarse al completo con el taquillaje, "algo que entre promotores públicos no suele ser muy habitual".

En total, han sido casi 12.000 los espectadores que han acudido a los programas de la Quincena, lo que supone haber completado en más de un 90% de media todos los aforos en esta situación: "La ocupación ha sido altísima". El año pasado, en una edición muy diferente, fueron 40.000 los asistentes a los conciertos.

La Quincena Musical bajará hoy el telón con la actuación en el Kursaal de Les Musiciens du Louvre, orquesta dirigida por su fundador, Marc Minkowski. Alfaya explicó que es un concierto relevante, dado que este conjunto, especializado en tocar con instrumentos de época, es el único de toda la programación que procede del extranjero.

12.000

Con un tercio del aforo en el Kursaal, y un 50% en el resto de los recintos, la Quincena ha tenido una ocupación del 99%, lo que da un resultado en cifras totales de 12.000 personas.

112.000

Con un presupuesto que ha pasado de 2,6 a 1,13 millones de euros, el festival de música clásica ha recaudado 112.000 euros, "una novena parte" de lo que se ingresó el año pasado por venta de entradas y con los aforos al 100%. Las propuestas, eminentemente de cámara y en pequeño formato, han hecho que el precio de las entradas también sea inferior.

525.000

La Quincena ha invertido 525.000 euros en contrataciones de artistas y personal de apoyo.