ntes, mucho antes, de que las televisiones le echaran tanto morro como para ocupar el prime time del verano con programas repetidos del invierno que han perdido toda la actualidad, las teles ponían en antena programas ideados para la ocasión. TVE se apuntó a la moda de emitir un programa diario en el prime time de los meses de julio y agosto por primera vez en 1992 con el concurso Sin vergüenza.

Presentado por Ángeles Martín y dirigido y producido por La Trinca (Gestmusic), fue uno de los espacios de televisión que mejor ha sabido utilizar los recursos sonoros para imprimirle dinamismo a su media hora de emisión, en la que dos concursantes tenían que resolver diversas pruebas con ayuda de gente anónima que el programa se encontraba por la calle.

En la primera parte, cada día se jugaban tres de las cinco pruebas disponibles, algunas de las cuales años después se independizarían siendo Sin vergüenza la cuna de nuevos concursos de televisión. Es el caso de Al pie de la letra, donde los concursantes tenían que saber la letra de una canción que cantaba un ciudadano en la calle, y que años después Antena 3 emitió, ya en plató, con ese nombre, o ¿Lo hará o no lo hará? en el que apostaban si una persona cumpliría el desafío que le hacía un reportero y que años después inspiraría a X cuanto?, de las teles autonómicas, donde se hacían diversas locuras a cambio de dinero. Completaban la ruleta de juego Básculamóvil, en el que había que adivinar el peso de los voluntarios que se prestaban a subirse a una báscula callejera; Interferencias, donde un concursante dificultaba a otro escuchar una explicación para que no adivina de qué tema hablaban y otros como La muestra humana o Mímame, que alternaron su emisión proponiendo palabras encadenadas que el concursante del plató debía adivinar. Tras estos juegos callejeros, estaban el cómico Pepe Rubianes (después le sustituiría Gracia Olayo, del trío cómico Las Veneno), la actriz Amparo Muñoz o el cantante Manuel Josep.

Ya en la segunda fase, el ganador de la primera parte se enfrentaba El torbellino, El chapuzón o La jaula de los globos, tres variedades del mismo juego en el que había que pillar bolas o globos que se multiplicaban por dinero. A quienes ganaban tres programas, el máximo, le esperaba una caja fuerte final con otros 18.000 euros.

El concurso, que dio alas a la carrera de presentadora y actriz de Ángeles Martín, alcanzó cifras de audiencia de auténtico récord: un 34,9% en el verano olímpico de 1992, que le garantizó la renovación. Pese a ello, al verano siguiente TVE lo recolocó en horario matinal y, acabado el verano, aunque se despidieron hasta el año siguiente, nunca más regresó.