donostia - Queda poco más de una semana para que el Kursaal de Donostia acoja la opera Don Giovanni y los integrantes de Opus Lírica ultiman los preparativos de una obra que busca no dejar indiferente a nadie. De hecho, la asociación persigue con esta historia, estrenada por primera vez en 1787, sacudir las conciencias actuales, porque "cuántos Don Giovannis hay cada día". "En el siglo XVIII Don Giovanni podía parecer un héroe; ahora es todo lo contrario. Tratarlo como si fuera un héroe nos llevaría a la incongruencia. Es un maltratador, alguien sin escrúpulos, y su personaje nos debe llevar al debate". Quien habla es Marcelo Guzzo, quien dará vida a este particular Don Juan.

Ayer tuvo lugar la presentación de la obra en la Iglesia de Zorroaga, a la que siguió un ensayo de la misma, y quedó patente que el montaje de Opus Lírica persigue llevar a cabo algo mucho más profundo que una bella ópera. "La ópera debe tener una función social y un compromiso; como arte escénica, tiene que contar algo, llegar al espectador. En el teatro lo que vale es el mensaje; en la ópera también, pero se entiende como algo caduco en el tiempo, sin opción de conmover. Lo que queremos es que lo que se cuente sea un compromiso de la realidad que vivimos hoy en día. Este Don Giovanni no va a quedar en una especie de objeto de deseo. Lo que nos interesa es que el contenido conmueva o sea debatido", explicó.

"Todo el mundo lleva un Don Giovanni dentro: un cazador, un egoísta. Y nos interesa saber por qué actúa así, que hay dentro del ser humano, qué ha llevado a don Giovanni a ser como es y qué ocurre con los personajes por conocerle a él", añadió.

un montaje atemporal La atemporalidad del mensaje quedará simbolizada por el propio escenario, que no será realista, jugará con paneles giratorios, espejos, colores blancos, grises y negros. Contará con un espacio central, de exhibición, y un laberinto que reflejará la huida hacia adelante de los personajes.

En el centro, además, un grupo de esculturas del artista Tomás Murua representarán a cada una de las víctimas de Don Giovanni. "Cada vez que se cobra una víctima, Don Giovanni quita el velo a una escultura, de este modo unimos la ópera con el arte escultórico", contó.

Otra gran carga simbólica del montaje recaerá en el vestuario de los actores, y es que, si doña Ana (Ainhoa Garmendia) o Doña Elvira (Miren Urbieta-Vega) estarán representadas como mujeres del siglo XVII, Zerlina (María Martín) o Masetto (Juan Laborería), serán dos jóvenes hippies . "El vestuario intenta reflejar el perfil de cada personaje, qué connotaciones tiene su carácter", apuntó.

Así, por ejemplo, Don Giovanni lucirá una especie de falda samurái y corsé femenino que combinará con una camisa y corbata propiamente masculinas. "Es una persona que tiene un problema, odia a las mujeres, las utiliza y las denigra. Por eso tiene un componente masculino y otro femenino en conflicto", indicaron los responsables de Opus Lírica.

Esta ópera de Mozart se representará los días 21, 22 y 23 de febrero en el auditorio del Kursaal.