donostia - A falta de 17 días para que el museo ideado por Eduardo Chillida y Pilar Belzunce reabra sus puertas, después de casi una década cerrado solo accesible a visitas concertadas, la barcelonesa Mireia Massagué, que se convirtió el pasado mes de octubre en directora del recinto, se encuentra inmersa en los preparativos para la inauguración, para la visita previa que tendrá lugar el 13 y 14 de abril y para la primera exposición retrospectiva. En diciembre de 2017, la galería suiza Hauser & Wirth anunció la representación del legado del donostiarra y la reinauguración del museo durante el pasado año; apertura que se ha retrasado hasta ahora. Massagué, centrada en mejorar la experiencia de usuario del lugar, considera que la empresa es el “perfecto compañero” para un centro que, por primera vez, se abrirá a otros artistas, siempre y cuando hayan tenido relación con Chillida. La directora opina que “es una manera de explicar todavía mejor a Eduardo Chillida” y en eso la familia y el equipo “están totalmente de acuerdo”.

¿Cómo ha sido el aterrizaje en Chillida Leku?

-Ha sido estupendo; con mucha ilusión. Solo el hecho de que te inviten a participar en un proyecto como este y luego poder integrarte en el equipo es de las pocas oportunidades que te pasan en la vida y de los que no puedes estar más que agradecida. La familia Chillida me ha acogido muy bien, y el equipo que me he encontrado en el museo es estupendo.

¿Conocía el museo con anterioridad?

-Había estado, creo que como muchos catalanes, en una Semana Santa, en 2006. Es de esos recuerdos que se te quedan. Todo el mundo pregunta ¿Qué habéis hecho en Chillida Leku? Y yo respondo que Chillida Leku sigue como debe ser y como Eduardo Chillida y Pilar Belzunce pensaron. Toda esa magia y todo ese encanto es imposible que desaparezca. Tenemos ganas de que la gente venga y vuelva a acercarse a sus obras, que es lo que Eduardo quería.

¿Qué le atrajo de la propuesta?

-Además de ser una amante del arte, siempre he intentado estar vinculada al tema de la gestión cultural. Eduardo Chillida es uno de los más grandes, por no decir el más grande, escultor del siglo XX. Sobran palabras para decir que es un proyecto de los más punteros. Tenemos que recordar que Eduardo estuvo en la inauguración de su propio museo; es un centro hecho por el artista en vida, podríamos contar poquísimos casos. Es realmente un sitio muy especial y todo el mundo que quiere conocer más del artista, su lugar es Chilida Leku.

¿La propuesta le llegó de Hauser & Wirth o de la familia Chillida?

-Fue conjunta. La familia y Hauser & Wirth buscaban a las personas adecuadas para liderar el equipo y, al final, tuve la suerte de encajar para ambas partes; la verdad es que es una suerte.

Tiene amplia experiencia en gestión cultural. ¿Supone Chillida Leku un reto para usted?

-Por una parte es un reto, porque la anterior etapa dejó un estándar muy alto. La gente le recuerda con mucho amor. Desde mi punto de vista, lo que quiero aportar es una gestión en lo que es la experiencia de usuario. Barcelona es muy distinta en muchos aspectos a Donostia y Gipuzkoa, pero hay que destacar cómo durante los últimos años se ha desarrollado el territorio a nivel de visitantes y a nivel de atractivo. No solo en materia gastronómica, también en cultura ha habido un crecimiento; atendiendo las previsiones para los próximos años, creo que Chillida Leku abre en un momento clave.

Ha trabajado tanto en la Administración pública, como en centros privados.

-Efectivamente, el Teatre Nacional de Catalunya es público y el proyecto de Gaudí es privado. De hecho, de Gaudí podemos decir que es el valor de mayor importancia que tiene hoy en día Barcelona. En cambio, está gestionado desde manos privadas. Cada edificio de Gaudí tiene un padre y una madre distintas: Casa Batlló es de un privado, La Pedrera es de una fundación de un banco, la Sagrada Familia es de la Iglesia? Quiero decir que la complejidad y la gestión de Gaudí es muy particular. Espero que la suma de estas experiencias puedan aportar un valor diferencial para dar una experiencia de usuario dentro del museo.

¿Qué medidas van a tomar para mejorar esa experiencia?

-Este ha sido el objetivo de la renovación. Nos encontramos con un caserío maravilloso hecho por el artista, con unas obras y unas campas; todo eso está ahí y está perfecto. Lo único que hemos hecho es adecuar las instalaciones que atienden a los visitantes, ordenar y mejorar la entrada para el ticket office; ahora las entradas también se podrán comprar por Internet; estudiamos cómo gestionar el control de acceso. Estamos mejorando con la Diputación la accesibilidad con transporte público. Hoy en día solo hay un autobús que pare en Chillida Leku -línea G2-. Nos encantaría que el bidegorri llegase hasta el museo. La carretera entre Recalde y Galarreta es un poco complicada y va a merecer un estudio para sacar adelante un proyecto de mayor accesibilidad. Hace 20 años el concepto de movilidad que existía no tenía nada que ver con el que tenemos ahora, y eso es algo que trabajaremos porque la Administración está muy abierta a ello. El parking y el coche privado deja de tener sentido hoy en día y más estando tan cerca el Topo y el bidegorri.

¿Han colaborado con otras instituciones?

-También hemos añadido acceso a Internet, que antes no había, y lo hemos podido hacer gracias a la ayuda del Gobierno Vasco. Trabajamos con los ayuntamientos de Hernani y Donostia para facilitar y mejorar la comunicación de los accesos, y para ver cómo vamos a trabajar con los públicos de estos dos municipios. Abrir es solo la anécdota, lo de verdad es comenzar a caminar después de la apertura.

Por lo tanto, las obras que están ejecutando son mínimas y de carácter más técnico.

-De adecuación, absolutamente. Por ejemplo, en el caserío se ha actualizado todo el sistema de iluminación. Hace 20 años que se instaló, ahora es todo LED. También se han mejorado todas las cubiertas y la impermeabilidad del edificio. Hemos hecho una intervención para una puesta a punto y sí que es verdad que la novedad es tener una cafetería, que no existía antes. Hoy en día cualquier equipamiento, cualquier piscina municipal, tiene una cafetería o un restaurante; cómo no la íbamos a tener nosotros para nuestros visitantes. A su vez, se ha renovado toda la tienda y todos los productos que se encuentran en ella.

Comenta que la inauguración es la anécdota y que luego viene el camino. ¿Cómo será la primera exposición temporal, ‘Eduardo Chillida. Ecos’?

-Se ha trabajado para hacer una gran retrospectiva a toda la obra de Eduardo. Se ha intentado tener desde sus primeras obras, incluso las que hizo en París en los 40 y 50, hasta la obra pública más actual. Destacamos también monumentos como son el Peine del Viento; tendremos una exposición especialmente dedicada porque, después de haberse declarado Bien de Interés Cultural, sería una gran ilusión para nosotros y para los donostiarras que saliese adelante el proyecto que hay para que sea en un futuro Patrimonio de la Unesco. Nos hacía ilusión remarcar la obra del Peine y en consecuencia toda la obra pública; fue muy importante para Eduardo pensar cómo hacer llegar las obras a más gente. Que un trabajo suyo lo pudiera adquirir un coleccionista es fantástico; tener un museo, todavía mejor; pero cómo no tener obra pública para que cualquiera se pudiera acercar. Creíamos que valorar toda esa andadura debía ser el inicio para Chillida Leku.

¿Cuántas obras van a exponer?

-Unas 40 obras exteriores. En el interior, más de 80, teniendo en cuenta cesiones que nos han hecho de obras que hacía un montón que no habían estado en Chillida Leku, desde que se hicieron y salieron. También habrá obras en papel, documentación para intentar demostrar y explicar; y parte del archivo. El proyecto del archivo es muy importante para nosotros a medio plazo, porque poder hacer accesible y público un archivo personal del artista y de su biblioteca personal es un reto; creemos que puede ser algo muy bonito.

¿Qué plantean para el acto de inauguración del día 17 de abril?

-Ya lo veréis. Lo que te decía, el acto de inauguración es importante porque es el punto de salida pero, sí que es verdad que, por ejemplo, para el fin de semana de puertas abiertas -13 y 14 de abril- hemos preparado actividades para que la gente pueda tener una experiencia más allá de la propia visita. Las visitas guiadas se podrán adquirir con la entrada. Es decir, estamos pensando en el visitante, que es nuestro principal objetivo más allá de la inauguración. He de decir que Chillida Leku, al haber explotado la primavera y como no llueve, está precioso de cara a la inauguración. Esperemos que nos respete el tiempo.

De cara a las futuras exposiciones, ¿qué línea curatorial van a seguir?

-Estamos todavía trabajando en los futuros programas. La inauguración nos roba todos nuestros minutos del día. Nuestra idea sería seguir explicando la obra de Eduardo, que tuvo una vida muy intensa y muy rica, y tuvo relación con un montón de intelectuales y artistas de muchos campos distintos. Nos gustaría seguir explicando e indagando en esa vida.

¿Significa que el museo se abrirá a exponer obras de otros artistas que tuvieron relación con Eduardo Chillida?

-Exacto, es una de las opciones que estamos trabajando, sí.

Se lo pregunto porque la familia Chillida siempre ha sido reacia a que la obra de Eduardo compartiese espacio con otros artistas en el museo.

-Creo que, en ese sentido, desde el museo estoy trabajando muy intensamente con la familia, con Ignacio, Luis y con todos, cada día. Añadir otros artistas que tuvieron relación con él, es una manera de explicar aún mejor a Eduardo Chillida y en eso estamos totalmente de acuerdo. Otra cosa sería que hiciéramos exposiciones de otros artistas y como directora creo que no es el cometido del museo. Chillida Leku el sitio el sitio donde venir a aprender a Eduardo Chillida. Con lo cual, lo que tiene sentido es poner en contexto su obra en relación a su momento y es lo que vamos a hacer.

¿El museo va a volver a ser el eje del universo de la obra de Chililda?

-Totalmente. Aun así, creo que nunca lo ha dejado de ser. Todas las experiencias por las que ha pasado el museo aportan al mismo. Esta es una nueva etapa que llega en este momento, pero Chillida Leku debe seguir siendo el eje porque es lo que Eduardo y Pilar quisieron.

¿Cómo harán para aunar público local y foráneo?

-A partir de las entradas vamos a facilitar que la visita sea recurrente. Una exposición tan extensa merece ser visitada más de un día, sobre todo, si eres vecino y tienes esta suerte. Por otro lado, vamos a ir organizando, como hacen todos los museos, conferencias, talleres, etcétera. Vamos a dotar a Chillida Leku de una programación que pueda servir de excusa para cualquiera que quiera visitarlo. A nivel de público internacional, no hemos de perder de vista el buen momento en el que está Gipuzkoa. El Museo Guggenheim lleva 20 años trabajando atrayendo público interesado en el mundo del arte; estamos interesados en atraerlos a Chillida Leku. Además de la apertura del centro Botín en Santander, en Euskadi tenemos el Museo Balenciaga y Artium. El norte se está convirtiendo en un polo cultural muy importante y nacemos en un gran momento para sumar.

Desde que en diciembre de 2017 la galería suiza Hauser & Wirth anunciase la representación de las obras de Chillida, ha llevado a cabo varias exposiciones. ¿Han servido para resituar al artista donostiarra a nivel internacional?

-La relación de Hauser & Wirth con la familia les compete más a ellos. Eduardo Chillida estuvo muchos años representado por la galería Maeght, luego decidió dejarlo. La oportunidad que nos da Hauser & Wirth para relanzar la figura del museo la tenemos que aprovechar y apoyarnos en ellos. Todas estas exposiciones que ha hecho en el marco de la gestión de la obra de Eduardo es un fantástico escaparate para nosotros.

¿Hauser & Wirth va a tener algún espacio en Chillida Leku? Me refiero a, por ejemplo, alguna oficina.

-No. En el museo estamos trabajando todo el personal de Chillida Leku. Evidentemente, la familia tiene un contacto directo con la representación de la galería. Estamos encantados, siempre que quieran, de recibir su visita y acogerlos. Es un gran soporte para nosotros.

¿Hasta que punto que Hauser & Wirth participa en la programación del museo?

-El museo es parte de la obra de Eduardo, por lo tanto tenemos contacto y muy buena relación con la galería. Lo más importante es que ellos también nos pueden facilitar y abrir puertas en las que nosotros podamos tener interés; lo vamos a aprovechar al máximo. Es un apoyo que tenemos, que se suma al resto con los que contamos. Si nos pueden ayudar y quiero pedirles consejo en algunos temas que considere, están para darnos soporte. Hauser & Wirth es una de las grandes empresas del mundo del arte hoy en día y seguro que son un perfecto compañero para la sucesión de Eduardo Chillida y lo son para el museo.