La degeneración de las relaciones de pareja. Eso es lo que cuenta Sherezade y las capas de la cebolla, la última producción teatral de Vaivén que se presentará esta tarde en euskera en el Teatro Principal de Donostia. Mañana repetirán la actuación en euskera, pero la del domingo será en castellano.

Esta obra, en palabras de la directora de Vaivén, Ana Pimenta, es algo “diferente”, más al estilo de producciones europeas, donde el “fondo y la forma se funden, donde es igual de importante lo que se cuenta y cómo se hace”. Se trata de una colaboración con Chapitô, una compañía de larga trayectoria y muy premiada, lo que conlleva que su “carácter” también está presente en la función.

Pimenta explica que sus producciones suelen estar “más basadas en el texto” y en esta ocasión la “forma” es distinta: “Estamos hablando de una obra que a veces es surrealista y, por momentos, más poética. Además exige a los actores un gran trabajo y esfuerzo de interpretación”, relata, al tiempo que añade que es una obra “diferente” con la que el público puede conectar muy fácilmente, dado que aborda temas muy actuales y presentes en la sociedad.

Sherezade y las capas de la cebolla es un “cuento tragicómico” sobre una pareja convencional que comienza su relación de manera “idílica”, pero el tiempo, las tradiciones, las convenciones sociales y el ámbito laboral del hombre la van degradando. Pese a lo complicado del tema, la directora quiere disipar cualquier tipo de miedo: “Es una obra con mucho humor, que sirve para aligerar los momentos dramáticos. Sirve para hablar de cosas tremendas, pero en una clave en la que el espectador se le haga más amable”.

Además de los dos personajes que componen a la pareja, otros dos le dan el peso metafórico a la obra. Por un lado se encuentra la abuela fallecida que se aparece para recordar el peso de las tradiciones a la mujer. Por otro, de forma omnipresente se encuentra la niña que aún no ha nacido y que duda sobre si venir a un mundo así. Representan el pasado y el futuro, respectivamente.

la sociedad patriarcal ¿Y por qué Sherezade? Pimenta explica que se trata de una versión “libérrima y metafórica” del cuento de las Mil y una noches. “Sherezade encarna para mí una mujer en un mundo rodeado por el poder masculino, encarnado por el sultán, en el que con astucia e inteligencia utiliza los cuentos para sobrevivir”, comenta. En esta obra cada personaje es Sherezade, dado que narra una serie de cuentos para poder sobrellevar su vida.

La responsable de Vaivén indica que la obra habla sobre la mujer que vive encerrada en las convenciones sociales de un patriarcado latente. Pero insiste en que han querido ir más allá para mostrar cómo ese patriarcado también afecta al hombre, que “no siempre es victimario, sino que a veces también se siente víctima”. “La obra habla de una sociedad que avanza muy despacio y que nos tiene atenazados en roles casi de otro siglo, pero que están ahí. Hablamos de un retrato de la pareja actual, aunque parece que hablemos de modelos un poco más antiguos que, por desgracia, aún hoy reproducimos”, apunta y agrega que con la función busca reflexionar sobre estas cuestiones para que entre todos la sociedad cambie.

Con respecto a las “capas de la cebolla” del título de la obra, explica que durante toda la obra se proyectarán imágenes que evocarán situaciones y sentimientos que los espectadores encontrarán “muy reconocibles”. Asimismo, esas capas de la cebolla también representan a los cuentos que se narran en la obra. También es el consejo que la abuela le da al personaje de la mujer: “Fíjate en ella y cría capas, acostúmbrate a protegerte con ellas”.

VAIVÉN CUMPLE 20 AÑOS Sherezade y las capas de la cebolla es la vigésimo cuarta obra de Vaivén. 24 obras que se han llevado a cabo a lo largo de dos décadas. Ana Pimenta echa la mirada atrás y recuerda cómo comenzó Vaivén gracias al trabajo conjunto con Iñaki Salvador. Reconoce que cuando empezaron tenían algo de “miedo” porque no sabían cómo iban a responder los espectadores.

Su primera obra fue La coraje, basada en Madre coraje de Bertolt Brecht. “Estábamos hablando de todo lo que ocurría en Europa a comienzos de los 90, del conflicto de los Balcanes...”, rememora, pero aclara que frente al temor inicial el espectáculo les fue muy bien.

Pimenta hace retrospectiva de sus producciones. Trae a la mente espectáculos como ¡Nasdrovia Chejov!, Purga, relecturas de clásicos como Antígona o la exitosa Último tren a Trevlinka -se han hecho más de un centenar de funciones hasta la fecha, y durante 2018 se volverán a hacer otras 45-. La directora considera que la mayoría de ellas han sido siempre muy bien acogidas y que la compañía ha dejado su impronta hablando de “las cosas que a la gente le interesaban, esas que nos rodean, siempre de una forma crítica huyendo del moralismo”. Al igual que harán hoy con su particular Sherezade.