Casablanca, 70 años de un mito
MADRID. "Algún día lo comprenderás. Vamos, vamos... ve con él Ilsa", le dice Bogart a una despechada Bergman a la que obliga a subir a un avión junto a su marido, Victor Laszlo (Paul Henreid). Pues después de toda una vida, setenta años han pasado, todavía hay quienes no entienden por qué Rick renunció su gran amor.
De hecho, se cuenta que el rodaje arrancó sin un final cerrado, sin que los miembros del equipo, y puede que ni los propios guionistas, supieran si sería Rick Victor Laszlo quien se quedaría al lado de Ilsa. Es uno de tantos mitología de uno de los grandes clásicos del Séptimo Arte. Una cinta basada en la obra teatral Everybody comes to Rick's, montaje, por cierto, que no se estrenó hasta que Casablanca se convirtió en un inesperado éxito cinematográfico.
Inesperado, sí. Cuentan las crónicas de la época que en el rodaje de Casablanca. El protagonista era demasiado bajito para rodar algunas escenas, el pianista (Sam, encarnado por Dooley Wilson) no sabía tocar el piano, los documentos que eran un elemento clave en la trama -las cartas de libre tránsito- nunca existieron, algunos de los actores protagonistas no se soportaban...
Con este caldo de cultivo no es de extrañar que ninguno de los productores, guionistas, actores, ni siquiera el director que filmaron Casablanca en los estudios de Warner Bros. -solo las escenas del aeropuerto se rodaron en exteriores- pensaban que la cinta que se estrenó el 26 de noviembre de 1942 en el Teatro Hollywood de Nueva York ganaría tres Oscar de la Academia: mejor película, mejor director y mejor guión.
No en vano Rick era el primer personaje "romántico" -en sentido estricto- para Humphrey Bogart, cuya elección fue algo polémica. Se llegó a decir que el papel lo rechazó Ronald Reagan. Con el paso de los años Reagan se convertiría en presidente de los Estados Unidos. Bogart en leyenda.