"Necesito mezclar el terror con la comedia"

DOnostia. Aunque nació en Singapur y luego residió en Berlín, Matthias Hoene lleva quince años viviendo en el East End de Londres. Por eso sabe bien que los cockneys, apelativo que reciben parte de los habitantes de ese área de la ciudad, están acostumbrados a luchar contra la adversidad. "Tienen un gran sentido de la comunidad, se protegen unos a otros e históricamente se han unido contra cualquier tipo de invasores, entre otros los nazis. Pero nunca se habían enfrentado a los zombis", advierte.

De esa premisa parte el debut en el largometraje de Hoene, que se sirvió de un guión del británico James Moran (Severance, 2006). La idea, según afirmó ayer el cineasta en rueda de prensa, era hacer un homenaje a la comunidad cockney, de clase obrera, y reflejar también los cambios que ha sufrido el East End en los últimos tiempos, con el éxodo de muchos vecinos y el derribo o modernización de gran parte de sus edificios. Así, los monstruos de la película simbolizarían también a otro tipo de invasores, a los bancos y las constructoras que "están modificando el barrio".

El realizador es consciente de lo difícil que es aportar novedades al género, y de hecho, no tiene inconveniente en citar como influencias clásicos modernos como The Evil Dead (Sam Raimi, 1982) o Braindead (Peter Jackson, 1992), a los que suma otros títulos como Grabbers (2012), de su amigo Jon Wright, que se proyectará este martes en la Semana. "REC 3 (2012) también es muy divertida", añadió mostrando su conocimiento del cine español.

Pero su filme, dijo, posee un "nuevo enfoque" porque lleva la acción al East End y por la presencia de los cockneys, que jamás habían protagonizado una película de zombis. Al director le "encanta" a la actitud de normalidad con la que los cockneys se enfrentan a ellos: "Lejos de tenerles miedo, dicen: 'Bah, son zombis, que se jodan'. Y luchan sin dejar traslucir miedo ni terror. Y se enfrentarían del mismo modo a aliens, zulús o vampiros".

A su juicio, no es fácil encontrar el "tono correcto" para hacer una comedia de terror. "Necesitas contar una historia más o menos veraz, que haya humor y provoque sustos", aseguró un realizador a quien también le parece muy complicado hacer solo terror: "Necesito mezclarlo con comedia". Y de hecho, ha inventado el término zomedia para definir Cockneys VS Zombies.

ancianos vs. zombies Otro aspecto novedoso es la inclusión de ancianos que participan en la gesta anti-zombi junto a los jóvenes encarnados, entre otros, por Rasmus Hardiker, Harry Treadaway y Michelle Ryan. El veterano actor Alan Ford, "el más cockney del reparto", guió a sus compañeros para que se comportaran y hablaran del modo más fiel posible. "También me agradeció haberle dado la oportunidad de besar a una chica Bond", dijo el director en alusión a Honor Blackman, que en su día actuó en James Bond contra Goldfinger (1964). "Pidió expresamente que su arma fuera el mazo y cuando yo decía '¡Corten!' ella seguía matando zombis", recordó.

En el filme aparecen 800 extras que se ofrecieron como voluntarios para hacer de zombis y recibieron entrenamiento de un coreógrafo que les enseñó a moverse: "Era importante que cada uno tuviera su propio carácter. Los zombis caminan lentos, arrastran los pies... Son entrañables, les tengo cariño porque nos recuerdan a una versión inferior de nosotros mismos".